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Lo que nunca debes hacer si ves un accidente de tráfico

Prestar auxilio es una obligación, pero sin descuidar nuestra propia seguridad

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La omisión de socorro a las personas en peligro está recogido en el artículo 195 del Código Penal. La ley obliga, por tanto, a socorrer a cualquier persona que esté implicada en un accidente y esté en peligro. Por desgracia, según recoge Autocasión, es muy frecuente que la única víctima mortal de un accidente de tráfico sea alguien que se ha acercado al siniestro a ayudar y acaba siendo arrollado por un tercer vehículo. Esto se debe a dos factores de riesgo que coinciden y se suman.

Por este motivo, y ahora más que nunca que ya bastante víctimas mortales deja la crisis del coronavirus, os detallamos varios ejemplos de lo que no se debe hacer:

-No seguir los consejos PAS: Proteger (a nosotros mismos y la zona del siniestro), Avisar y Socorrer.

-Huir del accidente: La ley nos obliga a prestar auxilio. Si no lo hacemos, estamos cometiendo un delito, aunque no hayamos tenido la menor responsabilidad en el accidente. En el caso de haber estado implicados en el siniestro, además de la omisión de auxilio se considera huida, lo cual agrava la pena.

-Sacar al accidentado: Si la persona está inconsciente o no se puede mover por sí sola por estar herida o atrapada, no se debe intentar sacarla del coche. Hay que tratar de tranquilizarla, ya se ha llamado a emergencias y ellos conocen lo que tienen que hacer cuando lleguen. Sacar a una persona de un coche exige, en la mayoría de las ocasiones, herramientas pesadas de las que no dispondremos, por lo que no se debe intentar hacer nada que no se sepa con toda seguridad.

-Quitarle el casco a un motorista o ciclista: Jamás se manipula a un motorista o ciclista accidentado. Ni siquiera intentar tumbarlo en una posición determinada. Antes de mover a un accidentado de este tipo, hay que fijar partes claves del cuerpo (principalmente el cuello y la columna vertebral) para evitar lesiones peores.

-Provocar un atasco: Si ya hay gente socorriendo, no es necesario parar. Si hay un exceso de personas o coches, es más difícil conseguir serenidad, además de provocar un atasco.

-Ser morbosos: La curiosidad puede al ser humano y, al ver un accidente, la mayoría de la gente para a mirar qué ha pasado. Son momentos de confusión y de riesgo, pero, si ya hay gente socorriendo al accidentado, hay que mantener la vista en la carretera y continuar la ruta. A veces se producen choques en cadena por culpa de este tipo de comportamientos.