El mejor Brasil de la historia no fue siempre indiscutido

Así veían, hace 50 años y dos meses antes de México-70, a la Selección que dirigía Mario Zagallo.

Brasil había hecho una eliminatoria perfecta y, en el papel, era uno de los favoritos para ganar el Mundial de México, en 1970. Sin embargo, el que para muchos es el mejor equipo de la historia, el de los cinco ‘10’, no siempre fue visto con admiración.

La prensa de hace 50 años, dos meses antes de la Copa del Mundo, registraba muchas dudas acerca del rendimiento del equipo y lo calificaba con términos poco amables.

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La preocupación por el nivel de Brasil antes del Mundial, incluso, llevó a Zagallo a poner a Pelé como suplente por única vez en su carrera con la Selección: fue el 26 de abril de 1970, 38 días antes del debut en la Copa del Mundo contra Checoslovaquia. ‘O Rei’ fue al banco y usó la camiseta número 13.

El partido fue contra Bulgaría, en el estadio Morumbí, en el estadio Morumbí, y terminó 0-0. Los titulares fueron durísimos con el equipo, con términos como 'Todo mal' y atacando con todo el nivel de la Selección.  

O Globo también fue durísimo: "Fútbol de calidad inferior, eso es lo que jugó Brasil, contra la casi ninguna imagen que nos envió Bulgaria". 

Zagallo aún experimentaba con la nómina. Aparte de Pelé, otros que fueron titulares en el Mundial no jugaron en ese encuentro, como Félix, Pïazza y Everaldo, y Rivelino, que venía de una lesión, también fue suplente. 

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El equipo se iría transformando poco a poco en la máquina que deslumbró en la Copa del Mundo, y ya un mes después de ese criticadísimo amistoso contra Bulgaria, otro encuentro de preparación, contra Irapuato, daba mejores luces. El encuentro terminó 3-0. 

Cabe recordar que el equipo era dirigido en la eliminatoria por Joao Saldanha, quien renunció argumentando que recibía presiones para incluir jugadores en la nómina. Zagallo reacomodó el equipo para meter a todos los talentosos. 

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Rivelino, que había jugado solo un partido en la eliminatoria, encontró cabida en la titular y, de hecho, anotó el primer gol de Brasil en esa Copa del Mundo, contra Checoslovaquia, de tiro libre. Pelé nunca más volvió al banco. Gerson, Tostao y Jairzinho también encontraron su lugar. Y el equipo que dos meses antes de la eliminatoria no gustaba y no hacía goles, deslumbró y fue campeón. 

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