La visión de la psicóloga

Cómo saber qué necesito cuando decido pedir ayuda para la gestión emocional

by

Estamos en pleno proceso de adaptación a la nueva forma de convivencia con el virus de la Covid y todos los cambios que nos impone. Cerramos una semana de malas noticias en lo económico, pero también de alertas sobre los problemas de salud mental que la enfermedad en sí, el confinamiento, el cierre de las escuelas y el teletrabajo pueden tener sobre nosotros. La gestión emocional de la pandemia y del desconfinamiento es una gran fuente de estrés y sufrimiento. Pero, si lo hacemos bien, supone una oportunidad única para “sacar del armario” la salud emocional en general y en situaciones de crisis, ofreciendo información útil y basada en evidencias sobre la mejor forma de recuperarnos tras un impacto.

Empecemos por subrayar una diferencia. Simplificando, nuestro bienestar emocional puede verse afectado de tres formas distintas: podemos sufrir una enfermedad crónica como la esquizofrenia o un trastorno bipolar, entidades psicopatológicas con importante base biológica, que requieren de tratamientos farmacológicos y de rehabilitación psicológica para poder llevar una vida estable. O bien podemos experimentar los efectos a largo plazo de situaciones vitales complejas o de rasgos de personalidad que, sin ser una enfermedad crónica, dificultan nuestro ajuste a la vida diaria y causan estrés crónico, ansiedad y depresiones. Y, por último, están las reacciones normales frente a situaciones anormales , es decir, las respuestas a situaciones extraordinarias, infrecuentes y altamente impactantes, tras las que el objetivo principal consiste en evitar la cronificación del impacto inicial y la recuperación de una calidad de vida aceptable, similar a la que la persona tuviera antes del impacto.

Es muy importante tener clara esta di­e­rencia, porque el abordaje de cada una de las situaciones es distinto. Veamos sólo un ejemplo: si en la esquizofrenia la medicación es ­imprescindible, aunque no debe de ser la única herramienta, cada día hay más evidencias de la contraindicación y falta de resultados del abordaje farmacológico de las situaciones críticas. Pero, por encima de todo, en salud mental tenemos un importante problema: la falta de especialidades o, más bien, que estas especialidades sean conocidas por los usuarios. ¿Verdad que no vamos al dermatólogo cuando tenemos un esguince? En cambio en la salud emocional aún nos falta conocer tanto las especialidades, como en el uso de las ­diferentes formas de terapia y técnicas de ­intervención.