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Una estudiante utiliza su ordenador portátil. / Europa Press

Las utopías se realizan a veces

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Hasta determinado momento —aproximadamente, en los años setenta del siglo XX—, el pensamiento y los hábitos de la izquierda eran, salvo pocas excepciones, hostiles a la imaginación utópica. El título de un folleto de Engels de cien años antes, Del socialismo utópico al socialismo científico, lo dice todo sobre esta clase de aversión a los devaneos del espíritu. Pero la desconfianza progresiva en el marxismo dio alas, y no siempre con efectos saludables, a las utopías y a lo utópico, que en muchos ambientes han llegado a tomarse, desde entonces, como la más alta expresión de lo crítico y...

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