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Personal sanitario en las unidades de salud señala falta de recursos y capacitación efectiva

Especialistas insisten en que ese nivel de atención primaria debe ser de los primeros en recibir recursos, pues tiene demanda entre las comunidades urbanas y rurales.

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“Mandan bien poco (recurso) que hasta nos toca lavar las mascarillas porque se pueden acabar”. Esas palabras, pronunciadas por la empleada de una unidad de salud de Ahuachapán, revelan solo parte de las limitaciones con las que el personal de los centros de primer nivel de atención de salud enfrenta la pandemia del COVID-19.

El primer nivel de atención de salud abarca las unidades de salud, Fosalud y los Equipos Comunitarios de Salud (ECOS), a donde primero llegan a consultar los pacientes.

Dorita, como llamaremos a esta trabajadora que accedió a hablar bajo anonimato, dijo que en el sitio en donde trabaja los médicos que atienden a pacientes con síntomas de males respiratorios también sufren, pues en los últimos dos meses, que es el tiempo que lleva la emergencia, solo les han dotado de tres mascarillas N95.

Entre la espada y la pared, por el temor al contagio y el despido si denuncian, un enfermero de otra unidad de salud de La Unión comentó, bajo reserva de nombre, que a ellos deberían dotarlos de mejor equipo de bioseguridad porque “solo con las mascarillas y guantes no es suficiente protección”.

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Los promotores de las Unidades de Salud y ECOS están de igual forma entre los menos favorecidos. Uno de ellos, que también se desempeña en La Unión, señaló que en el centro en donde está asignado solo le dieron un traje especial en caso de que tengan que participar en el traslado de un fallecido con sospecha o confirmado de COVID-19, pero el traje solo se puede usar una vez.

Una experimentada promotora de salud de San Salvador, quien ha sido designada para labores en centros de contención, aseguró que han tenido que pelear por mascarillas quirúrgicas, pero aunque las autoridades han dicho de forma reiterada que ya les dieron insumos estos no han llegado hasta ellos.

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“Hasta hoy que se hizo una gran campaña que ya estaban los insumos, mentira, mentira, seguimos siempre luchando por las quirúrgicas, que ahorita no hay ni una en ningún establecimiento”, reiteró.

Otra de las cosas que administrativos, enfermeros y promotores lamentan es la escasa capacitación que han recibido y que se ha limitado en unos casos a una breve presentación en Power Point, o alguna circular con información sobre la enfermedad, síntomas y como prevenir.

La promotora capitalina dijo que ellos van aprendiendo por sí solos sobre protocolos, porque a nivel de las unidades de salud hoy no se trabaja de forma organizada, no hay planes de contingencia para sustituir personal en caso se enfermen.

No obstante, la falta de insumos no es lo único que les preocupa, sino la sobrecarga de trabajo, pues en el caso de la promotora de la zona urbana aseguró que está trabajando más allá de las 40 horas que les corresponden en un centro de contención.

Los temores y necesidades que describen los trabajadores discrepan con lo que señalan las autoridades de salud tanto a nivel central como local.

Sergio Zelayandía, gerente del Sistema Básico de Salud Integral (SIBASI), de La Unión, aseveró que todo el personal de las unidades de salud, hospitales y Fosalud recibió las respectivas capacitaciones del protocolo de prevención que deben aplicar al atender pacientes.

El funcionario, quien aseguró que en cada unidad de salud hay un espacio aparte para atender a los pacientes, afirmó que han dotado de mascarillas, alcohol gel y otros equipos de bioseguridad al personal de dichos centros.

Sin embargo, las voces del gremio médico sobre la situación del sistema de salud reiteran que es necesario que el gobierno vuelque sus ojos en reforzar todos los centros y personal que conforman el primer nivel de salud, donde llegan los pacientes al inicio para consultar por cualquier síntoma.

“El primer nivel fue el que menos prepararon”, enfatizó el doctor Ricardo Lara, epidemiólogo y salubrista, tras recordar que el gobierno, desde el primer momento de la emergencia y siguiendo la línea de otros países desarrollados como Italia y España, solo enfocó baterías en el tercer nivel de atención, es decir los hospitales.

Lara señaló que, desde el inicio de la emergencia a la fecha, el gobierno ha tenido tiempo suficiente para reforzar la estructura del primer nivel de atención de cara a atender pacientes con COVID-19, lo cual, entre otras cosas, implica definir las funciones de las unidades de salud, de los ECOS, qué equipo de bioseguridad necesitan y sobre todo la capacitación constante al personal, incluyendo a quienes manejan ambulancias para trasladar pacientes.

“Lo que estoy seguro hoy en día es que sigue siendo una realidad que no se les ha proporcionado el equipo adecuado, es decir el delantal plástico, los guantes adecuados resistentes, no el guante sencillo que se rompe con facilidad, sino el resistente; no les han dado mascarillas N95, no les han dado anteojos protectores y no les han dado caretas y (esto lo sé) por gente que yo conozco”, señaló.

El doctor Lara externó que esta semana, siempre bajo el temor a denunciar públicamente, colegas que laboran en centros de este nivel, ubicados en las tres zonas del país, le manifestaron que ellos han comprado de su bolsillo sus propias caretas, anteojos protectores y mascarillas N95 para evitar contagiarse.

Este especialista sostiene que si el gobierno no pone atención en las condiciones con las que están trabajando en ese nivel de atención, lo que ocurrirá es que ese personal sanitario será el que al final será el que llevará el virus hasta el último rincón del país, en donde por lo remoto nadie creería que se darían contagios.

Según el salubrista, en este momento de la pandemia, incluso “aquí en El Salvador se debería haber hecho un tamizaje (toma de pruebas) a todos los trabajadores de salud, y si quiere priorizado a los establecimientos de salud de los municipios más afectados”.

Más allá de una presentación en Power Point sobre la enfermedad, el galeno detalló que al personal de los ECOS les tenían que haber dado material educativo fácil de entender y manejar, el cual puedan utilizar para educar a las personas que viven en las comunidades, considerando que no todos los salvadoreños tienen acceso a Internet y redes sociales; también carteles que pudieran colocar en sitios de la zona rural que aún son punto de encuentro como los molinos y tiendas, incluso las que están en las canchas.

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Jorge Panameño, infectólogo que se desempeña en el área privada, tampoco quita el dedo del renglón tras señalar que este nivel ha sido uno de los afectados por distintas situaciones, tal es el caso de un recorte de fondos.

Panameño sostuvo que el Colegio Médico propuso el pasado 1 de mayo al gobierno establecer mesas conjuntas con personal del Ministerio de Salud, con la finalidad de para valorar cuán preparado estaba el primer nivel, identificar debilidades y fortalezas para poder organizar la actividad a nivel de medicina comunitaria para abordar lo del COVID-19, incluso coordinando con las municipalidades. Hasta la fecha no han tenido respuesta.

A criterio del infectólogo, la idea era que en el periodo de cuarentena se hiciera un esfuerzo para reorganizar y crear una estrategia, debido a que siempre se demanda recursos para cubrir esas necesidades de entrenamiento y equipamiento con medidas de bioseguridad, además de actividades de educación a fin de lograr un cambio de conducta entre la población.

El galeno advirtió que la preparación en ese nivel favorecería, como ocurrió en Costa Rica, atender los casos asintomáticos, leves y moderados en sus domicilios, pero considerando las condiciones de cada familia.

Subrayó que es urgente que el gobierno haga el diagnóstico de la situación en el primer nivel de atención de salud, porque cuando se decida iniciar una reapertura progresiva y escalonada, el combate a la epidemia debe continuar porque el virus no habrá desaparecido.

A Panameño no le resulta extraño que, en este momento y dadas las malas condiciones que reporta el personal de las unidades de salud y ECOS, exista entre ellos ese temor ante un posible contagio y a sufrir discriminación de la gente.

“Al personal hay que apoyarlo con lo necesario desde salud mental hasta equipamiento”, puntualizó. Y aseguró que si ese nivel recibe el apoyo necesario se tendrá más éxito en reducir la transmisión, que es la estrategia que manda la Organización Mundial de la Salud (OMS).