Lo que se va con el coronavirus

by

Una conmoción como la que está sufriendo el mundo no va a pasar en vano, y muchas cosas cambiarán para mal, opinan algunos, y para bien, esperamos todos. A estas alturas, aceptando que existe total incertidumbre sobre el futuro, sí empiezan a revelarse hechos que permiten identificar temas que se van a ir con esta pandemia.

Desaparecerán principios que se consideraron dogmas, o sencillamente no irán más y serán reemplazados por otros que se pensaban inadmisibles. Surgirán nuevos temas, otras prioridades y profesiones desestimadas hasta ahora. Por ahora, los que se van:

1) El Estado débil: es una verdad innegable que es el Estado el protagonista en esta crisis porque es el único que tiene el poder y los recursos para enfrentarla, y se entierra la idea de que se sustituye fácilmente por el sector privado. Es evidente que en sus manos están desde el poder ordenar a la población su confinamiento hasta las acciones de emergencia y financiación que salvan a la gente, y con ellas a las empresas, como también las decisiones para la recuperación.

2. La política social ortodoxa: quedó en evidencia que no basta con solo apoyar a los pobres con transferencias de ingresos, porque los que salieron de esa situación se convirtieron en vulnerables, lejos del radar del Estado. Esta población es la mayoría del país; supera, por lo tanto, el tamaño de la pobreza y de la clase media, y sus ingresos no alcanzan el salario mínimo. Hoy tienen en jaque a los gobiernos y al país, porque nunca los tuvieron en el radar. Ahora saben que tienen que apoyarlos si no quieren una revuelta social o perder todo lo que se ganó en la reducción de los niveles de pobreza. Además, se evidenció que en temas sociales, el sector privado no maneja mejor los recursos públicos. Personal médico, de enfermería y de apoyo en el sector salud ha pasado momentos críticos porque los responsables no le pagan a tiempo y no le dan la dotación necesaria. ¿Será posible que se pueda insistir en las ventajas de ponerles lucro a estos servicios y que las EPS e IPS sigan manejando este sector?

Todo indica que la forma como se maneje la política económica definirá lo que suceda con ese modelo económico que ha predominado durante 3 décadas.

3) El empoderamiento: la gran estrategia para volver productiva a la gente, especialmente aquella de ingresos muy bajos, ha mostrado su ineficiencia. Su esencia es entregar a esa población unos instrumentos y chao, que se defiendan como puedan. Pero, eso sí, los clasifican como empoderados. Y el Estado y el sector privado sienten que cumplieron con su cuota de generosidad o de solidaridad.

Cuánto dinero se ha dedicado a esta estrategia, y miren la cantidad de gente ‘empoderada’ que hoy es vulnerable. ¿Se empoderaron realmente, cuando no han podido insertarse eficientemente en la actividad productiva del país?

4) La sobradez de los economistas: en la situación actual, como lo han dicho muchos, la crisis económica gigantesca que vivimos nació de un virus, y la salida de la economía depende en última instancia de la frenada de la pandemia. Nosotros los economistas, que creíamos que manejábamos el mundo, ahora vamos si acaso de segundos, lo que nos obligará a valorar esas profesiones que se han subestimado por siglos y esos temas de los cuales ahora dependemos, como el cuidado.

5. El reinado de los equilibrios macroeconómicos: las obsesiones de los neoliberales hoy desaparecen, y lo importante es salvar a todo costo a la gente y con ella, las empresas y la economía. Se volverán a posicionar, pero con otros criterios, y entre las nuevas prioridades estará la desigualdad, que por fin saldrá del cuarto de San Alejo, donde la han tenido durante 3 décadas, por lo menos.

Esta es una primera mirada, pero todo indica que la forma como se maneje la política económica definirá lo que suceda con ese modelo económico que ha predominado durante 3 décadas. Pero hay claros indicios que prevén que esa dura ortodoxia económica se va: pónganle la firma.

Cecilia López Montaño
cecilia@cecililaopez.com