Sin sanciones a la vista

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Los manifestantes han vuelto a las calles de Hong Kong después de la decisión China de aprobar una nueva Ley de Seguridad Nacional.

Inmediatamente, Estados Unidos ha declarado que la región ya no es lo suficientemente autónoma y ha amenazado con sanciones.

Pero al otro lado del Atlántico, la Unión Europea ha optado por un enfoque diferente.

Tras reunirse con los ministros de Asuntos Exteriores, el jefe de la diplomacia europea ha criticado lo que ha definido como “un grave riesgo para el principio un país, dos sistemas", pero sin hablar de sanciones.

“Seguiremos discutiendo, seguiremos en contacto con Pekín”, ha dicho en rueda de prensa Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea. “Seguiremos tratando de presionar a las autoridades chinas para que sean conscientes de que este problema afectará a la forma en que tratamos algunos de los asuntos de interés mutuo. Pero no hay nada más en la agenda”.

Una declaración que tiene mucho que ver con los importantes vínculos comerciales que más de un Estado miembro de la UE mantiene con China.

La patata caliente estará pronto en manos alemanas. El país liderará el bloque a partir de julio y podría servir para dar un impulso a la política europea relativa al gigante asiático.

“Si no es Alemania, ¿quién más puede intentar hacer esto?”, se pregunta Urmas Paet, eurodiputado y exministro de Asuntos Exteriores de Estonia. “Pero Alemania por sí sola tampoco puede hacerlo. Los Estados miembros deben entender que para tener una relación eficiente con China, hace falta un enfoque común, porque Europa es fuerte sólo cuando estamos unidos, también en las relaciones con China”.

La UE quiere escapar a la rivalidad entre China y Estados Unidos, pero también para esto necesita dejar de lado las divisiones internas.