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Foto: Archivo / EL UNIVERSAL

Morgan Stanley estima que México pierda grado de inversión en 2022

Morgan Stanley también estima que México se convierta, junto con Colombia, en los próximos “ángeles caídos” entre los países emergentes; un cambio en la dirección de la política evitaría que se pierda el grado de inversión, dijo

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Morgan Stanley también estima que México pierda su grado de inversión y se convierta, junto con Colombia, en los próximos “ángeles caídos” entre los países emergentes.

En el análisis titulado "México y Colombia: el camino a los bonos de alto rendimiento", la firma financiera estima que el país sudamericano sea el primero en perder el grado de inversión a principios del próximo año y México en 2022.

"Los marcos de política y las condiciones fiscales más débiles son los impulsores clave, junto con el bajo crecimiento continuo. México comienza desde una posición más fuerte, pero la combinación de políticas poco ortodoxas debería conducir finalmente a bonos de alto rendimiento (conocidos también como "bonos basura").

En ese sentido, Morgan Stanley explicó que un cambio en la dirección de la política podría ayudar a evitar que México pierda el grado de inversión, pero parece poco probable.

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Este jueves, JP Morgan también estimó la pérdida del grado de inversión de México, ante las dudas que generan las políticas de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En abril pasado, la agencia Fitch Ratings redujo la calificación crediticia de México a ‘BBB’ desde ‘BBB-’  con perspectiva negativa, a solo un peldaño de perder el grado de inversión.

Para Morgan Stanley, hay pocas razones que rompan con la reciente tendencia de crecimiento estancado de México. 

“Hasta el comienzo de la pandemia de Covid-19, la economía mexicana experimentaba un crecimiento silencioso, un desarrollo particularmente preocupante dado el telón de fondo de una economía estadounidense en expansión”, explicó.

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En ese sentido, añadió que detrás del débil desempeño estaban los problemas de gasto público y el sentimiento empresarial subyugado, este último asociado con la incertidumbre en torno a las políticas de la administración actual.

Además, explicó que México tendrá una de las más fuertes contracciones económicas en América Latina en 2020 y tiene preocupantes perspectivas de un repunte silencioso en 2021, por factores como la informalidad, que podrían tener un efecto significativo en el consumo privado en la fase de recuperación, ya que muchos hogares no tienen ahorros o acceso al crédito.

“En segundo lugar, el compromiso de la administración con la austeridad combinado con su postura de menos apoyos hacia los negocios sugiere un paquete fiscal menos ambicioso para combatir el choque de Covid-19, lo que podría conducir a quiebras corporativas y mayores niveles de desempleo”, añadió.

Para la firma, la cancelación de varias iniciativas privadas de inversión que estaban en marcha y una falta general de pragmatismo en el desarrollo de políticas deberían mantener sombrías las perspectivas de inversión. 

“Esperamos que la duplicación del nacionalismo energético no solo mantenga la inversión en este importante sector, sino que también perjudique el desarrollo de la infraestructura en otras áreas. Esto debería suceder a medida que el gobierno destina recursos para proyectos en energía, que tienen retornos inciertos, a expensas de los desembolsos en iniciativas multiplicadoras más altas en infraestructura pública”, añadió.

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