Se cruzó en la calle con el cura que la violó hace 22 años y ahora lo denunció por acoso
La Justicia ordenó al arzobispado de Mendoza no trasladar al sacerdote mientras dure la investigación.
Un giro inesperado del destino cruzó a una mujer con el sacerdote que había abusado sexualmente de ella hace 22 años. La víctima, que ahora tiene 38 y trabaja como maestra en la zona del Gran Mendoza, revivió su trauma tras el encuentro y decidió esta vez denunciar al cura Alberto Daniel Sardá por "los daños psicológicos y morales derivados de los abusos".
Ella tenía 16 años cuando ocurrieron los hechos, pero no lo denunció por miedo y fundamentalmente porque entonces ni siquiera le creyó su familia. Por el contrario, la mandaron a confesarse con él porque dijeron que “estaba endiablada”.
Después de hacer años de terapia y cuando creía que había "superado" aquel episodio, volvió a ver a Sardá el año pasado un día mientras caminaba hacia su trabajo. El encuentro tuvo un fuerte impacto en la mujer, pero más grave todavía fue que a partir de entonces, según la acusación, el religioso empezó a frecuentar los lugares en donde la docente solía estar.
La casualidad se volvió así una suerte de acoso sistemático y resultó intolerable para la mujer, que buscó asesoramiento legal. “Las víctimas de abuso sexual tienen la facultad de hacer una denuncia penal o una demanda civil por los daños generados por dichos abusos. En este caso dado el tiempo qué pasó y sumado a que hay que esperar el tiempo de la víctima, sugerimos la demanda civil”, explicó a Los Andes el abogado Carlos Lombardi, quien la representa.
En este caso, Lombardi señaló que la demanda es por daños derivados de violencia de género por el supuesto abuso que sufrió la joven y se pidió un resarcimiento económico para la víctima así como también que el sacerdote evite acercarse a los lugares en donde esté ella.
A raíz de la presentación, la jueza María Eugenia Ibazeta, a cargo del juzgado número 3 de Mendoza, presentó en el arzobispado un escrito en donde pidió que se “proceda a evitar el traslado del sacerdote Daniel Alberto Sarda fuera del radio de este tribunal mientras dure la presente causa”.
Por su parte Edgardo Fretes, vocero del arzobispado, dijo a Télam que "indudablemente no hay elementos para acusar al sacerdote porque de lo contrario hubieran hecho una denuncia penal".
También se quejó porque hasta el momento ni el cura ni los abogados del arzobispado "han visto la causa, ni siquiera sabemos el nombre de la víctima", quien aparece mencionada sólo por su nombre y no su apellido.
Sardá, mendocino y de 57 años, fue ordenado sacerdote en 1992. Actualmente, el cura se desempeña como vicario parroquial en las capillas Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Lourdes y la Medalla Milagrosa, todas en El Algarrobal, una localidad en el departamento de Las Heras.
Además, integra el Equipo para la Formación de los sacerdotes y es capellán auxiliar en la Unidad III del Penal de Mujeres y del Régimen Abierto de Mujeres.