Diario de una pesadilla (29 de mayo)
by Nieves HerreroEl ministro de Sanidad nos alerta de rebrotes del Covid-19 por comportamientos incívicos. Habló de esa fiesta de cumpleaños en Lérida que acabó con casi todos sus asistentes contagiados. Eran 20, el doble de las personas permitidas. Quiero pensar que la gente cree que las medidas de la distancia social en entornos familiares o entre amistades, son exageradas. ¿Cómo va a estar contagiado nuestro amigo, vecino o familiar? Pues está ocurriendo y debemos seguir lavándonos las manos en nuestras casas con frecuencia, debemos no bajar la guardia con el número máximo de personas que pueden acudir a las casas. El máximo es de diez. Y me parecen muchas. Debemos ser más listos que el maldito bicho que nos ha cambiado la vida. También Salvador Illa nos alertó de que el peor escenario regresará en otoño. Terrible augurio para los que tenemos esperanza de que la nueva normalidad llegue cuanto antes.
El Gobierno sigue buscando una nueva prórroga del estado de alarma. Sería la sexta. Por eso, el propio presidente Sánchez ha iniciado ya las negociaciones con Ciudadanos y PNV. La formación naranja estaría dispuesta a una más si el gobierno “mira al centro antes que a los extremos”. El PNV lo que exigirá al gobierno será que las autonomías vuelvan a recuperar sus competencias en la senda hacia la normalidad.
El miedo se ha instalado de tal forma que se hace incómodo el que alguien te visite. He alcanzado cierta maestría en lanzar el “Sanitol” hacia la suela de los zapatos. Observo que no todo el mundo lo comprende. Me he hecho maestra en detectar la llegada de mascarillas nuevas a las farmacias del barrio. Ya he establecido una red de contactos que me “soplan” cuando llegan. Los guantes escasean otra vez. Me han vendido pares sueltos. ¡Ya estamos! Me he dado cuenta que están llegando geles hidroalcohólicos que te dejan las manos como con una capa de sustancia viscosa que te obliga a lavártelas inmediatamente con agua y jabón. Pienso que lo han hecho aposta para que vayamos al final a lo más eficaz. Y ya me ofrecen gorros con pantallas transparentes. ¡Todavía no le he pillado el punto a la escafandra! Seguro que me acostumbraré pero necesito tiempo.
Y mientras el buen tiempo sigue avanzando como señal inequívoca de que el verano está llamando a nuestras puertas, muchos se están haciendo con las piscinas hinchables que se cotizan al alza. Por si acaso lo de las piscinas públicas se pone difícil, al menos, nos aseguramos meter los pies en una de plástico. ¡El que no corre, vuela!