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Pandemials: la generación juvenil afectada por el coronavirus

Son en gran mayoría jóvenes las y los más afectados por la pandemia, enfrentando el desempleo, la precarización y el confinamiento.

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La generación del confinamiento. Pandemials, jóvenes entre 15 y 25 años que encarnan las consecuencias de una desigualdad brutal que se profundiza con la pandemia y que continuará aun controlado el virus. Particularmente, la precarización laboral y la ofensiva de ataque al mundo del trabajo que están desplegando los grandes capitalistas, a propósito de la pandemia, se mantendrán durante décadas, a menos que la movilización obrera y popular construya una nueva correlación de fuerzas frente al capital.

Ya conforman más de la mitad de la población despedida, de un total aproximado de 305 millones de personas como consecuencia del confinamiento. Podrán ser más resistentes al virus, pero sumidos en la pobreza y la precarización, si no nos mata el virus nos matará el hambre.

Antes de la pandemia, según refiere el informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 67.7 millones de jóvenes no tenían empleo, conformando la tasa más alta de desempleo entre los sectores de la población económicamente activa. Y uno de cada cinco jóvenes, es decir 267 millones, no participaba en ninguna actividad económica o educativa, siendo las mujeres casi el triple de las desocupadas y excluidas de la educación.

Tienes que ver: Claves de la lucha de la juventud precarizada en todo el mundo

Con la pandemia, se estima de uno de cada seis jóvenes ha perdido el empleo, y quienes siguen laborando lo hacen en condiciones de riesgo de contagiarse, sin equipo de bioseguridad debido a la precarización. 43% de los que continúan empleados denunció que sus salarios habían sido recortados.

Esto de muestra que es indispensable que la juventud se organice para superar la división de la clase obrera que se encuentra fragmentada entre gremios y formas de contratación, para exigir de conjunto la prohibición de los despidos, salarios de cuarentena para toda la población mayor de 16 años que cubran el costo de la canasta básica y lo necesario para vivir, y el reparto de horas entre ocupados y desocupados, sin reducción salarial, para que trabajemos todas las personas y trabajemos menos.

Sólo bajo una perspectiva anticapitalista y de unidad de las grandes mayorías pobres y trabajadoras podremos frenar esta ofensiva contra nuestras condiciones de vida y de trabajo. Sigamos el ejemplo de los jóvenes repartidores de aplicaciones que hoy se movilizan en varios países contra las terribles condiciones de explotación y miseria. Impulsemos un movimiento nacional contra la precarización laboral y los despidos.