Personajes que parten

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Las extrañas sensaciones que trae el aislamiento se incrementan con la pérdida de seres especiales. Mucha gente querida ha fallecido en estos meses. Solo en estos últimos 15 días partieron Max Stroh, el fundador del hotel Casa del Alférez. Fue el primer amigo vegetariano que tuve hace 30 años. Siempre creí que con su alimentación y la sabiduría y serenidad que transmitía en cada frase, tendríamos Max para mucho rato. Ejerció un apostolado en las salas de qumioterapia dando ánimo a los enfermos.

Esta semana fue Luis Fernando Velásquez, con quien compartí gabinete en la administración de Germán Villegas. Creativo, divertido, soñador, era el MacGyver criollo, siempre con solución para todo.

Anoche, fue Roberto Pardo Ángel, el biólogo marino. Lo conocí hace 25 años. Yo quería diseñar un plan ecoturístico para ver las ballenas jorobadas. Mi hijo de 5 años, veía mi frustración con la que llegaba de cada viaje: las ballenas salían pero no encontraba un guía que tuviera el conocimiento y a la vez el carisma para hacerlo exitoso. Me comentó de un profesor que tenía en críos y “sabía mucho de ballenas”. Fui al Jardín y cual sería mi sorpresa, cuando Santiago salió con un profesor de 98 cms de estatura. Santi, más alto, le acarició la cabeza y me dijo: “Es el experto en ballenas”.

Le aposté a Roberto. En el hotel me dijeron que era un riesgo entregarle un barco de 120 pasajeros a un enanito. Les dije molesto: “No lo presenten así; siempre será Roberto Pardo, biólogo marino, premio nacional de ecología. De lo demás se encargará él”. Fascinó a grandes y sobre todo a chicos y tuvimos larga época dorada del avistamiento de las yubartas, interrumpidas por el temor a los ataques de la guerrilla.
Teníamos prensa nacional con la certeza que nos lucíamos anualmente con el protagonismo de Roberto.

Gonzalo Concha, el más autorizado para decirlo, registró así su deceso “Neptuno hoy nos arrebató a Robertico, ese ejemplar y gran defensor de las gigantes ballenas yubartas. Biólogo marino, apasionado por la educación y conservación de nuestros océanos y en especial de las yubartas, se nos adelantó hoy, por los mares de Neptuno. Pequeño de estatura pero grande de corazón, quien superando con creces todas sus realidades, nos enseñó con humildad que desde cualquier lugar donde nos encontremos podemos ayudar a conservar el equilibrio de nuestros océanos y toda su vida asociada; en particular conservar a las ballenas yubarta. Descansa en paz”.