Tiempos de cambio

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El momento que vive el mundo por la emergencia del coronavirus lleva a reflexionar sobre la manera en que se deberá afrontar el futuro en todos sus aspectos. El ambiental es uno de ellos, por su relación con lo que acontece hoy y por las implicaciones para la supervivencia de la especie humana.

Con esa preocupación, un grupo de expertos en asuntos ecológicos junto a líderes políticos, sociales y económicos, además de representantes de las comunidades de América Latina, se unieron para proponer una hoja de ruta integral para el continente en materia de sostenibilidad. La alta vulnerabilidad de la región así como la limitada capacidad en muchos casos para enfrentar una emergencia como la actual han quedado en evidencia, por lo cual es necesario emprender acciones que eviten situaciones aún más graves.

En todo ello el medioambiente está involucrado. El origen de muchas enfermedades o epidemias que afectan a la humanidad nacen de la naturaleza o de la relación indebida con ella. Además, porque los daños que está sufriendo el Planeta inciden en la pérdida de ecosistemas necesarios para el sustento; o hay dificultades para acceder a algunos que son vitales como el agua, lo que deriva en problemas sanitarios que se complican en una emergencia.

Son situaciones a las que se suman la depredación de la biodiversidad y la sobrepoblación urbana, que demandan cada vez más recursos naturales y han hecho del consumismo un hábito, sin comprender que el Planeta tiene unos límites y se puede volver insostenible. Por esa razón hay que pensar en lo que viene y en cómo se logrará conseguir un equilibrio con el entorno, que permita a las sociedades vivir mejor.

Además de su lenguaje, sus ancestros y muchos aspectos culturales, América Latina comparte buena parte de su biodiversidad y su riqueza ambiental. Y se está viendo afectada aún más que otras regiones por la depredación y la pérdida sistemática de ese patrimonio único que además cumple un trabajo que beneficia al Planeta y a sus habitantes. Por eso es importante que adicional a las acciones que se emprendan para protegerla exista un trabajo en conjunto, tal como se propone en el documento ‘Principios para un futuro sostenible de América Latina, en tiempos de pandemia y crisis planetaria’.

Las conclusiones de ese manifiesto deberían ser tenidas en cuenta por la región: el conocimiento científico debe sustentar las decisiones y de ahí la importancia de la inversión en las ciencias; la solidaridad es la respuesta a las crisis; se debe avanzar hacia una economía del bienestar y no solo del crecimiento; hay que renovar los compromisos climáticos y de biodiversidad en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; el desarrollo de la tecnología se debe poner al servicio de las soluciones.
Todo ello se logra manteniendo los principios democráticos y propendiendo por una economía que integre objetivos sociales, ambientales y de sostenibilidad.

Esta es la oportunidad para hacer los cambios que se necesitan, como dice el documento, “para alcanzar un futuro común diferente, en el cual la especie humana asuma su responsabilidad del cuidado de la naturaleza y de sus semejantes a partir del conocimiento científico, de su capacidad creadora y del privilegio de vivir en un planeta capaz de generar sus sistemas de vida”.