La tragedia de Heysel: a 35 años de una de las mayores catástrofes en la historia del fútbol

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La tragedia de Heysel, el peor crimen de los hooligans en Europa (2:24)
El 29/05/85 los ingleses provocaron un desastre en la previa de la final de la Champions entre Juventus y Liverpool. Hubo 39 muertos y más de 600 heridos. La UEFA prohibió por 5 años a equipos de Inglaterra de sus competencias y a los Reds por 10 años.

Liverpool y Juventus disputaron la final de la Champions League de 1985, encuentro que se jugó en Bélgica y que tuvo como sede el Estadio de Heysel, ubicado en Bruselas. Aquel día no es recordado solamente porque se coronó un nuevo campeón de Europa, sino también por lo que ocurrió fuera del campo de juego: los altercados entre los fanáticos ingleses e italianos durante la previa del partido dejaron un saldo de 39 fallecidos, la mayoría a causa de asfixia por las avalanchas que se produjeron. A partir de ese 29 de mayo, lo sucedido en las gradas del estadio belga pasó a ser conocido como la tragedia de Heysel e integra una de las páginas más oscuras en la historia del fútbol.

La Copa de Europa de 1984-85 se desarrolló con 32 equipos, todos clasificados por haber sido campeones en sus respectivas ligas, que comenzaron a enfrentarse desde la ronda de dieciseisavos, ya que por aquel entonces no se estilaba disputar la actualmente conocida fase de grupos. Los de Turín iniciaron su travesía en la competencia enfrentando Tampere United, el ganador de la liga de Finlandia en 1983. Los italianos no tuvieron mayores inconvenientes para despachar a Tampere y los eliminaron con un global de 6-1. Los Reds, dirigidos por Joe Fagan, debutaron ante Lech Poznan, flamante campeón polaco, y avanzaron a octavos de final tras lograr un contundente 5-0 global.

En la siguiente fase, Juventus se midió ante el Grasshoper suizo y volvió a anotar seis goles en la serie para concretar el 6-2 que lo depositaba en cuartos de final. Liverpool, por su parte, fue rival de Benfica y pasó a la siguiente ronda luego de un ajustado 3-2 en el global. En marzo de 1985 se llevaron a cabo los partidos que iban a definir a los cuatro mejores equipos de Europa. La Vecchia Signora superó a Sparta Praga y los Reds se metieron en semifinales tras derrotar a Austria Viena por 5-2. Bordeaux y Panathinaikos fueron los otros dos conjuntos que completaron el top cuatro de esa Copa de Europa. En el camino habían quedado FC Dnipro e IFK Göteborg, el equipo sueco que contaba con el goleador del torneo Törbjorn Nilsson.

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Los emparejamientos que definirían a los finalistas fueron Juventus-Bordeaux y Liverpool-Panathinaikos. El encuentro de ida entre griegos e ingleses fue en favor de los Reds, quienes golearon en la ida por 4-0 con goles de de Beglin, Wark y doblete de una de sus figuras, Ian Rush. El segundo partido también fue triunfo para los de Fagan, pero esta vez por 1-0 con gol de Lawrenson. Con el 5-0 global en el marcador y el pasaje a la final conseguido, las ilusiones de ganar el bicampeonato de Europa estaban cerca de hacerse realidad para Liverpool.

El equipo de Turín comenzó con el pie derecho la serie y ganó con autoridad por 3-0 en condición de local gracias a las anotaciones de Boniek, Briaschi y su jugador estrella, Michel Platini. A pesar de lograr ese resultado tan abultado, la experiencia de Juventus en Francia no fue para nada agradable. El equipo local puso contra las cuerdas a los dirigidos por Giovanni Trapattoni y a los 25 consiguió el primer gol, anotado por Muller. Sobre el final, a los 80, Battiston consiguió convertir el 2-0 y puso en duda la clasificación juventina en los minutos finales. Los italianos se refugiaron en su propio campo y aguardaron el pitido salvador del árbitro del encuentro, el cual finalmente llegó y los depositó en la final de la Copa de Europa.

La final de aquella edición 1985 no tenía sorpresas. Los dos conjuntos que iban a disputarse el trono europeo venían de campañas muy buenas. Juventus había ganado tres campeonatos locales en los últimos cuatro años (1980-81, 81-82 y 83-84) y venía de ganar la Recopa de Europa 1983-84 junto con la Supercopa de Europa de 1984. Liverpool, por su parte, atravesaba la época dorada de su historia que se traducía en cinco títulos ligueros (1978-79, 79-80, 81-82, 82-83 y 83-84), cuatro Copa de la Liga consecutivas, del 80 al 84, y que habían cerrado con broche de oro tras la obtención de la Champions League (por aquel entonces llamada Copa de Europa) 1983-84, por lo que llegaban a la competencia de 1985 como los campeones vigentes.

El partido decisivo, que iba a disputarse entre Liverpool y Juventus, había tenido un antecedente reciente en el tiempo. En enero de 1985, La Vecchia Signora y los Reds se cruzaron en la Superocopa de Europa de 1984 debido a que los italianos fueron campeones de la Recopa de Europa y Liverpool era el campeón vigente de la Champions League. Si bien el formato de la competición indicaba que el campeón se definiría luego de jugarse dos encuentros, la ida y la vuelta, el apretado calendario de Liverpool imposibilitó que esto se llevara a cabo, no se pudo encontrar fecha para el segundo partido y solamente se jugó la ida. El cotejo que definió al campeón de la Supercopa 1984, disputado en Turín, fue para Juventus, que ganó por 2-0 con dos goles del jugador polaco Boniek.

Aquel 29 de mayo de 1985 el foco estaba puesto en lo que iba a suceder en el campo de juego una vez que el árbitro hiciera sonar su silbato y la pelota comenzara a rodar, pero lo ocurrido en las tribunas horas antes del encuentro cambió todo. Lo que iba a ser un día festivo, de alegría, de celebración por la coronación de un nuevo campeón de Europa se transformó en uno de las jornadas más tristes en la historia del fútbol. Antes de que los incidentes se desataran, ya había señales que indicaban que podía producirse una catástrofe. En primera instancia, la valla que separaba a los fanáticos de Juventus de los de Liverpool era muy pobre, casi inexistente, por lo que era muy fácil derribarla. Esta situación fue acompañada por una escasa presencia policial en las tribunas que generaba una mala espina.

A falta de aproximadamente una hora para que inicie la final, comenzó la locura. Lo primero que se visualizaba eran los proyectiles que volaban de tribuna a tribuna. En una época donde la figura del Hooligan comenzó a ser dominante en el fútbol inglés, la siguiente secuencia en el Estadio de Heysel ponía en tela de juicio a los fanáticos ingleses, quienes arremetieron contra los Tifosi de Juventus luego de quebrar la débil resistencia que los separaban. Los italianos, ante el temor que les generó esta situación, intentaron huir y en la desesperación provocaron una avalancha. Este amontonamiento produjo que uno de los muros de contención se venga abajo, lo que culminó con la muerte de 39 personas, 32 de ellas italianos, y un centenar de heridos.

El partido finalmente comenzó una hora y media más tarde de lo previsto, aunque ya poco importaba el aspecto deportivo. Las autoridades de UEFA decidieron que el encuentro se jugara de todas formas porque creían que si se suspendía podían generarse más incidentes entre los fanáticos. El resultado final del partido fue 1-0 en favor de Juventus, quien consiguió la ventaja gracias a un polémico penal sancionado por el árbitro que Platini transformó en gol. De esta manera, los italianos se consagraban campeones de Europa por primera vez en su historia, pero su campeonato quedó en segundo plano por lo que se vivió en la previa del encuentro, aquel incidente que pasó a denominarse como la tragedia de Heysel.

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Lo sucedido en Bruselas aquella tarde del 29 de mayo de 1985 trajo grandes consecuencias para los equipos ingleses. La UEFA, quien responsabilizó a los fanáticos de Liverpool por la tragedia, determinó que los conjuntos de Inglaterra no iban a poder competir en ningún torneo internacional por los siguientes cinco años, mientras que los Reds tuvieron una sanción de diez años que luego fue rebajada a seis.

Los efectos de las medidas fueron inmediatos y se reflejaron rápidamente en el fútbol europeo. La Supercopa de Europa de 1985 no se disputó debido a que Juventus tenía que enfrentar a Everton, pero la sanción de UEFA le negó al rival de Liverpool la posibilidad de jugar aquella final.

A raíz de esta tragedia, en las afueras del estadio Anfield y en el ex Estadio de Heysel (actualmente conocido como el estadio Rey Balduino) se colocaron placas conmemorativas en honor a los fallecidos aquella tarde de mayo de 1985, mientras que Juventus también ha realizado múltiples tributos a lo largo de estos años.