Amy Schumer cuenta cómo vive el aislamiento con un bebé, extrañando la comedia y a su papá, aprendiendo a cocinar y viendo "The Last Dance"

La comediante pasa la cuarentena por el coronavirus junto a su esposo, el chef Chris Fischer y su hijo Gene, en Martha’s Vineyard, Massachusetts, mientras su papá permanece en un asilo en el que han muerto 15 personas

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Captura de Facetime el 18 de mayo. (Heather Sten/The New York Times)

Por Jason Zinoman

A Amy Schumer no le tomó mucho tiempo dejar atrás su vida de antes.

“El primer día que escuché la frase ‘mercado de Wuhan’ lo supe”, dijo en una entrevista reciente. “Fui una de esas personas que dijo: ‘Hagan sus maletas’”.

Poco después, ella y su familia se habían ido de Nueva York para mudarse a Martha’s Vineyard, Massachusetts, de donde es su esposo, el chef Chris Fischer. Obviamente dejó de hacer comedia en vivo, y se puso en pausa una serie que estaba haciendo con Hulu. Pero ha estado activa, ajustándose a las nuevas limitaciones. “Amy Schumer Learns to Cook” (“Amy Schumer aprende a cocinar”), una serie de cocina semanal con ella y su esposo en Food Network, se estrenó la semana pasada y, en julio, el documental acerca de su embarazo mientras se preparaba para hacer un especial de comedia se estrenará en HBO Max.

Mientras su hijo, de casi 1 año, estaba tomando una siesta, Amy habló por Zoom sobre la vida durante el confinamiento. A continuación, los fragmentos editados de la conversación.

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Captura de Facetime. (Heather Sten/The New York Times)

P: ¿Cómo estás lidiando con la situación?

R: Si un 10 es totalmente bien, estoy en un 7. Me preocupa mi papá, que está en un asilo donde han muerto 15 personas. Mi mamá está sola. Eso me hace sentir mal. Y muchos de mis amigos enfermeros se han contagiado. Pero mi vida cotidiana es agradable. Es lindo tener un bebé, porque eso te impone una rutina, y además él no sabe qué está pasando.

P: El segundo nombre de tu hijo Gene era Attell, en honor al comediante Dave Attell. Pero hace poco lo cambiaste. ¿Por qué?

R: Estaba orgullosa de ese nombre. Un mes después estaba frente a la computadora viéndolo y comencé a flipar. El nombre de nuestro bebé, Gene Attell, podría sonar a la palabra “genital” en inglés. Un mes después, dije: “Debemos cambiarlo”. No puedes ponerle a tu hijo “Genital”. No quería ponerle un nombre tan feo. Así que ahora se llama Gene David.

P: ¿Qué extrañas más del mundo antes del confinamiento?

R: La comedia en vivo. Debí haber dicho que a mi papá, pero eso no es cierto.

P: ¿Sigues escribiendo chistes?

R: Sí, pero no puedo practicarlos.

P: Hagámoslo. ¿Qué situación se te ha ocurrido para un chiste últimamente?

R: Pienso en las celebridades que hacen videos en los que dicen: “Quédense en casa”, y detrás de ellos hay un castillo y una piscina con trampolín. Hay una mujer que dice: “Tenemos la importante ‘mansión’ de combatir el coronavirus”.

P: Ser una celebridad puede provocar aislamiento. ¿Ser famoso te prepara para el distanciamiento social?

R: Es peligroso comparar porque… en fin, pero sí. No sé si estás viendo “The Last Dance”. Lo estoy disfrutando mucho. No había pensado en la política de los salarios y cómo la estrella puede tomar todas las decisiones. Pero también se ve a Michael Jordan salir y entrar del hotel, salir y entrar del auto. Es una vida muy aislada. No puedes confiar en la gente. Creo que todos se sienten así en este momento.

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Captura de Facetime. (Heather Sten/The New York Times)

P: Hay una escena en la que observamos a Jordan en la cúspide de su fama, y se ve triste.

R: Pensé: “No sé por qué me siento mal por este multimillonario que está en el Four Seasons, pero así es”.

P: ¿Qué más has estado viendo durante la cuarentena?

R: He estado viendo las transmisiones en vivo por Instagram de Questlove, D-Nice y Talib Kweli de noche. Literalmente, me pongo sostén para poder bailar sola en mi cuarto y poder sentirme presente y bien. Talib Kweli está tocando el mejor hip-hop de los años noventa. Y vi “Normal People”, una serie hermosa. Tiene muchísimo sexo. Tengo un juego desde hace tiempo con Seinfeld. Le dije que no leyera nada al respecto y que solo la viera. He tenido que ser paciente para ver el resultado, pero aún no me ha dicho nada. Yo solo pienso: “¿Y si la ve con su familia? Hay mucho sexo en esa serie”.

P: ¿Viste el nuevo especial de Louis C.K.?

R: Sí. Me reí de muchas cosas. Pero es difícil no pensar en lo que ha hecho, lo que ha aprendido y lo que no, pero definitivamente sí me reí.

P: Woody Allen también lanzó un libro. ¿La pandemia es buena para la problemática?

R: Sí, parece que es una época en que los tipos del #YoTambién se sienten seguros. Están saliendo de sus madrigueras. No quiero ser una persona que les facilita las cosas.

P: Vi el tuit de un comediante que decía: “Imaginen ofenderse por los chistes después” de esto. ¿Crees que la gente se ofenderá por los chistes menos después de la pandemia?

R: No. No funciona así. La gente siempre se ofenderá, y no, este no es un gran fenómeno nivelador. Se ofenderán igual o quizá más.

P: ¿Tener un hijo cambia la manera en que abordas el miedo?

R: Todo se trata de eso. Para mí, todo se trata de la seguridad y la comodidad que me da. Antes, mi prioridad era (mi esposo) Chris. Ahora lo es Gene, después yo y después Chris. Si hubiera un incendio saldría corriendo con Gene y después me preguntaría dónde están Chris y el perro.

P: Cuando regrese la comedia en vivo, ¿lucirá distinta?

R: Creo que regresará y estará bien. Pero tomará tiempo. ¿Vamos a regresar y la gente usará cubrebocas y no se podrá escuchar su risa? Se necesitan cubrebocas con buena acústica.

P: Ahora hay un debate acerca de la velocidad con que debemos reabrir.

R: No quiero estar de regreso en un plató si no estoy convencida de que todo es seguro. No voy a ir al Comedy Cellar al menos durante un año. Si no tuviera un bebé, podría relajarme más. Te importa menos morir cuando no tienes un bebé. Pero ahora pienso: “Es mejor seguir viva, supongo”.

P: Si alguien estornuda mientras estás presentándote en un club, ¿cuál es tu reacción?

R: Quizá dejaría de hablar en el escenario y simplemente me iría. De hecho, le arrojaría el micrófono a la persona que estornudó y saldría de ahí corriendo y gritando.

P: ¿Crees que cerrarán los clubes o que se terminen carreras ajenas debido a esta situación?

R: ¿Qué haces si te ganas la vida haciendo giras? Hay muchos medios, y los fuertes sobrevivirán. Cambiarán y evolucionarán. Algunos comediantes están encontrando la manera de proyectarse en este espacio. Cole Escola, Megan Stalter… son comediantes interesantes que quizá no tendrían la audiencia que hoy tienen gracias al coronavirus.

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Captura de Facetime. (Heather Sten/The New York Times)

P: Una manera en que te has transformado es la creación de tu programa de cocina con tu esposo desde tu casa. ¿Por qué lo hiciste?

R: Hace un mes, Food Network se comunicó conmigo y dijo: “¿No quieres hacer un programa de cocina con tu esposo?”. Pensamos: “Sí, eso nos mantendrá ocupados”. Ni siquiera lo pensamos. Nos fuimos de Nueva York y comenzamos a filmar al día siguiente.

P: ¿Acaso el objetivo de casarse con un chef no es la comodidad de no tener que aprender a cocinar?

R: Exactamente. De hecho, creo que está cambiando nuestra dinámica un poco. Él siempre ha dicho: “Ella se gana el pan, pero yo mantengo la casa en funcionamiento”. Él nos alimenta, pero ahora pienso: “Yo puedo picar eso. ¿Tú vas a hacer las alitas o las hago yo?”. Creo que está un poco sorprendido.

P: Algo que se ve en el programa es que él no ríe con facilidad.

R: No solo le cuesta trabajo reír, sino también sonreír. Pero cuando logro que lo haga, resulta muy satisfactorio.

P: ¿La pandemia une a la gente o revela nuestras divisiones?

R: Ambos. La división es más clara. Solía sentir la necesidad de unir a la gente. Pero ahora está tan fuera de control que resulta imposible. Si alguien piensa que deben permitirnos salir de casa y hacer lo que queramos supongo que es un simpatizante de Trump. He tratado de entender cuál es la lógica, pero no tengo la capacidad de cambiar la mentalidad de alguien. Les deseo lo mejor, y no se preocupen, no trataré de convencerlos de nada.

c.2020 The New York Times Company