El momento

“¿No entiendo por qué estas así?”, se preguntó ella y casi con resignación me dijo: “Tienes que aprovechar el momento”. Acto seguido comenzó a explicarme el asunto. Decía con nostalgia que su mejor momento fue cuando daban hasta cinco mil dólares. Ella era de las que trabajaban en los bancos. Los envidiados, por su estilo de vida, que algunos llaman “fashion”: carro nuevo, casa nueva y equipadas, nada de que quejarse.

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Otro momento fue el de la escasez de la comida. El turno de los que trabajaban en los supermercados. Otra vez, una red de complicidad a todos los niveles en los supermercados, hizo que los empleados se olvidaran de sus salarios. Esta vez los ingresos no daban para grandes cosas, pero sí para vivir sin los nervios que produce escasez.

Me hablo de otros momentos, siempre con la misma lógica, si te metes ganas dinero rápido. También me advirtió que hay que saber cuándo el momento se va a terminar y saltar a tiempo, pues cuando terminan siempre hay gente que es penalizada, aunque eso se olvida, es mejor evitar pasar un trago amargo, después de tanta dulzura.

Ya tengo tiempo que no hablo con mi maestra del momento y ahora que veo el asunto de la gasolina, pienso que es el momento de los “bomberos”, los militares y los policías. Son la nueva envidia, ahora son ellos los que no tienen escasez en su casa o se pueden comprar un carro de un día para otro.

Siempre termina diciéndome, con resignación; así nunca vas a progresar, sino reconoces y aprovechas el momento. No le interesa saber, que hay un problema, aprovechar el momento requiere sacrificar parte de tu carga ética, significa que aunque sea por pequeñas conductas, terminas corrompiéndote. Y eso me lleva a pensar si las personas que según ella, han aprovechado el momento, solo tienen ingresos o progresan, porque hoy veo a los que trabajan en los bancos, a los de los supermercados, que están en la misma que yo.

Aprovechar el momento es una forma de sobrevivencia, comprometiendo la ética. Y he aquí un problema para incorporarnos en una visión alternativa a este estado de cosas, pues ¿Cómo persuadimos a quienes están aprovechando el momento, que el trabajo es una de las bases para el “buen vivir”?. Solo será posible si dignificamos el trabajo y esa lucha es de quienes trabajamos.

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