Coronavirus - Qué se sabe de la vacuna contra el coronavirus - RTVE.es
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by SAMUEL A. PILARCasi al mismo tiempo que la pandemia de coronavirus comenzaba a traspasar fronteras como un tsunami imparable, laboratorios de todo el mundo iniciaban una carrera contra reloj para encontrar una vacuna que pueda contrarrestar al nuevo patógeno. No es el único recurso científico para detener al virus, pero sí el más importante. Las investigaciones siempre parten de la premisa de que el desarrollo de vacunas se caracteriza por un alto nivel de fracaso, pero los proyectos en marcha son más de un centenar, algunos ya en fase avanzada, y nunca antes la comunidad científica internacional había actuado tan coordinadamente ni con tantos recursos para solucionar un problema.
Este viernes 29 de mayo, los contagios declarados en todo el mundo superan los 5.900.000, mientras que los fallecimientos ya sobrepasan los 362.000, según los datos que recopila el portal worldometers.info. En total, hay 213 países y territorios heridos por el zarpazo de la enfermedad, prácticamente todos los del planeta, por lo que hallar una vacuna contra el nuevo coronavirus se ha convertido en una cuestión de máxima prioridad. Repasamos algunos de los puntos más importantes que caracterizan a este gran reto científico:
¿Qué es una vacuna?
Las vacunas son preparaciones biológicas capaces de generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos dentro del organismo. Habitualmente, se basan en el microorganismo patógeno (bacterias o virus), muerto o debilitado, sus toxinas o una de sus proteínas de superficie.
Este proceso estimula el sistema inmunológico para que sea capaz de reconocer más adelante al agente patógeno como una amenaza y destruirlo, después de generar lo que se conoce como "memoria inmunológica". Las vacunas se usan con carácter profiláctico, para prevenir o restar agresividad a futuras infecciones.
¿Por qué es importante una vacuna contra el coronavirus?
Hasta que no se encuentre una vacuna efectiva, el coronavirus SARS-CoV-2 podrá circular libremente por las personas, que estarán completamente expuestas ante el patógeno. El nuevo virus ha demostrado una capacidad de contagio superior a la que en un principio se estimó, lo que le ha permitido propagarse a lo largo y ancho del mundo de una manera explosiva.
Medidas como la higiene, el uso de mascarillas o el distanciamiento físico seguirán siendo muy efectivas, y pueden frenar el ritmo de contagios hasta niveles de relativa seguridad, pero el regreso a la situación anterior a la pandemia va a depender del hallazgo de soluciones terapéuticas. Dentro de estas, la vacuna es la más importante.
¿Se trata solo de desarrollar una vacuna?
La frenética carrera por encontrar una vacuna tiene ante sí un triple desafío titánico. Primero, para acortar los plazos debe conseguir acelerar esa relativa lentitud que caracteriza al proceso habitual de desarrollo. Pero también hay que considerar que la vacuna realmente exitosa no tiene que ser solo efectiva, sino que además debe poder producirse a gran escala, por lo que la implicación de la industria farmacéutica es fundamental. El tercer paso sería asegurar campañas masivas de vacunación. La suma de estos tres grandes objetivos convierten a este reto en uno de los más importantes a los que se ha enfrentado la ciencia en toda la historia.
¿Es seguro que se va a conseguir?
Esta carrera de fondo está marcada por otro gran interrogante: ¿qué pasaría si finalmente no se consigue ese objetivo de encontrar una vacuna? No faltan expertos que consideran que todos los esfuerzos científicos podrían resultar vanos y esta solución podría no llegar nunca. Aunque aún no hay ninguna certeza al respecto, las primeras evidencias científicas invitan al optimismo. La mayor parte de los pacientes que han sufrido la infección han respondido inmunológicamente, y esto hace que encontrar una vacuna desde el punto de vista científico sea posible.
¿Cuánto se tarda habitualmente en desarrollar una vacuna?
Los cálculos más optimistas de los expertos indican que no habrá ninguna vacuna viable ni eficaz antes de 12 o 18 meses. El proceso se está acelerando al máximo, pero hay fases que no pueden ser más rápidas, y requieren de meses de pruebas. En un contexto de pandemia, pueden parecer siglos, pero hay que tener en cuenta que en condiciones normales el desarrollo de una vacuna se extiende durante varios años e incluso décadas.
Como consecuencia del alto margen de error del desarrollo de vacunas, los investigadores suelen seguir un proceso lineal en el que cada evidencia se analiza hasta el mínimo detalle antes de dar el siguiente paso. Pero ahora los procesos de investigación arrancan lo antes posible y muchas fases se ejecutan en paralelo, abandonando el esquema lineal.
El objetivo es ganar tiempo a toda costa, aunque eso pueda conllevar un mayor riesgo de fracaso. Por ejemplo, una de las medidas que se está adoptando es la de empezar la fase clínica en humanos antes de finalizar la fase en modelos animales. O comenzar a producir masivamente la vacuna antes incluso de saber si tendrá éxito.
¿Cuántas fases debe superar una vacuna?
Antes de cualquier prueba clínica en humanos, el candidato a vacuna debe superar una Fase 0 o preclínica, que incluye pruebas in vitro y en animales. La vacuna debe demostrar que es segura y que funciona en los organismos animales. Si lo hace, puede pasar al estudio clínico, que se divide a su vez en en tres fases, con una cuarta opcional:
- Fase 1: La vacuna se prueba en pequeños grupos de entre 20 y 100 personas sanas. El estudio se centra en confirmar que es segura y efectiva, identificando posibles efectos secundarios y determinando la dosis adecuada.
- Fase 2: Es un estudio a mayor escala en el que participan varios cientos de personas. Aquí se evalúan los efectos secundarios más comunes en el corto plazo y cómo reacciona el sistema inmune.
- Fase 3: Es un ensayo mucho más grande en el que participan varios miles de voluntarios. Se compara cómo evolucionan las personas que fueron vacunadas respecto a las que no. También se recolectan datos estadísticos acerca de la efectividad y la seguridad. Esta fase también sirve para detectar otros posibles efectos secundarios que hayan pasado desapercibidos en la Fase 2.
- Posible fase 4: Muchas vacunas se someten a una Fase 4 después de que la vacuna haya sido sido aprobada. El objetivo es recabar aún más información que pueda reforzar su seguridad y eficacia.
¿Qué proyectos destacados de vacuna existen a nivel mundial?
Desde que la Organización Mundial para la Salud (OMS) declaró el brote de coronavirus como pandemia, los proyectos de vacuna se han multiplicado en todo el planeta. Con fecha 27 de mayo, la última referencia en la que aporta datos, el organismo internacional reconoce 115 proyectos que ya han encontrado un candidato a vacuna y se encuentran en fase preclínica. Además, hay otros diez que la han superado y están en fase clínica, con pruebas en humanos. Estos son:
- CanSino Biological Inc. / Instituto de Biotecnologías de Pekín (China). Fase 2: Se trata de una vacuna de vector viral. Al ser también de una vacuna de subunidad -una fórmula de nueva generación que no contiene patógenos-, se caracteriza por su seguridad. Las primeras pruebas en personas han resultado satisfactorias y ahora se ha ampliado la muestra para seguir comprobando su eficacia y seguridad.
- Moderna / Instituto Nacional de enfermedades infecciosas NIAID (Estados Unidos), Fase 2: Esta vacuna está basada en ARN mensajero, combinado con el código genético del virus. La farmacéutica estadounidense que la está desarrollando ha informado de que los primeros resultados con pruebas en humanos han sido "positivos" y continuará los ensayos.
Una farmacéutica de EE.UU. muestra resultados esperanzadores ante una posible vacuna contra el Covid-19
- Sinopharm / Instituto de Productos Biológicos de Wuhan y Sinopharm / Instituto de Productos Biológicos de Pekín (ambos en China). Fase 1/2: China también está desarrollando otros dos proyectos independientes entre sí y muy prometedores. Ambos se basan en virus inactivados y detrás de ellos está Sinopharm, el gigante farmacéutico de carácter estatal. Empezaron a inocularse en humanos el pasado mes de abril y, según fuentes oficiales del país asiático, "han mostrado una adecuada seguridad hasta ahora". La propia Sinopharm ha adelantado que, de continuar así, aproximadamente en mayo de 2021 se podrían completar todos los ensayos clínicos que permitan certificar la seguridad y eficacia de ambos.
Las primeras pruebas de una vacuna china contra el COVID-19 dan resultados positivos
- Sinovac (China). Fase 1/2: La cuarta propuesta china parte de virus inactivos purificados, y ha generado muchas expectativas, especialmente después de que un estudio publicado en la revista Science certifique que esta vacuna, desarrollada por la compañía biofarmacéutica Sinovac, es capaz de producir anticuerpos efectivos contra el coronavirus en ratones, ratas y macacos. Los autores concluyen que este candidato “debería ser probado en ensayos clínicos con humanos”. Está previsto que se haga a lo largo de este año.
- Instituto Jenner de la Universidad de Oxford (Reino Unido). Fase 1/2: En este proyecto, el más importante que se está llevando a cabo en suelo europeo, también participa la farmacéutica AstraZeneca. Utiliza una versión modificada de adenovirus de chimpancé, y ya han comenzado los ensayos en humanos voluntarios. Los investigadores estiman su probabilidad de éxito en un 80%, y creen que para finales de 2020 podría estar ya lista una vacuna para uso limitado. Incluso han llegado ha afirmar que los británicos podrían tener acceso a una posible vacuna contra el coronavirus a partir del próximo septiembre, si progresan los ensayos.
- BioNTech / Pfizer (Alemania / Estados Unidos). Fase 1/2: La compañía alemana BioNTech se alió en enero con la farmacéutica estadounidense Pfizer para desarrollar una vacuna. Tras probarla con éxito en ratones, ya han comenzado los ensayos en humanos, con cuatro variantes de un candidato basado en ARN mensajero sintético. Este enfoque múltiple permite realizar una evaluación simultánea para aumentar las posibilidades de identificar al candidato más seguro y eficaz.
- Inovio Pharmaceuticals (Estados Unidos). Fase 1: Este candidato a vacuna que está siendo probado clínicamente aún está en Fase 1, y comenzó en abril sus ensayos en humanos, basados en el ARN del virus. Se espera que los primeros datos de la respuesta inmune y posibles efectos secundarios se conozcan a finales de verano. Dependiendo de su éxito, está previsto un ensayo de Fase 2 con una muestra de participantes mucho más amplia.
- Novavax (Estados Unidos). Fase 1: La compañía biotecnológica estadounidense acaba de comenzar las pruebas clínicas en humanos con su candidato basado en subunidades proteicas, y espera tener los primeros resultados en julio antes de iniciar la segunda fase. Los investigadores aseguran que los ensayos preclínicos auguran que la vacuna "será altamente inmunogenética en humanos, lo que potencialmente logrará una protección de la COVID-19 y ayudará a controlar la propagación de la enfermedad".
- Instituto de Biología Médica (China). Fase 1: El quinto y, de momento, último candidato a vacuna que se está investigando en China abre aún más la puerta a la esperanza, aunque no ha hecho más que comenzar sus ensayos en humanos. Está basado en el virus inactivado.
¿En qué situación se encuentran los proyectos españoles?
Un escalón por debajo, aún en fase preclínica, España cuenta al menos con diez proyectos que buscan una vacuna desde diferentes perspectivas. Entre estos, destacan tres.
Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), iniciarán en breve los ensayos preclínicos con animales de un candidato a vacuna basado en una modificación de la que se usó contra la viruela.
En concreto, utilizan una cepa muy atenuada del virus Vaccinia (llamado MVA), de la familia del virus de la viruela, como vector viral para insertarle genes del nuevo coronavirus que puedan inducir una respuesta inmune adecuada frente al SARS-CoV-2. El grupo está liderado por Mariano Esteban y Juan García Arriaza.
En el mismo centro, otro equipo, dirigido por Luis Enjuanes e Isabel Solá, trabaja en crear una vacuna a partir de una reconstrucción genética del propio coronavirus, atenuando y eliminando los genes más virulentos. En breve también podrían tener un candidato viable a vacuna.
Finalmente, un tercer equipo de investigadores del CSIC, dirigido por Vicente Larraga, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, está buscando una vacuna que utiliza un antígeno del coronavirus para estimular la inmunidad. El método consiste en colocar el gen del antígeno en un "vehículo" sintético de material genético que pueda ser introducido en el organismo del paciente e inducir la protección frente a la infección. En dos meses podría empezar a probarse en modelos de ratón.
¿Qué es la “inmunidad de rebaño”?
La "inmunidad colectiva" o "inmunidad de rebaño" proporciona protección indirecta a los individuos no vacunados, y solo se produce cuando se vacuna una parte muy importante de la población, a la que se suman las personas que son inmunes porque han desarrollado anticuerpos tras un contagio previo. Los epidemiólogos calculan que entre el 60% y el 70% de la población necesita ser inmune al virus para alcanzarla.
Mientras llega la vacuna, existen posturas que abogan por dejar que se infecten las personas sin ningún tipo de control, para generar esta “inmunidad de rebaño”. Lo que proponen, básicamente, es permitir el aumento de casos positivos y de circulación de personas para incrementar la generación de anticuerpos y la creación de una barrera inmunológica. Pero esta estrategia no pasa de ser una idea descabellada, puesto que en la práctica supone una condena segura al colapso sanitario y a la muerte de millones de personas.
En España, los primeros datos arrojados por el estudio de seroprevalencia que lleva a cabo el Ministerio de Sanidad son bastante desalentadores en este sentido. Tan solo un 5% de la población española habría generado anticuerpos, por lo que esa "inmunidad de rebaño" sin vacuna se antoja como un horizonte extremadamente difícil de alcanzar, sobre todo teniendo en cuenta el elevado coste humano, sanitario y económico que ha implicado un porcentaje tan bajo.
Además de la vacuna, ¿qué otros tratamientos hay?
Los fármacos representarían la otra gran línea de investigación en la lucha contra el coronavirus. Se calcula que a nivel internacional hay alrededor de 200 nuevos medicamentos en vías de investigación para combatir el nuevo coronavirus, la mayoría de los cuales serían antivirales.
Los posibles tratamientos con fármacos ya existentes también se han multiplicado en las últimas semanas. En el portal estadounidense clinicaltrials.gov, donde se lleva la cuenta de los ensayos clínicos sobre COVID-19 en todo el mundo, hay ya registrados más de 1.700, de los que 80 se estarían desarrollando en España.
Estos medicamentos, administrados de manera individual o en combinación con otros, se dividirían principalmente en tres grupos:
- Los destinados a impedir que el virus progrese dentro del organismo humano.
- Los destinados a calmar la respuesta del sistema inmune (en los cuadros más graves de la enfermedad se desencadena una reacción inmunológica exagerada y potencialmente mortal, denominada "tormenta de citoquinas").
- Los basados en anticuerpos, bien obtenidos en laboratorios o bien procedentes del plasma sanguíneo de pacientes que han superado la enfermedad.
Los tratamientos que se han utilizado desde el principio de la epidemia se han orientado a tres objetivos: antiviral, antiinflamatorio y antibiótico (las infecciones virales se asocian con frecuencia a infecciones bacterianas). Sin embargo, la evidencia clínica ha hecho que con el paso de las semanas se hayan añadido otros medicamentos como antitrombóticos o anticoagulantes.
Existe una serie de fármacos que ya han demostrado su eficacia con otras enfermedades , y que se han probado un cierto éxito con la COVID-19, aunque todos ellos se encuentran aún en fase de evaluación. Es lo que se conoce como "reposicionamiento de medicamentos", que presentan la ventaja de que su seguridad ya está probada.
Entre estos, los más importantes son los siguientes: Remdesivir (ébola), el único que ya está en fase clínica 3, previa a la comercialización; lopinavir y ritonavir (VIH), hidroxicloroquina y cloroquina (malaria). En cuanto a estos dos últimos, un estudio observacional publicado recientemente en The Lancet sugiere que no aportan beneficios a pacientes con COVID-19. Ante las dudas generadas, la Organización Mundial de la Salud ha decidido suspender todos sus ensayos con hidroxicloroquina mientras se revisan los riesgos. En España, el Ministerio de Sanidad se ha inclinado por mantener su uso en los pacientes con COVID-19.
En cuanto al desarrollo de fármacos basados en anticuerpos, varias investigaciones a nivel mundial se centran en identificar proteínas que impidan al virus SARS-CoV-2 parasitar las células humanas y utilizarlas para replicar su material genético. Dos laboratorios independientes, uno de Países Bajos y otro de Israel, han obtenido ya anticuerpos capaces de neutralizarlo, siguiendo el ejemplo de otras enfermedades que ya se tratan con esta misma técnica.