Cesáreo Gámez: Crece corrupción con AMLO

La tasa de prevalencia de la corrupción muestra fuertes diferencias entre las distintas entidades del país.

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Cesáreo GámezFuente: Cortesía

Uno de los conceptos centrales en la campaña para alcanzar la presidencia de Andrés Manuel López Obrador fue el combate a la corrupción.

Pues bien, sucede que en el primer año de la administración de AMLO la corrupción se incrementó en México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019, dada a conocer recientemente por el INEGI.

Uno de los indicadores utilizados por el INGI es la tasa de prevalencia de la corrupción, definida como las víctimas de corrupción por cada 100 mil habitantes.

A nivel nacional, esa tasa fue de 15 mil 732 por cada 100 mil habitantes. Esta cifra es superior en 7.5 por ciento a la detectada en la encuesta anterior, levantada en 2017.

La tasa de prevalencia de la corrupción muestra fuertes diferencias entre las distintas entidades del país. Las entidades que mostraron incrementos más fuertes en este indicador son Guanajuato, en donde se incrementó 80.6 por ciento entre el 2017 y 2019, Puebla (63.9 por ciento) y Oaxaca (42.9 por ciento).

Por otro lado, entre los estados en los que disminuyó la prevalencia de la corrupción se encuentran Nuevo León, Tamaulipas y Tabasco, en los que este indicador se redujo en 24.4, 32.0 y 41.2 por ciento, respectivamente en el periodo mencionado.

Otro indicador es la tasa de incidencia de la corrupción, definida como los actos de corrupción por cada 100 mil habitantes. A nivel nacional, esta tasa aumentó 19.2 por ciento en el periodo, pasando de 25 mil 541 en 2017 a 30 mil 456 en 2019.

Aquí también observamos fuertes diferencias entre los estados de la república. En donde más se incrementó fue en Guanajuato, con un crecimiento de 161.2 por ciento en el periodo, en Puebla (100.6 por ciento) y en la Ciudad de México, que registró un crecimiento de 40.2 puntos porcentuales.

La ENCIG también investigó los costos de la corrupción. En 2019, el costo total a consecuencia de la corrupción en la realización de pagos, trámites o solicitudes de servicios públicos y otros contactos con autoridades fue de 12 mil 770 millones de pesos, lo que equivale a tres mil 822 pesos promedio por persona afectada.

Esto representa un incremento de 64.1 por ciento respecto a los costos de la corrupción estimados en 2017.

En cuanto a los trámites que más incidieron en actos de corrupción, los principales fueron los relacionados con la educación pública, con un costo promedio de dos mil 075 pesos, seguidos por los contactos con autoridades de seguridad pública, con mil 294 pesos.

El incremento en la percepción de la corrupción en el primer año de la administración de Andrés Manuel López Obrador se une a otros problemas, como la inseguridad pública y la caída en la producción y el empleo, siendo de los asuntos más urgentes en la agenda presidencial.

Crece desempleo en el primer trimestre

Durante el primer trimestre de 2020, la población desocupada en México se incrementó en 33 mil 989 personas, mientras que la población ocupada disminuyó en 331 mil 146 mexicanos y mexicanas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que elabora el INEGI.

Los sectores que más fueron afectados por el desempleo son el comercio, que perdió 132 mil plazas, la industria manufacturera, con 75 mil personas y los transportes y comunicaciones, con una pérdida de 56 mil plazas laborales.

En cuanto al modo de ocupación, los trabadores por cuenta propia disminuyeron en 78 mil en el primer trimestre, mientras que los que laboran en el sector informal se incrementaron en mil 366 en el periodo mencionado.

No hay que olvidar que en el primer trimestre todavía no se presentaban de manera clara los efectos del Covid-19, por lo que es de esperar un mayor crecimiento del desempleo en los siguientes meses.

El autor es economista de la UANL, con Doctorado en la Escuela de Graduados de Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del ITESM. Es profesor de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-Conacyt.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.