Hospitales que “matan”
Fallecimientos sin sentido por débil sistema de salud
Años de descuido tienen en malas condiciones a muchos hospitales de México. Ahora, con la pandemia del Covid-19, algunos pacientes mueren por negligencia o errores que, a decir de médicos y enfermeros, se pueden evitar fácilmente, afirma “The New York Times”.
En el reportaje firmado por Natalie Kitroeff y Paulina Villegas, donde entrevista a personal de hospitales, el “Times” señala que las muertes sin sentido son las que más atormentan a médicos y enfermeros.
“El hombre que murió porque un enfermero inexperto desconectó su ventilador. El paciente que murió de choque séptico porque nadie monitoreó sus signos vitales”.
“Las personas cuyos tubos respiratorios se obstruyeron después de ser abandonadas en sus camas de hospital durante horas...”.
En México no solo el coronavirus está cobrando vidas. El deteriorado sistema de salud del país también está matando gente.
Años de negligencia ya habían perjudicado al sistema de salud de México, dejándolo peligrosamente corto de médicos, enfermeros y equipos para combatir un virus que ha abrumado a naciones mucho más ricas.
Ahora, la pandemia empeoró las cosas: más de 11,000 trabajadores de la salud se han enfermado —una de las tasas más altas del mundo— y mermaron las ya débiles filas de los hospitales.
Algunos hospitales perdieron a la mitad de su personal a causa de enfermedad y ausentismo. Otros se están quedando sin equipo básico, como monitores cardíacos.
La escasez tiene consecuencias devastadoras para los pacientes, según entrevistas con trabajadores de la salud en todo el país.
Varios médicos y enfermeros relataron decenas de muertes prevenibles en los hospitales, por negligencia o errores que nunca debieron haber sucedido.
“Hemos tenido muchas ‘defunciones tontas’”, afirma Pablo Villaseñor, médico del Hospital General de la ciudad de Tijuana, centro de un brote.
“No es el virus lo que los está matando, es la falta de atención adecuada”, dice.
Los pacientes mueren porque se les dan medicamentos incorrectos o la dosis incorrecta, dicen los trabajadores de la salud.
Los guantes protectores en algunos hospitales son tan viejos que se rompen en el momento en que se los ponen, añaden enfermeros.
Las personas a menudo no reciben la sedación adecuada, luego se despiertan y se sacan sus propios tubos de respiración, cuentan empleados hospitalarios.
Adriana de la Cruz, enfermera en el hospital “Dr. Belisario Domínguez”, en la zona sureste de Ciudad de México, señala que la fuerza de trabajo sobrecargada, y a menudo sin entrenamiento, ha cometido errores evidentes, a un gran costo.
“Sí ha pasado que se dan muertes por falta de atención y falta de personal, y por negligencias en muchas situaciones”, afirma.
“Estos pacientes tendrían más posibilidad de sobrevivir si pudiéramos ofrecer un mejor cuidado. Hacemos lo que podemos”.
El gobierno federal gasta en atención a la salud un porcentaje de su economía menor que la mayoría de los países en el hemisferio occidental, según el Banco Mundial.
Y el presidente Andrés Manuel López Obrador lideró recortes de gastos incluso después de reconocer que su país tenía 200,000 trabajadores de la salud menos de los que necesitaba.
El brote en México crece con mucha rapidez y no da señales de disminuir, mientras las muertes y casos reportados crecieron cada semana durante los últimos meses y golpearon particularmente a Ciudad de México y Baja California, que incluye a Tijuana.
Subregistro
En una investigación el “Times” encontró evidencia de que las autoridades federales estaban subregistrando los fallecimientos. Un alto funcionario de salud admitió públicamente que el gobierno no tiene un conteo preciso de las muertes causadas por el virus.
En el hospital de Villaseñor quedan tan pocos médicos que, durante algunos turnos, los pacientes críticos pasan ocho horas sin que nadie los revise, afirma.
“Escuchas tantas veces que ya murió otro paciente porque no recibió atención adecuada, y otra más, y otro más, y tratas de no paralizarte”, agrega Villaseñor.
El reumatólogo afirma que tuvo que aprender con un vídeo de YouTube cómo equiparse para atender a los pacientes de coronavirus.
Conforme la población de México aumentó durante la última década, el gobierno mantuvo bajos los fondos hospitalarios, dedicando menos del 3% del PIB a la atención médica.
Datos del Banco Mundial muestran que para 2017, mucho antes de que López Obrador asumiera el cargo, solo dos países en Centro y Sudamérica gastaron menos que México en proporción a sus economías: Guatemala y Venezuela.
“Pasan gobiernos y gobiernos que mencionan el tema de salud y no plasman esas prioridades en el presupuesto”, lamenta Judith Méndez, analista en el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, sobre los sucesivos gobiernos del país.
Sin respuesta
El gobierno mexicano no respondió a reiteradas solicitudes de respuestas. Los secretarios de Salud locales en Ciudad de México y en Baja California también declinaron hacer comentarios. En los últimos años, los pacientes han presentado miles de quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por negligencia en hospitales.
Y la calidad de la atención disminuyó aún más después de que los trabajadores de los hospitales en México sufrieran algunos de los primeros brotes de coronavirus.
Muchos países han tenido problemas porque los médicos y los enfermeros se contagiaron del virus, pero en México el problema es particularmente grave.
Los datos del gobierno sugieren que uno de cada cinco casos confirmados de coronavirus en el país son de trabajadores de la salud.
“Si los trabajadores de la salud se enferman a este ritmo, lo principal es que corres el riesgo de no tener una fuerza laboral de salud para cuidar a la gente”, advierte Howard Catton, director ejecutivo del Consejo Internacional de Enfermería.
Adriana De la Cruz, enfermera en Ciudad de México, dice que su hospital inicialmente instruyó a los empleados a no usar mascarilla cerca de los pacientes hasta que la persona diera positivo por coronavirus.
“Esperabas tres o cuatro días en lo que el paciente daba positivo y, mientras tanto, ya te infectaste”, agrega Adriana, quien señala que 80 de sus colegas enfermaron.
Algunos hospitales se prepararon con tiempo para el virus, que se expandió en Estados Unidos y Europa antes de que los brotes aparecieran en México.
En Monterrey, los médicos dicen que los protocolos para proteger a los trabajadores se iniciaron hace meses.
Rodolfo Ruiz, especialista en enfermedades infecciosas, asegura que se siente protegido en su hospital público en Mexicali, incluso cuando las camas de hospital se llenan.
Pero en algunas de las ciudades más afectadas los pasos en falso llevan a los hospitales desbordados a un punto de quiebre, dicen los trabajadores.
Médicos y enfermeros realizaron protestas afuera de sus hospitales en más de una decena de estados y en avenidas, según reportan medios locales, mientras otros se rehusan a tratar a pacientes con coronavirus.
Rosario Luna, enfermera en el hospital José María Morelos y Pavón, en Ciudad de México, describe que trataba a pacientes de Covid-19 con monitores cardíacos dañados y máquinas de succión defectuosas.
En el hospital Doctor Carlos Mac Gregor, también de Ciudad de México, la doctora Berenice Andrade apunta que un internista renunció por la falta de personal y que un solo médico se encargaba de 54 pacientes durante los fines de semana.
“Eso hace que el trato sea muy deficiente. La salud de algunos de estos pacientes claro que es afectada”, lamenta.
Cinco médicos y enfermeros murieron en el Centro Médico La Raza, un complejo que incluye a varios hospitales públicos en Ciudad de México, dijo un vocero del IMSS. Este mes uno de los hospitales comenzó a ofrecer apoyo psicológico a los trabajadores.
“No es fácil saber que un día trabajaste con alguien y al otro día ya no está ahí”, admite Ivette Díaz, enfermera en la unidad de cuidados intensivos, de 37 años y quien vive con sus padres ancianos. “Estoy con miedo todos los días. Suena mi despertador y ya no quiero ir a trabajar”.
El hospital nunca ha tenido suficientes suministros, aclara. Los vendajes no se adhieren a los pacientes porque ya perdieron su adhesivo.
Pero después de que sus colegas bloquearon las vías que conducen al hospital, el mes pasado, los directivos comenzaron a proporcionar más equipos de protección.
Aún así, las mascarillas que les dieron estaban perforadas debido a un defecto de fabricación, afirma Ivette Díaz.
“Si aquí en México invirtieran en el área de salud. Si tuviéramos el material adecuado, yo creo que el panorama pintaría diferente”, opina.
Hace poco pasó su día libre recorriendo las calles de su vecindario hasta que encontró a un comerciante local que le vendiera un lote de mascarillas.
Pagó siete dólares (unos 150 pesos) por cada una y considera que es un precio bajo para una mascarilla sin agujeros.
El presidente niega carencia
El presidente López Obrador niega carencia de equipo médico contra Covid-19.
Tiene otros datos
Ante las protestas por falta de equipo para el personal médico que atiende a pacientes con Covid-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró ayer que el reporte que tiene es que no hay carencia.
Un posible explicación
Lo pudiera estar ocurriendo, señaló, es que pueda estar almacenado y no se distribuya el material necesario.
Informe detallado
En conferencia de prensa, dijo que pedirá a al subsecretario Hugo López-Gatell que informe detalladamente sobre la entrega del equipo médico.
En el informe de hoy
“Mañana va a haber un informe sobre una nueva etapa para seguir enfrentando la pandemia y voy a pedirle al doctor Hugo López-Gatell detalle sobre el equipo para proteger al personal de salud”.