Rosell y Laporta

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Llamó Laporta , respondió Rosell , se vieron, recordaron algún plato que sobrevoló sus cabezas y que estuvo bien lo que hicieron en el 2003. Ganaron unas elecciones de la nada, con una generación nueva con ganas de cambio, impulsaron nuevas vías y plantaron un futuro que fue bien. Aún va bien. Seguramente cada uno de los dos cortará el periodo en función de sus mandatos, pero la aventura valió la pena. Luego los egos fueron comiendo a los personajes (a algunos más que a otros) y de aquel conglomerado de jóvenes yuppies quedaron reinos de taifas, alguno anclado ahora en Manchester ( Soriano ), otro en Francia ( Ingla ) y con Rosell sin ningunas ganas de volver a la presidencia y con Laporta con todas.

Es posible que ayer Rosell diera un paso para ir cerrando algún ‘ismo’ como hizo Laporta con su llamada a Sandro . La relación entre los dos seguramente parte más del corazón (dos tipos emocionales) que de la cabeza, pero aquel Barça del 2003 tuvo en Laporta a un excelente comunicador y a Rosell en un extraordinario director deportivo. Soriano levaba los números e Ingla el marketing. El principio fue una ebullición innovadora de un grupo con mucha ambición. Aquella junta no eran solo cuatro sino que empujaban todos. Fue un periodo muy intenso pero corto. Y fue bueno. Y pasó.

Rosell sucedió en la presidencia a Laporta y su mandato también fue bueno, pero no fue reconocido porque los egos ya andaban disparados. Más tarde se hizo cargo de la presidencia Bartomeu y mantuvo los buenos resultados deportivos y económicos, pero sin apoyos. Montal tomó buenas decisiones y Núñez patrimonializó, dimensionó y capitalizó al Barça, pero todos acabaron contra todos porque un día se decidió que el FC Barcelona debía actuar como la política y tener su poder y su oposición y no conceder nada a nadie. En su día se politizó el fútbol, con grupos de oposición y hoy se ha futbolizado la política, queriendo todos marcar goles