Imagen es percepción

La comunicación en la pandemia

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En este tiempo de pandemia, los paradigmas y formas de comunicación interpersonal tradicional han cambiado radicalmente. Vamos a tener que compensarlo con gestos o una mirada más expresiva. El desafío, al utilizar la mascarilla, además de no contraer el virus, es hacerse entender correctamente. Ya que las máscaras ocasionan un inevitable déficit de comprensión de las palabras al amortiguar el sonido. Además, obstruyen la visibilidad de la mitad del rostro, ocultando parte de las expresiones faciales con las cuales transmitimos emociones e intenciones.

Afortunadamente la comunicación verbal abarca tan solo un pequeño porcentaje en la comprensión del mensaje, en relación con el lenguaje no verbal, que ahora cobra más importancia aún, obligándonos a optimizar nuestros gestos para transmitir la información correctamente y reforzar nuestra comunicación. El desafío radica en apoyarnos en la mirada, postura, las manos y las amplias sonrisas.

Los gestos universales pueden ser conscientes, por ejemplo: afirmación, negación, encogerse de hombros, mostrar las palmas de las manos con los brazos levantados, levantar la mano con la palma abierta (saludo). Y también están los inconscientes, que son la expresión de emociones —felicidad, tristeza, ira, asco, miedo y sorpresa—. Por lo que permítame brindarle algunos consejos prácticos que le serán de mucha utilidad en estos días.

Tono y timbre de voz. Tendremos que aprender a hablar más despacio y en un tono de voz un poco más alto, sin llegar a gritar. Muchas personas tienden inconscientemente a aumentar demasiado el volumen de la voz, en parte porque ya no escuchan su propio sonido en los oídos. Si se agrega a la mascarilla un vidrio o plexiglás, será aún más complicado entenderse. Trate de ser más concreto en sus expresiones, no redundando en el tema, exprese breve y claramente sus ideas. Es decir, use menos palabras y vaya directamente al punto.

El saludo. Es importante no descuidar el saludo verbal y si se encuentra a alguien a una distancia social -que son más de tres metros- debe también levantar la mano amigablemente moviéndola en forma oscilante para enfatizar el mensaje de simpatía y hacer una reverencia con su rostro para reforzarlo; no olvide decir un hola o buenos días sonriendo y llamando a la persona por su nombre, -si la conoce-. Recuerde que, aunque no se vea su boca, si su sonrisa esta sincronizada con los ojos, estos reflejarán su agrado al saludar a la persona.

La mirada. Ahora sus ojos tendrán que hablar mucho más que las palabras para expresar las emociones y sentimientos. No olvidemos que no en balde son llamados la “ventana del alma”. Aunque el lenguaje de los ojos se percibe de manera intuitiva y es básicamente inconsciente. Si nos emocionamos, nuestras pupilas se dilatan; en cambio se achican cuando se siente hostilidad o mal humor. Sin embargo, si usted se concentra puede lograr, pensando positivo, reflejar en su mirada simpatía por los demás. Para reforzar su expresión puede incluso guiñar un ojo, subir una ceja, cerrar ambos ojos, parpadear lento o rápido, y así expresar aún más sus emociones.

La sonrisa. La mascarilla bloquea nuestra sonrisa y esto sí que es un problema, porque esta es una expresión universal de simpatía y felicidad. Sin embargo, una sonrisa sincera se distingue por los músculos orbiculares, que son los encargados de estirar las mejillas y arrugar los ojos a través de su contracción, esta se llama sonrisa de Duchenne (en honor del investigador francés que realizó este estudio). Si usted tiene esta sincronización entre sonrisa y ojos, las personas percibirán su sinceridad. Incluso ahora no solo sonría, sino haga que su risa se escuche. ¡Buena suerte!