Catalejo

Razón de la crítica en el periodismo

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Algunos obcecados contra el periodismo independiente le lanzan diatribas por considerar un abuso criticar a gobiernos, presidentes, etc. No importa si el fanatismo es “de derecha” o “de izquierda”. Quienes están cercanos a estos funcionarios públicos pronto descubren la ventaja de alabar todas sus prácticas para el arribismo y tratan de descalificar a los críticos, sobre todo a los de vasta experiencia profesional, porque “nunca han sido presidentes”. Pero esas horas de vuelo permiten a los mandatarios, por definición inexpertos en el arte de gobernar, darse cuenta de cuándo serán cometidos errores. Los han atestiguado antes.

Con el presidente Giammattei solo he cruzado un saludo dos veces, y soy crítico porque voté contra Sandra Torres. Porque lo veo hablando de más, tomando decisiones equivocadas y/o contrarias a sus promesas electorales, y porque su fracaso arrastrará al país, sobre todo con esta tragedia causada por la actual pandemia. Por eso le sugiero rogar a Dios librarlo de sus amigos. De sus enemigos, él puede hacerlo. Reitero: lo más importante es combatir la corrupción, porque detiene el urgente avance del país. No es culpable ni responsable de esa lacra, pero lo será si no se lanza a destruirla.

La ayuda de la prensa independiente. Al comentar, otorga sugerencias en las columnas. Si el doctor Giammattei decide poner a alguien a analizarlas, le será posible recibir a diario un informe de muchas de estas –unas válidas, otras no—, pero producto de la mente de analistas interesados en el país. Lejos de irritarse, debe agradecer toda esa asesoría sin costo de ciudadanos deseosos de participar en la solución de los problemas nacionales, sin estar en el erario. Más bien debería solicitar esas colaboraciones y cuidarse de los adulones e interesados localizados pululantes en su cercanía.

Eso pasa por no leer

En las últimas semanas, ha habido varios ejemplos claros de los problemas causados a Alejandro Giammattei por su persistencia a no leer cuando se dirige a la ciudadanía, y con ello arriesgarse a no ser claro o cometer errores conocidos popularmente como “metidas de pata”. Lo peor es cuando intenta desdecirse, o sea negar la autenticidad de lo expresado. Ayer circularon dos videos filmados con algunas de sus afirmaciones más equivocadas y por eso creo necesario recordarlas para así demostrar de dónde salen las críticas, muchas nacidas de ciudadanos, no en la vilipendiada prensa independiente del país.

Al principio de marzo dijo: “No nos asustemos. Los que más corren riesgo son los viejitos, así que a los patojos no nos va a pasar nada”. Luego, “Si nos lavamos las manos, seguramente la enfermedad no pasará de ser una gripona” (Bolsonaro la llamó “resfriadinho”). Después: “Esta enfermedad afecta a todos, y puede matar a todos, porque los que hoy protestan a regañadientes y dicen que es una gripona y que todo mundo debería andar en libertad, les apuesto que si fuera su padre, o su madre quienes estuvieran en el ataúd, estarían exigiendo lo contrario que hoy vociferan”. “Los productos perecederos no los van a poder traer porque van a llegar a un lugar que está cerrado”.

A los dos días de esa dominguera frase, afirmó: “Alguien principió a correr la bola que solo unas pocas empresas iban a poder llevar alimentos. No es cierto. Menos mal que allí está el diario oficial de lo referente a la libre circulación de los alimentos. Un tomate es un alimento y puede circular. Todos los alimentos pueden circular a cualquier hora para que lleguen a los mercados”. “Si los casos siguen en aumento nos vamos a ver en la necesidad de cerrar el país por quince días, incluyendo la industria”. “Circuló que íbamos a cerrar el país durante quince días. No crean lo que no salga de nuestra boca. Si yo voy a cerrar el país. lo diría. Pero no es cierto”. Ojalá haya una guía para saber cuándo lo expresado es verdadero y evitar problemas para todos.