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EDITORIAL

Opciones pedagógicas válidas

La brecha digital según sectores socioeconómicos o localización territorial es un factor de inequidad de acceso a la educación.

El miércoles pasado, la Facultad de Humanidades difundió una noticia inusual: una doctoranda aprobó su tesis en el marco del Doctorado en Ciencias Humanas de la UNCA de manera enteramente virtual. María Cora Paulizzi defendió su trabajo ante un tribunal integrado por profesores que la examinaron desde distintas ciudades de la Argentina, a través de una sala virtual y por un canal de YouTube.

Paralelamente, el mismo día pero en Rosario, Victoria Cassani, una joven de 24 años, obtuvo su título de abogada al rendir de manera también online ante una mesa examinadora integrada por docentes, uno de los cuales se encontraba en Tasmania. 

Son dos ejemplos muy calificados de numerosas experiencias que se vienen dando en el contexto educativo, particularmente el universitario, en estos tiempos de pandemia, en los que las lógicas medidas preventivas impiden las clases y los exámenes presenciales.

Pero si bien la emergencia ha forzado de algún modo la virtualidad educativa, la educación a distancia, por métodos clásicos o a través de la eficaz utilización de las nuevas tecnologías, es una opción pedagógica válida y de larga trayectoria en la Argentina.

La brecha digital según sectores socioeconómicos o localización territorial es un factor de inequidad de acceso a la educación.

Son más de 50 las instituciones universitarias públicas que integran la Red Universitaria de Educación a Distancia de Argentina (RUEDA) del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). La Red, creada hace ya treinta años, define a la educación a distancia como “una alternativa del mismo valor académico que la presencial, con características peculiares que le permiten adaptarse mejor a determinados problemas, cuestiones o contenidos respondiendo a políticas de democratización y mejoramiento de la calidad de la enseñanza”.

La pandemia ha visibilizado la educación a distancia, ahora con el uso de herramientas tecnológicas que no existían en sus orígenes, cuando los recursos utilizados eran, básicamente, la radio y la televisión. 

De todos modos, no todas son noticias auspiciosas. La brecha digital según sectores socioeconómicos o localización territorial es un factor de inequidad de acceso a la educación. No alcanza con el acceso gratuito a portales educativos y campus universitarios virtuales, que son avances importantes pero que no solucionan la falta de conectividad e incluso de dispositivos electrónicos que sigue afectando a estudiantes de ingresos bajos o radicados en localidades aisladas del territorio nacional. 

Otro problema es la falta de capacitación de los docentes en el manejo de estos nuevos recursos tecnológicos, lo que limita el impacto y la calidad de los contenidos que se emiten de manera virtual.

La excepcionalidad del momento que vive la humanidad ha obligado a desplegar, de una manera inédita hasta el momento, las iniciativas de educación a distancia. Como este despliegue se hizo de manera precipitada y no planificada, los errores o déficit quedaron rápidamente al descubierto. Pero se trata de información valiosa que servirá para mejorar, con tiempo para planificar, estos recursos hasta ahora poco explorados y el modo de aprovecharlos con mayor eficiencia.n