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Se adorno. El ministro Gordillo fue desplazado de las gestiones para la reforma del estatuto docente.
CARA Y CRUZ

Gordillo en el decorado

El intendente vitalicio de Pomán Francisco Gordillo tenía expectativas de recomponer en el Ministerio de Educación los desempeños que había tenido al frente de las carteras de Gobierno y de Desarrollo Social durante el primer mandato gubernamental de Lucía Corpacci,. 
No podía decirse que fuera desafío particularmente difícil. 
De Gobierno tuvo que irse poco después de cumplir un año de gestión, envuelto en sospechas por la “narcodenuncia”. Una camioneta 4x4 asignada a su nombre había quedado involucrada en el secuestro de un cargamento de marihuana dirigido a Pomán, a cargo de sujetos oriundos del departamento vinculados con él. Su estadía en Desarrollo Social, más fugaz todavía, tuvo como objetivo principal atenuarle el desprestigio de ser eyectado sin dilaciones del gabinete.

Tan modestos precedentes habilitaban sus esperanzas de que se cumpliría aquello de que la tercera es la vencida. Pero parece que lo suyo no pasa por los ministerios: acaban de despojarlo del modo más cruel, a gatas le dejaron el sello. 
El proceso de reforma del Estatuto Docente, que encaró con gran energía, se estrelló bajo su conducción sin remedio y el Gobierno decidió meterlo en el paquete general de la reforma del Estado, que se gestionará en el ministerio de Gobierno a cargo de Jorge Moreno. 
A esta desautorización se superpone la admisión de que no pincha ni corta en las definiciones salariales.
"En una situación tan difícil como la que estamos viviendo hoy, en donde el Estado tuvo una recaudación muy baja y el Gobernador priorizó pagar los sueldos, no se cuál será la posibilidad de tratarlo porque yo no lo defino. Pero en términos generales, a opinión personal, nos tenemos que sentir dichosos de cobrar un sueldo a fin de mes. No se podrá hacer un ofrecimiento en materia salarial, entiendo yo", dijo luego de informar el fracaso de la modificación del Estatuto Docente. Más o menos como avisarle a los sindicatos docentes que no es a él a quien deben incordiar con el reclamo de paritarias.
“Nosotros seguiremos trabajando en la educación para que el sistema mejore", aclaró no obstante, sin meterse en detalles.

Mientras, los gremios están en pie de guerra por la reforma del Estatuto que todavía no es ni se sabe exactamente en qué consistiría, porque ni siquiera se llegó a la instancia de discusión. Del sexteto de sindicatos, solo quedó en la mesa de Gordillo ADUCA, y el resto se retiró para organizar, ya que el confinamiento torna absurdo el paro, “banderazos” contra la idea.
La cartera de Gobierno tendrá que tratar de enfriar el caldero en ebullición que deja Gordillo, que pasa a cumplir un papel decorativo. 
Moreno insistió con que el Gobierno no está pensando en reducir salarios ni echar gente y que la reforma surgirá de la discusión con los gremios en la Secretaría para la Reforma del Estado, bajo una “ley marco” que se enviará a la Legislatura posiblemente la semana que viene (ver página 2).

Lo vinculado con el personal es prácticamente lo único que queda pendiente de la reforma del Estado

En rigor, la Secretaría se crea para discutir prácticamente lo único que queda pendiente de la reforma del Estado postulada, que es lo vinculado al personal de la administración pública. 
Lo medular del resto ya está corriendo: cambio de los regímenes de coparticipación municipal y regalías mineras, unificación de organismos recaudadores, incorporación de organismos autárquicos a la órbita de ministerios con funciones afines.
El Gobierno busca configurar un escenario político propicio para avanzar con cambios que estima indispensables y neutralizar la prédica terrorista de los sindicalistas. 
En esa línea, Moreno subrayó ayer la situación en que quedaron los empleados municipales capitalinos, docentes incluidos, tras el paso del gobernador Jalil por la Intendencia: son los mejor pagos de la provincia, sin un solo despido en ocho años. n