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Decisión. Tras el encono con Trump, fuentes cercanas a Twitter afirmaron que la empresa podría mudarse a Alemania. (AP)

La disputa Trump-Twitter, una previa antes de la elección

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Aunque las muertes por coronavirus en Estados Unidos superen las 100 mil y su gestión de la pandemia deje mucho que desear, Donald Trump siempre se las ingenia para ser el centro de la atención.

En las últimas horas, luego de que Twitter etiquetara dos de sus posteos sobre fraude electoral como “potencialmente engañosos”, el inquilino de la Casa Blanca amenazó con cerrar las redes sociales al mejor estilo de un líder antidemocrático.

Según consigna la agencia Reuters, Trump se dispone a firmar un documento que ordena cambios en la regulación de las plataformas.

En concreto, el magnate pretende modificar la ley conocida como Sección 230, que data de 1996, y que establece que los proveedores de servicios no pueden ser considerados como responsables directos de lo que terceros publican en sus plataformas.

Los cambios podrían exponer a las empresas de tecnología a más demandas judiciales.

Consultado al respecto, el especialista Ernesto Calvo, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Maryland y residente en Estados Unidos desde hace 27 años, sostuvo que no le ve mucho asidero, pues no es un tema que pueda regular el Poder Ejecutivo.

“Están la Corte y el Congreso”, advierte.

“Trump no puede forzar a las plataformas a que no comenten o no editen porque es un área en la cual ellas tienen reservado el derecho de hacerlo. Creo que es una forma perfecta para él de sacar algún provecho en esta crisis, así que presumo que seguirá presionando”, agrega.

Calvo, quien días atrás presentó el libro Fake news, trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales, que escribió junto con Natalia Aruguete, sostiene que Twitter “tiró su sombrero al ruedo” en el sentido de que sabe que se involucró en un terreno pantanoso que Trump maneja a la perfección.

Nunca pelear con el chancho

“Es como el dicho ‘nunca hay que meterse a pelear con el chancho en el chiquero porque vas a quedar lleno de m…’ Acá Twitter se metió a pelear en el barro, algo que Trump hace todos los días. Eso implica que de acá a noviembre la cancha estará embarrada y la plataforma pasó a ser parte de la campaña política”.

Para el politólogo, becario de Conicet y profesor de la Universidad de San Martín, Iván Schuliaquer, las redes sociales son capaces de confrontar con Trump a una escala superior a lo que pueden ser los medios tradicionales (diarios, TV) de tendencia demócrata y es el propio presidente de Estados Unidos quien las elige como adversario.

Según el especialista, doctor en Sociología de Medios por la Sorbona, Trump no hace más que manipulación política.

“El libro de Calvo y Aruguete demuestra que las fake news no son noticias falsas, sino manipulaciones que se hacen para generar un daño político y cambiar el eje de la conversación. Y vemos que Trump busca hacer lo que hizo durante toda su carrera. Al mismo tiempo, se encuentra ante una comunidad de gente que piensa como él y está dispuesta a seguirlo. Y con la lógica de las redes, permite que ciertas comunidades actúen como burbujas que se retroalimentan y van generando polarización y distanciamiento con otros actores”, agrega.

En este sentido –según Schuliaquer– que se califique a Trump como potencialmente engañoso va contra todos los parámetros en los que él se mueve.

“Él es quien pone en duda todo, sobre todo el conocimiento científico. Él puede decir cosas sin basarse en un discurso racional o basado en evidencia. Entonces, que aparezca justo que sus mensajes son engañosos le da como una coartada especial para esto”, cierra.

¿Regular las redes?

Ahora ¿es posible regular el contenido que circula en las redes? La respuesta está en lo que ocurrió en las últimas campañas en Estados Unidos. “Lo que pasa en las redes sociales es similar a la crisis del coronavirus. Para poder frenar, administrar o generar responsabilidad para que disminuya la toxicidad en las redes tiene que haber un acuerdo entre los políticos. Del mismo modo que para que se ordene un distanciamiento social necesitas tener consenso entre los políticos. En países como Estados Unidos, Brasil o México, no hubo acuerdo en la política ni distanciamiento social. Podemos decir lo mismo de los trolls. Es un área que debe estar administrada por un consenso entre Gobierno y oposición. Trump no va a tratar de regularlo, sino utilizarlo en su beneficio”, afirma Calvo. Lo que sucede en la política de Estados Unidos preocupa especialmente a Calvo, quien sospecha que las acciones del presidente podrían condicionar el normal desarrollo de las elecciones.

“No es una situación sencilla. Si Twitter sintió que Trump había cruzado una línea en un intento de afectar la legitimidad de una elección, el candidato republicano puede preparar el terreno para condicionar a las autoridades electorales, denunciar fraude y no aceptar la transición si no llega a ganar”, advierte.

“En Estados Unidos esto hubiera sido impensable hace cinco años –completa–. Twitter es la plataforma de Trump para llevar adelante una política que puede terminar siendo un golpe a la democracia que no se vio en 150 años”.