Okupas «subrogan» su piso a otros en A Coruña por 800 euros
El dueño lleva 14 meses sin lograr desahuciar a los inquilinos, que luego dejaron la vivienda a otros asaltantes
by D. Vázquez«Dicen que los desahucios son inmediatos, pero yo llevo esperando 14 meses». Quien habla es Juan Feijoo Iglesias, propietario de un inmueble en A Coruña. Su problema empezó como un simple impago de los inquilinos, y se ha convertido en víctima de una ocupación reincidente.
En enero del 2019 le dejaron de pagar los dos chicos a los que había alquilado una vivienda en un cuarto piso de la calle Eladio Rodríguez. La gestoría no logró comunicarse con ellos, y en marzo de aquel año inició los trámites de desahucio. En septiembre le avisaron de que la puerta está reventada y que dentro debía haber okupas. Alertó a la policía, pero le indicaron que como habían estado más de 72 horas ya no era posible echarlos. Llegó a hablar con ellos —una pareja con un niño pequeño, parientes de los okupas de A Zapateira—, que le indicaron que los anteriores inquilinos les dejaron el piso por 800 euros. «Me dijeron que les hiciese contrato, pero ¿de qué? Si no pagan nada», comenta el dueño, que en todo este tiempo ha tenido que seguir haciendo frente a las facturas del agua, la luz, la comunidad y el IBI.
Se le abrió una cierta esperanza en enero, cuando los vecinos le indicaron que el piso parecía abandonado; la policía comprobó que no había nadie y que la puerta estaba abierta. Se la recomendaron asegurar, y optó por cerrarla e ir encargar una puerta nueva. Dio un adelanto de 300 euros, pero no pudo llegar a colocarla: volvieron en unos días, reventaron la puerta, y vuelta a empezar. La policía, como hay recibos de teléfono con esa dirección, le dijo que no puede hacer nada. «Esto es un cachondeo, a este paso los tengo que mantener yo», se queja. El desahucio de los primeros estaba fijado, pero quedó en suspenso por el estado de alarma. Desconoce cuándo será, y que pasará con los segundos okupas.
El piso tiene una puerta con dos cerraduras y le falta parte del marco de los golpes para volver a entrar. Dentro está una joven con un niño de año y medio. Admite los hechos. Explica que pagaron, «una cantidad que ya no recuerdo», al anterior inquilino con el que llegaron a vivir unos días. Se reconoce como okupa y lo justifica por la falta de ingresos. Dice, sin embargo, que se ofrecieron a pagarle algo al dueño, que su pareja va haciendo trabajos, pero no aceptó. Dice que solo dejaron la casa unos días para cuidar a su madre, ahora acogida por Remar. Ella recela de servicios sociales.
La asaltante del piso de la calle Eladio Rodríguez desvela que a su madre, okupa en una vivienda de lujo en A Zapateira, la han llevado a Pontevedra. Se fue con Remar, institución que la acogió a petición de otra ONG que tramitó su marcha del chalé junto a cuatro hijos. «Ofrecéronlle distintos recursos e quixo vir aquí», indica Antonio Pazos, director de Remar Galicia, entidad que acogió a 300 personas en los últimos meses.ue