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Deportaciones de Trump habrían ayudado a expandir el coronavirus en América Latina

El gobierno estadounidense ha sido señalado de propagar el COVID-19 en países vulnerables de América Latina al deportar a cientos de personas que padecen el virus.

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El sueño americano para Orlando Jaramillo*, un colombiano de 52 años que viajó a comienzos de este año a Estados Unidos en busca de un mejor futuro, apenas duró unas pocas horas. Después de cruzar con éxito el peligroso río Bravo, en la frontera con México, donde el año pasado murieron 109 migrantes que buscaban llegar ilegalmente a suelo norteamericano, fue detenido por las autoridades gringas y llevado a un centro de detención en Texas.

Tras casi un mes encerrado, Jaramillo, junto con 63 colombianos más, fue deportado al país. El 30 de marzo aterrizaron en el aeropuerto El Dorado en uno de los pocos vuelos que se permitieron por esos días, pues el país se encontraba en la primera fase de la cuarentena para prevenir el contagio de COVID-19.

Pasadas unas semanas, Jaramillo, junto con otros 23 de los deportados, dio positivo por coronavirus. La noticia causó conmoción, pues la opinión pública se preguntaba cómo era posible que Estados Unidos enviara a personas contagiadas al país. El colombiano dice que antes de volar al país les hicieron pruebas y controles, pero el resultado de unas semanas después indicaba que, para el momento de volar, podían haber sido asintomáticos.

"Nos hicieron exámenes de rutina: temperatura y presión, pero con eso no se sabe si alguien tenía o no coronavirus", dijo Jaramillo a El Espectador. "Fuimos prácticamente el conejillo de indias", agrega. 

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La historia de Jaramillo no es algo que solo ha ocurrido en Colombia. Varias organizaciones sociales han alertado que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) ha deportado a cientos de migrantes ilegales a países de América Latina sin verificar si son portadores o no del virus y acusan al gobierno Trump de propagar el COVID-19 en países como Guatemala, Honduras, El Salvador y Haití. “El gobierno de Estados Unidos es definitivamente responsable de la propagación de la pandemia de COVID-19”, aseguró Ariana Sawyer, experta en inmigración para el programa Human Rights Watch para Estados Unidos a la DW.

Guatemala es un país que está luchando particularmente con las consecuencias de estas deportaciones. El Estado centroamericano ha tenido que suspender repetidamente vuelos de deportación desde Estados Unidos, pues en los últimos dos meses han recibido al menos a 102 migrantes deportados contagiados de coronavirus, de acuerdo con datos difundidos el 11 de mayo por el Instituto Guatemalteco de Migración.

Sin embargo, poco pudieron hacer los guatemaltecos para detener estas deportaciones. Cuando confirmaron el primer caso de un deportado con COVID-19, por allá en marzo, el gobierno suspendió la entrada de vuelos de deportaciones, lo que provocó la ira de Trump. El mandatario estadounidense amenazó al país centroamericano de ser objeto de sanciones si no abría de nuevo los cielos.

“Estados Unidos es la Wuhan de América Latina”, dijo en una rueda de prensa el ministro de Salud de Guatemala, Hugo Monroy, quien llegó a afirmar que su país tendría menos casos de COVID-19 de no ser por las deportaciones que llegan desde Estados Unidos. Washington consideró esta afirmación de Monroy como “una exageración” y envío a un grupo de expertos para que hicieran pruebas en ese país. Los resultados de estas pruebas le dieron la razón a Guatemala: el 20 % de los casos del país habían sido importados por deportaciones.

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De hecho, hay denuncias de casos de guatemaltecos que han dado positivo por el coronavirus a pesar de tener documentos de las autoridades de inmigración de EE. UU. que indicaban que habían sido examinados y habían arrojado resultados negativos.

“Se está exportando el coronavirus a los países a los que se está deportando a los migrantes”, comentó a la DW Guillermo Castillo, presidente de Cooperación Migrante, una organización de guatemaltecos radicados en Estados Unidos y enfocados en la defensa migratoria de sus compatriotas. En total, Estados Unidos ha devuelto al menos 6.500 guatemaltecos, 5.000 hondureños y 1.600 salvadoreños entre marzo y abril, según las cifras disponibles.

El gobierno estadounidense, que presenta más de 1,7 millones de casos y 100.000 fallecidos por el brote, asegura por su parte que el envío de deportados con coronavirus “había sido un error”, mas insistió en que no fue intencional. “Es desafortunado, pero no fue intencionado, y estamos en conversaciones diarias con ellos sobre cómo podemos desarrollar protocolos que sean mutuamente satisfactorios”, dijo un funcionario del Departamento de Estado de EE. UU. a EFE.

Alto riesgo de contagio

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Antes de ser deportados, los migrantes arrestados tienen que permanecer por varias semanas en los centros de detención estadounidenses, en donde apenas tienen acceso a pruebas de COVID-19 o posibilidades de distanciamiento social. Expertos consultados por Amnistía Internacional aseguran que el 70 % de los detenidos en estas detenciones tienen “un alto riesgo” de contraer el COVID-19.

“La deportación de personas en medio de una pandemia es particularmente preocupante, teniendo en cuenta que las prácticas de detención en Estados Unidos aumentan el riesgo de las personas de contraer el virus”, alerta Amnistía Internacional en una carta dirigida a las autoridades migratorias de ese país.

Sin embargo, incluso a pesar de que los pacientes den positivo por COVID-19, el gobierno de Estados Unidos los sigue deportando a sus países de origen. El mes pasado, el diario Miami Herald reportó la historia de Stephane Etienne, un haitiano de 26 años que, a pesar de presentar los síntomas propios de la enfermedad, como la tos seca y la fiebre alta, fue enviado junto con 100 personas a la isla.“Simplemente muestra cuán irresponsable es ICE al enviar a alguien que está enfermo en un vuelo”, aseveró Etienne al Miami Herald desde el centro de detención. “Claramente no tiene ningún sentido (deportarnos) a Haití, especialmente para un país que es tan pobre e incapaz de tener recursos”.

Este es el país más pobre del continente y está lejos de poder soportar una calamidad sanitaria por la pandemia. Se habla de que hay al menos 1.300 casos de coronavirus, pero las limitaciones de su sistema de salud hacen creer que el número puede ser mayor.

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Y en cuanto a la atención, mientras en Colombia el Gobierno ha dicho que ha adquirido más de 2.000 ventiladores para atender a los pacientes crónicos con COVID-19, en la isla caribeña hay poco más de 60, de acuerdo con cifras de organismos internacionales como Human Rights Watch. “La deportación de personas a un país donde la ausencia o insuficiencia de la atención médica crea amenazas a la vida o un riesgo de deterioro grave, rápido e irreversible en la salud podría constituir una violación de las obligaciones de Estados Unidos en virtud del derecho internacional”, reclamó Amnistía Internacional.

El tema de las deportaciones en medio de la pandemia llegó ya a los pasillos del Congreso en Washington, en donde la oposición demócrata ha pedido a la administración Trump que todos los migrantes que sean deportados sean examinados previamente. Sin embargo, esto parece difícil, pues la ICE dice no tener recursos sino para realizar 2.000 pruebas al mes. Una cifra muy pequeña si se tiene en cuenta que en ese mismo lapso de tiempo se expulsan del país al menos a unas 22.000 personas.

*Nombre modificado a petición de la fuente

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Jesús Mesa / @JesusMesa

El Mundo

Deportaciones de Trump habrían ayudado a expandir el coronavirus en América Latina

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