Apuntes del Secretario
Luis Barrionuevo, el líder gastronómico, ha vuelto a ser noticia. Aparte de destacar que la crisis económica que se avecina será tremenda, de acuerdo a lo que aseguran los medios nacionales, se aprestaría a rebajar los salarios dentro del gremio nacional en aproximadamente un 25%. La medida, razonable desde todo punto de vista, obedece a la debacle vertical que sufre el sector hotelero-gastronómico y que, en Catamarca, ha tirado a la lona a un negocio emblemático como “El Rincón de Lucho”, al que más temprano que tarde -ojalá nos equivoquemos- le seguirían otros más. Más allá de los destinos que le esperan al país, Barrionuevo no deja de hacer política y, aunque se acerque a los 80 años, nunca se olvida de Catamarca. En ese sentido, habría impulsado la designación como Secretario de Medio Ambiente de Emanuel Soberón, hijo de un profesional que supo acompañarlo en su derrotero político.
Pero el horizonte de Barrionuevo va mucho más allá de las designaciones que pueda arrancarle a la administración Jalil y tiene que ver con la elección de legisladores nacionales del próximo año, cuya campaña comenzará en menos de ocho meses. Si no consigue alinearse como candidato oficial del Partido Justicialista -primero o segundo en el rubro “senadores” o primero en el de “diputados”- lo haría como Consenso Federal o Tercera Posición, un sello que le trae buenos recuerdos. El plan A sería volver a ser senador y reencontrarse en el recinto con su vieja enemiga, Cristina Fernández de Kirchner, quien estuvo a punto de expulsarlo del Congreso en el año 2001, fecha de donde proviene un duelo en el que Barrionuevo habla mucho y Cristina no lo tiene en cuenta. Para ese supuesto, conforme a los números de encuesta de hoy, el oficialismo ganaría dos bancas y “Luisito” iría en busca de la tercera. En ese escenario, tendría que dar cuenta de la UCR, cuya caída no para de frenarse. Sus chances crecerían aun más si el elegido por los “rojiblancos” es Oscar Castillo, cuya imagen negativa prácticamente triplica, no a la positiva, sino a la de los indiferentes. Para peor, el actual senador ya no contaría con el sponsoreo del macrismo y quedaría a expensas de favores que pueda recibir de sus amigos “Coti” Nosiglia o Gustavo Posse, el intendente de San Isidro. Ambos, dicen, están agradecidos de Castillo por preocuparse en la apertura de los hipódromos porteños.
Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del año venidero están en dudas. Como adelantó Clarín, la administración del Frente de Todos preferiría suspenderlas “por única vez” a raíz de la crisis económica que azota al país, lo que le permitiría ahorrar una 4.000 millones de pesos. En forma paralela, claro está, metería una cuña peligrosa en Juntos por el Cambio, donde las divisiones existentes podrían agravarse ante la falta de primarias. Esa situación, de hecho, se trasladaría a la provincia, donde es de conocimiento público que Jalil no es partidario de las PASO. Tanto que pidió, sin suerte, que se suspendieran en 2017 y 2019. Ahora agregaría como argumento el de ahorrar o, en todo caso, destinar el dinero a obras públicas. Más allá de lo que se resuelva, nos animamos a pronosticar que “2021 será sin PASO” y las listas volverán a salir de los horrendos arreglos de cúpula. Pensar en internas partidarias es un albur.
El PRO de Catamarca se desmoronó con la caída de Mauricio. Pero que a nadie se le ocurra pensar que desapareció o cosa parecida. Tiene dos representantes en la Legislatura provincial -Enrique Cesarini y Natalia Saseta- y en la Mesa Nacional que preside Patricia Bullrich figura Carlos Molina, un dirigente con pensamiento y acciones propios que está dispuesto a mantenerse en la arena política. Durante la semana pasada, en el programa que conduce Mario Carreño por Radio Ancasti, lanzó munición gruesa contra el gobierno. Pidió “cuentas claras” por la construcción del Hospital Malbrán, al que ponderó como obra de importancia, y sobre la reforma laboral consideró que Raúl Jalil está pidiendo lo que no hizo como intendente de la Capital, aparte de señalar que Gustavo Saadi, por razones políticas, tapa las grietas que pudieron profundizarse de los últimos ocho años. Por último, dejando de lado al gobierno, le expresó a Carreño su anhelo de que hablen otros opositores importantes, a los que ubicó como “los exgobernadores”. Referencia tácita para Brizuela del Moral y Oscar Castillo, especialmente para este último, del que no es precisamente un amigo. Difícil que el senador le vaya a replicar, toda vez que sus preocupaciones en estos tiempos tienen que ver con las carreras de caballo que están suspendidas en Buenos Aires. Él no pierde tiempo con “catamarqueñidades” como las que plantea Molina.
Disputa interminable en apenas cinco meses. La sostienen los políticos de Valle Viejo, especialmente las autoridades ejecutivas y una parte del Concejo Deliberante. El presidente del cuerpo, “Abeto” Barrionuevo, informó que pedirá informes para determinar el destino de un empleado que, por solicitud del secretario de Gobierno -Rolando Contreras-, debería ser separado hasta que resuelva una situación pendiente con la Justicia. Antes hubo fuertes cruces por el pago de sueldos a los concejales y empleados del organismo porque desde el municipio se aplicaron recortes. Casi en paralelo, el mismo Barrionuevo solicitó informes por la situación de revista de familiares de la intendenta, Susana Zenteno, los que trabajarían en Valle Viejo pero dependerían presupuestariamente de la Provincia. Las dos últimas. El concejal jalilista paladar negro, Javier Espinoza, sin contabilizar inflación o alguna actualización, puso el grito en el cielo porque Zenteno se subió el sueldo a $96.000 cuando su exjefe cobraba $72.000. La más reciente: del Concejo Deliberante se quejaron por la construcción de una pared que le impediría que el aire o la luz ingresen libremente al recinto. Así es la cosa y no hay exageración. Es piña por piña.
Lo de Polti en Recreo fue escándalo. Lo de Guaraz en Santa Rosa no se quedó atrás. El concejal Hauy en Huillapima superó los límites del decoro. Sin embargo, fueron escaramuzas a la par de Valle Viejo, donde detrás de escena está involucrado, directa o indirectamente, el exintendente Gustavo Jalile, quien le puso frutilla al postre cuando señaló que, por desmanejos y supuestas persecuciones, “en Valle Viejo el coronavirus mutó y ahora es el Susana-coronavirus, que es más dañino que el original”. Un exabrupto muy poco creativo que no hizo más que acrecentar su descrédito, lo que se reflejó en las redes sociales, donde lo menos que le dijeron fue misógino.
Dos adelantos de El Esquiú cobraron forma el pasado miércoles. Como lo habíamos anunciado el 3 de noviembre pasado, las horas de Micone al frente de Minería estaban contadas. En realidad permaneció más de lo esperado. Antes de que Lucía Corpacci completara el mandato ya había decisión tomada y hasta se especuló que podría permanecer cuando juró ante Jalil, quien convirtió a la secretaría en ministerio. Sin embargo, la historia del funcionario llegó hasta aquí. El otro adelanto, dado el 17 de mayo, tuvo que ver con el Poder Legislativo y con el pedido interpuesto por Francisco Monti (UCR) para que se trate el pedido de juicio político contra dos de los cinco miembros de la Corte de Justicia: José “Pepe” Cáceres y Amelia Sesto de Leiva. Hasta dimos el nombre de Monti, junto al de Luna, Marita Colombo o Lobo Vergara, como los impulsores de la iniciativa que, lo repetimos, se trata de una defensa “a muerte” de los cortesanos castillistas. El oficialismo no aceptó el convite porque le estarían faltando un par de votos para aprobar el despacho de mayoría. Y, según confiaron a este secretario, el debate se realizaría en la segunda mitad del año y, si no se consigue la aprobación, se buscaría hacerle pagar el costo político a la oposición. Es que resulta difícil, de cara a la letra de la Constitución Provincial, respaldar a Cáceres y Sesto.
RECUERDOS. Como lo hacemos siempre, el final incluye comentarios sobre acontecimientos del pasado cercano.
El día 3 de marzo de 1995 quedó como un hito de la historia de Catamarca. Es que después de 38 años de espera, regresaban a la provincia los restos de quien fue uno de los padres del folclore argentino: don Manuel Acosta Villafañe. El féretro del “Tata Manuel”, por vía aérea, arribaba a San Fernando del Valle a las 9.20 de aquel día. La iniciativa fue propiciada por la Comisión de Retorno y Homenaje de Santa María que presidia el sobrino del homenajeado, Roberto Acosta.
Al día siguiente fue el trasladado de Capital a los Valles Calchaquíes. En la avenida Acosta Villafañe se produjo la bendición de una placa, cometido que estuvo a cargo del sacerdote Mario Villagrán e, inmediatamente, fue el traslado a la morada final en la que estaba desde años antes su hermano, Carlos Quintero Acosta Villafañe. Actuaron en ese acto el desaparecido cantor de las cosas nuestras, Carlitos Martínez, y el viejo conjunto Los de Catamarca. La emotiva ceremonia contó con la presencia de Adolfo Gustavo Mena, intendente de Santa María en aquel tiempo.
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