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Dainier Pero (derecha) ya tiene la corona de los Juegos Panamericanos. Foto: Ismael Batista Ramírez

En más de 91 kg hay mucho trabajo que hacer

Desde la desaparición física, en 1994, del campeón olímpico y mundial Roberto Balado, no apareció otro boxeador que reuniera las condiciones y diera garantías absolutas de victoria

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Un par de años atrás, la división de +91 kilogramos (kg) se consideraba como la de menos palmarés en la arena internacional. Desde la desaparición física, en 1994, del campeón olímpico y mundial Roberto Balado, no apareció otro boxeador que reuniera las condiciones y diera garantías absolutas de victoria.

Varios pugilistas tomaron el reto de lograr éxitos para Cuba, sin embargo, de una forma u otra el metal dorado en las grandes citas foráneas no se consiguió, de ahí que la inconformidad por los pobres resultados que han imperado en la máxima división del boxeo, no se hizo esperar.

Cuba siguió cosechando triunfos en el resto de las categorías divisionales, no obstante, en +91 kg la fórmula ganadora llegó en lides de segundo nivel. Se experimentó con el ascenso de varios hombres desde los 81 y 91 kg, pero no se materializaron los principales objetivos enmarcados.

A nivel panamericano y centroamericano, en más de 91 kilogramos Cuba sí obtuvo primeros lugares, pero de cara a Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales la realidad ha sido bien distinta. Los diferentes colectivos de entrenadores trabajaron con el mejor material que estaba disponible y no se logró un boxeador de primer nivel.

Siempre le faltó algo al hombre seleccionado para +91 kg, o tamaño y libras para encarar a grandes rivales, o falta de técnica boxística, incluso, una gran pegada para derribar al contrincante de turno. Así pasaron los años y no apareció un elegido que estuviera bendecido por los dioses del deporte de las 12 cuerdas.

Afortunadamente nuestros preparadores provinciales y, aquellos que están en la base, no han dejado de buscar al niño o joven que tenga las condiciones necesarias para incursionar en los pesos superpesados. De esa pesquisa apareció Dainier Pero, quien desde las filas de los cadetes mostró potencialidades para imponerse, cuando llegara su momento de entrar al equipo de mayores.

¿Tenemos futuro a la vista?

Este joven camagüeyano, de 20 años de edad, se coronó campeón mundial juvenil en 2016, y su desarrollo es llevado con cautela por el grupo de entrenadores del equipo nacional. El ascenso de Pero no ha sido precipitado, se buscó adaptarlo a boxear con hombres más experimentados y, hasta ahora, la estrategia empleada va surtiendo efecto.

Tiene la estatura para presentarse en +91 kg, aunque no es un púgil que pase de los 110 kg de peso, por lo que sería un +91 «corto». Incrementar su masa corporal le restaría velocidad en sus desplazamientos, una de sus mayores armas para ser exitoso en esta categoría.

Dainier muestra rapidez en sus conexiones, gusta de entrar y salir con explosivos intercambios de swines en la corta y media distancias. No posee una gran pegada, pero domina muy bien la técnica para incursionar en la división; se le ve inteligente en el cuadrilátero y no se desespera por acabar antes de tiempo el combate.

Posee los recursos para brillar en la arena internacional, si continúa con el enfoque adecuado y se apega a las estrategias que le dibujen sus entrenadores.

Más allá de Pero, no hay otro rival con los requisitos necesarios para triunfar al más alto nivel; lo cual no quiere decir que se tengan que desechar a otros hombres, quienes pueden desempeñarse en escenarios competitivos de menor jerarquía.

Apostar por Dainier Pero en cuanto evento surja no sería lo más sensato. Ello lo desgastaría y lastraría el desarrollo en la división en nuestro país.

En la actualidad hay mucho trabajo que hacer en este peso. En los campeonatos nacionales aparecen peleadores de todo tipo. Algunos tienen pegada, aunque muestran carencias y no dominan a plenitud los fundamentos básicos del boxeo. Otros poseen el somatotipo ideal, pero no aguantan un recto fuerte a su mentón. No faltan los de poca estatura y combativos, pero están limitados en su accionar cuando se cruzan en el cuadrilátero con un adversario bien preparado.

El espirituano Adonisbel Iznaga (21 años) y el artemiseño Yoel Duvergel (19 años), por su juventud, están llamados a crecer en el próximo ciclo olímpico. Si ellos dan el salto esperado, el presente panorama en +91 kg hará, para bien, un giro radical de 360 grados.