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Protagonistas de la papa (1): Rolando Barzola y las yungay de Acolla

Para que su producción no se pierda debido a la pandemia del coronavirus, numerosos agricultores de zonas rurales han iniciado actividades que antes solo hacían los mayoristas. Ellos participan en los mercados #DeLaChacraALaOlla y mañana celebrarán el Día Nacional de la Papa.

José Vadillo Vila

Con veintitrés años como productor papero, Rolando Barzola jura que, allá, en el distrito de Acolla, tierra del Príncipe Acollino y otras figuras del folclor del valle del Mantaro, los agricultores celebrarán el Día Nacional de la Papa, arando la tierra.

Gente de campo, para los de Acolla (provincia de Jauja, región Junín), los únicos días festivos cuando dejan de arar la tierra, son el 1 de mayo (Día del Trabajador) y el 24 de junio (Día del Campesino).

Lo del Día Nacional de la Papa –que se creó hace 15 años y se conmemora cada 30 de junio–, para ellos es una celebración propia de los centros de abastos de la capital de la República, por ejemplo. “Mayormente en los pueblos donde cultivamos, nos dedicamos a nuestra vida en el campo”.

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Una vida con las papas
Rolando Barzola tiene 43 años de edad. Lleva la producción de la papa en los genes: sus padres y abuelos también se dedicaron al tubérculo andino por antonomasia. Y cuando tenía 20 años de edad, él también se decidió formalmente a seguir sus pasos y vivir del fruto de sus tierras. Sus tres hermanos menores, también se dedican a la agricultura.

Comercializa, sobre todo, las variedades de papa amarilla y yungay, esta última es la más solicitada por las amas de casa, debido a su versatilidad para distintos platillos de la gastronomía nacional.

Ahora, Rolando participa de los mercados itinerantes ‘De la chacra a la olla’ del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri). “Cuando estamos en la feria y hay una buena venta, nos da satisfacción. Pero, a veces, nos va mal. Corremos ese riesgo”, comenta.

Porque cuando llegó la pandemia del coronavirus y las medidas por la emergencia social se instalaron en costa, sierra y selva, los mayoristas ya no visitan las chacras de Acolla recolectando con sus camiones la producción, “compraban a lo fijo, aunque pagaban poco, 20 o 30 céntimos por kilogramo”.

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Nuevos retos
Todo cambió. ¿Qué hacer con la producción papera? A Rolando y a los productores de Acolla les llegó la invitación del programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agro Rural) del Minagri. Llamó, preguntó, llenó los requisitos, envió un correo electrónico y se inscribió para participar en los mercados De la chacra a la olla.

Rolando llegó con sus costales de tubérculo a Lima en un camión que contrató (en su caso, asegura que él pagó el flete). El agricultor participó el fin de semana pasado en la Papatón, que se realizó en la cancha de la Bombonera, en el AA HH 5 de enero de Ventanilla, Callao, y fue el inició la campaña “Para estar fuerte, #HayQuePapear”, por el Día Nacional de la Papa. Y esta semana en los mercados itinerantes #DeLaChacraALaOlla.

El primer día de la Papatón (viernes 22 de mayo) fue muy bueno, cuenta. En cambio el sábado, le fue adverso. “Compensa la participación, si hubiera ferias a diario”. Los camiones traen las papas y ellos, los productores, deben de alquilar almacenes para guardarlas. Eso sube los costos. Salvo en algunos casos, cuando, dependiendo del distrito, pueden almacenar los sacos en los mismos locales donde se realizará el mercado itinerante.

No se ha quedado con los brazos cruzados, y mientras espera la llamada del siguiente De la chacra a la olla, en un taxi busca y reparte en las bodegas los tubérculos que aprendió a sembrar, cuidar y sembrar desde niño.

“Tengo que mover la mercadería, allá en Acolla tengo que pagar al personal y la papa tiene que salir sí o sí, porque sino en dos o tres días baja de peso”, cuenta, mientras se da una pausa para almorzar a las cinco de la tarde, y continuar con su negocio.

Ahora que está en la capital, vende las papas yungay a 80 céntimos el kilogramo. Hay una diferencia pronunciada con lo que recibía de los mayoristas, pero también nuevas inversiones.

Rolando Barzola y las personas con las que trabaja, en tiempos del coronavirus toman las medidas de bioseguridad y cumplen las reglas sanitarias y de distanciamiento social a la hora de comercializar sus productos en los mercados De la chacra a la olla.

“Lo de la bioseguridad es muy buena. Hay mucho control en los mercados 'De la chacra a la olla'. Y el precio que damos a los compradores es el que  el precio damos todos los agricultores según la zona”, dice.