Historias de traición
by Luis Alberto RomeroLas historias de diputados veracruzanos que cambian de partido han sido frecuentes en los últimos años. Hay perredistas que han pasado a Morena, como el exlegislador por el distrito de Poza Rica, José Kirsch Sánchez; priistas que se declararon “independientes”, como el extinto plurinominal Juan Carlos Molina; o militantes de Morena que han salido de esa fuerza política para sumarse al PAN.
Hace décadas era impensable que un político cambiara de partido; si eran panistas permanecían en el PAN; la gente de los partidos de izquierda ni por asomo llegaba al PRI; y los priistas, formados en una escuela de institucionalidad, rara vez salían del otrora partido oficial, salvo algunas excepciones, como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo o el propio López Obrador, quienes luego de tener una vida destacada en el tricolor, se sumaron a opciones políticas diferentes.
Hoy vemos que con relativa facilidad, los políticos cambian de grupo, de partido o incluso de corriente ideológica.
En el pasado reciente, durante la anterior legislatura local, el diputado local Sebastián Reyes Arellano llegó por Morena; todavía no se acomodaba en la curul cuando renunció a esa bancada para declararse independiente y terminar olvidado en Acción Nacional.
Otro caso: Eva Cadena Sandoval era legisladora de Morena; fue exhibida cuando presuntamente colectaba dinero para campañas políticas; se separó de la curul por un tiempo y al regresar renunció al movimiento que la llevó al Congreso local para ser “independiente”, aunque en los hechos era una diputada más panista que los propios panistas.
Judith González Sheridan es otro caso; la mujer era diputada de Morena; renunció y se declaró “independiente”; terminó en el Partido Nueva Alianza como candidata a la gubernatura del estado, pero en el proceso electoral de 2018 no llegó ni siquiera al uno por ciento de los sufragios totales.
En 2018, el diputado local Nicolás de la Cruz, también de Morena, renunció al partido en el marco de la contienda electoral y en mayo expresó su apoyo a la candidatura de Miguel Ángel Yunes Márquez, de la alianza PAN-PRD-MC.
Con ello, De la Cruz se convirtió en el cuarto legislador de Morena que durante la pasada Legislatura del Estado salió de ese partido para terminar en el PAN.
Los cuatro, por cierto —Sebastián Reyes, Eva Cadena, González Sheridan y Nicolás de la Cruz—, terminaron abandonados, cadáveres políticos, y marcados con el fierro quemador de la traición.
Ese antecedente es útil para retomar el caso de tres legisladores locales que fueron señalados por sus respectivos partidos por supuestos actos de deslealtad: Antonio García Reyes, del PRI; Alexis Sánchez García, del Movimiento Ciudadano; y Rodrigo García Escalante, del PAN, quienes enfrentan procesos de expulsión en sus respectivos partidos.
Este jueves, García Escalante anunció su decisión de separarse de la bancada panista, aunque desde hace dos semanas, el coordinador de su fracción determinó excluirle del grupo. En pocas palabras, dijo “me voy” cuando ya lo habían echado.
Se cierra así el más reciente capítulo de una larga cadena de traiciones del grupo que mantiene la hegemonía política en Pánuco, y cuyos integrantes han sido priistas, panistas y del Verde Ecologista; Fueron aliados de Miguel Alemán, de Fidel Herrera, de Javier Duarte, de Miguel Ángel Yunes y lo más seguro es que los veremos ahora apoyando a Morena.
Las historias de diputados veracruzanos que cambian de partido han sido frecuentes en los últimos años. Hay perredistas que han pasado a Morena, como el exlegislador por el distrito de Poza Rica, José Kirsch Sánchez; priistas que se declararon “independientes”, como el extinto plurinominal Juan Carlos Molina; o militantes de Morena que han salido de esa fuerza política para sumarse al PAN.
Hace décadas era impensable que un político cambiara de partido; si eran panistas permanecían en el PAN; la gente de los partidos de izquierda ni por asomo llegaba al PRI; y los priistas, formados en una escuela de institucionalidad, rara vez salían del otrora partido oficial, salvo algunas excepciones, como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo o el propio López Obrador, quienes luego de tener una vida destacada en el tricolor, se sumaron a opciones políticas diferentes.
Hoy vemos que con relativa facilidad, los políticos cambian de grupo, de partido o incluso de corriente ideológica.
En el pasado reciente, durante la anterior legislatura local, el diputado local Sebastián Reyes Arellano llegó por Morena; todavía no se acomodaba en la curul cuando renunció a esa bancada para declararse independiente y terminar olvidado en Acción Nacional.
Otro caso: Eva Cadena Sandoval era legisladora de Morena; fue exhibida cuando presuntamente colectaba dinero para campañas políticas; se separó de la curul por un tiempo y al regresar renunció al movimiento que la llevó al Congreso local para ser “independiente”, aunque en los hechos era una diputada más panista que los propios panistas.
Judith González Sheridan es otro caso; la mujer era diputada de Morena; renunció y se declaró “independiente”; terminó en el Partido Nueva Alianza como candidata a la gubernatura del estado, pero en el proceso electoral de 2018 no llegó ni siquiera al uno por ciento de los sufragios totales.
En 2018, el diputado local Nicolás de la Cruz, también de Morena, renunció al partido en el marco de la contienda electoral y en mayo expresó su apoyo a la candidatura de Miguel Ángel Yunes Márquez, de la alianza PAN-PRD-MC.
Con ello, De la Cruz se convirtió en el cuarto legislador de Morena que durante la pasada Legislatura del Estado salió de ese partido para terminar en el PAN.
Los cuatro, por cierto —Sebastián Reyes, Eva Cadena, González Sheridan y Nicolás de la Cruz—, terminaron abandonados, cadáveres políticos, y marcados con el fierro quemador de la traición.
Ese antecedente es útil para retomar el caso de tres legisladores locales que fueron señalados por sus respectivos partidos por supuestos actos de deslealtad: Antonio García Reyes, del PRI; Alexis Sánchez García, del Movimiento Ciudadano; y Rodrigo García Escalante, del PAN, quienes enfrentan procesos de expulsión en sus respectivos partidos.
Este jueves, García Escalante anunció su decisión de separarse de la bancada panista, aunque desde hace dos semanas, el coordinador de su fracción determinó excluirle del grupo. En pocas palabras, dijo “me voy” cuando ya lo habían echado.
Se cierra así el más reciente capítulo de una larga cadena de traiciones del grupo que mantiene la hegemonía política en Pánuco, y cuyos integrantes han sido priistas, panistas y del Verde Ecologista; Fueron aliados de Miguel Alemán, de Fidel Herrera, de Javier Duarte, de Miguel Ángel Yunes y lo más seguro es que los veremos ahora apoyando a Morena.