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 Dante Galván, especialista en tránsito

El desafío de repensar el transporte público tras el coronavirus

El profesional remarca la importancia de pensar a largo plazo, para garantizar sustentabilidad en la planificación.

       

Para el especialista en tránsito y transporte, se impone un nuevo esquema para el sistema de transporte público una vez que concluya el aislamiento social, preventivo y obligatorio. "No se va a volver a viajar como antes", asegura, observando los datos de un estudio que analiza la demanda durante lo primera etapa de la emergencia sanitaria.

Disminuir al mínimo indispensable el uso de colectivos y que solo sea utilizado por personas que desempeñan tareas esenciales o exceptuadas, para prevenir la propagación y contagio del Covid-19. Esta es la premisa que actualmente atraviesa el escenario del transporte público, y que si bien ya se encuentra de alguna manera reconfigurado, está pensando en cómo avanzar a medida que la flexibilización del aislamiento social, preventivo y obligatorio sea mayor.

Dante Galván es ingeniero especialista de tránsito y transporte, docente de la Facultad de Ingeniería de la Unicen, participó del estudio que definió los nuevos recorridos de los colectivos en Olavarría, y se desempeña en la actualidad como responsable del área de Movilidad Urbana de Mar del Plata. Cuando se decretó el aislamiento, ordenó un informe para exponer sus efectos sobre la demanda del transporte público de colectivos en el partido de General Pueyrredón, que arrojó interesantes reflexiones. La emergencia sanitaria modificó el transporte pero también despertó dudas.

El estudio fue realizado con la participación de 20 personas que monitorearon (y lo hacen diariamente) el uso de la tarjeta SUBE, además de participar de la desinfección de las unidades, las condiciones del servicio y el cumplimiento de las exigencias sanitarias. Durante las primeras semanas de la emergencia sanitaria, la demanda osciló entre el 5 y 7%, y ese número escaló hasta 17% en abril. Algo similar sucedió en Olavarría, donde esa cifra representa aproximadamente el 8% y no varió considerablemente entre marzo y abril.

"La capacidad del colectivo era relativamente flexible, más allá de que cuando subía mucha gente dejaba de ser confortable. Hoy el límite es más duro y rígido, porque directamente no puede ir gente parada. Eso implica que el colectivo baje muchísimo la capacidad, en algunos casos hasta la mitad", explicó Galván. En el caso de Olavarría, también se dispuso que no viajen personas de pie pero además, no se pueden ocupar más de un tercio de los asientos, aunque desde Tu Bus, en un riguroso informe aparecido en este Diario, aseguraron que no se llega a este número.

El ingeniero sostuvo que hay diálogo con distintas ciudades y la problemática es similar en todos lados, aunque se diferencia de otros planteos. "En algunas ciudades se está hablando de lo que pasa, pero no se trabaja en hacer sustentable y potenciar lo que hagamos ahora. Si lo que se hace ahora no se puede mantener y tenés que volver a principio, no sirve", señaló el docente de la FIO, y destacó que "hay quienes sugieren mayor unidades en circulación, pero corrés el riesgo de que personas que no viajaban, lo hagan por la comodidad de la mayor frecuencia y demás. Entonces te encontrás en disponer de colectivos suficientes para que viajen quienes tengan que viajar, pero no mucho más para que no viajen quienes no deberían". En este caso, el informe arroja que con la circulación de hasta el 40% de la flota, se atiende la demanda actual. Esta cifra, en Olavarría, alcanza al 30% de la flota regular.

Análisis a futuro

El límite de la capacidad para trasladar a las personas fue el primer impacto de la situación. Y lo seguirá siendo, una vez que concluya el aislamiento social, preventivo y obligatorio, "porque no se va a volver a viajar como antes", aseguró Galván, "hay que repensar ese sistema. En ciudades grandes, el aislamiento ha puesto en crisis los sistemas de transporte masivos que tenían".

Para hacer frente a este panorama, las reflexiones apuntan al monitoreo continuo de los cambios de los patrones según la actividades esenciales exceptuadas y el seguimiento del cumplimiento de las disposiciones. Además, sostiene que el enfoque del nuevo escenario del transporte no debe orientarse tanto a aumentar la frecuencia de forma general, como a optimizar sistémicamente el servicio, pero con intervenciones puntuales localizadas y ajuste de horarios en función del comportamiento de la demanda (como ocurrió por ejemplo, con un planteo particular de trabajadores del Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata).

"Desde el punto de vista de la movilidad urbana, la situación sanitaria actual no hace más que confirmar la necesidad de acelerar el proceso de planificación y concreción de la ciudad compacta, diversificada (económicamente) y mixta (ciudad policéntrica, con entornos urbanos autocontenidos, que potencien la movilidad de cercanía), que es sin duda la que minimiza los movimientos en modos motorizados y el uso del suelo, y maximiza la posibilidad de desarrollar un sistema sustentable de desplazamientos urbanos", finaliza el estudio. "La pandemia del Covid-19, de una manera u otra cambiará el punto de equilibrio del reparto modal adecuado para cada ciudad, por ello, amerita trabajar en la búsqueda de ese entorno de movilidad". Fuente: Punto FIO