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Cortesía | Alejando Vargas

Mirar a la muerte y ser testigo de la lucha por vencerla

Fotógrafos de medios de comunicación relatan esfuerzos para entregar el registro histórico del Valle de Toluca

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Mirar y convivir con la muerte de una manera diferente, no esperada, insólita, impactante y cruel, pero al mismo tiempo ser testigos de una lucha intensa y agotadora para vencerla, es uno de los legados que los reporteros gráficos –quienes no tienen la facilidad de quedarse en casa- rescatan de la cobertura de la pandemia por Covid-19 en el Valle de Toluca.

En ello coincidieron cuatro profesionales de la lente, Crisanta Espinosa, Tania Contreras, Jorge Alvarado y Alejandro Vargas, al participar en el foro virtual “Fotoperiodismo: crónica visual de la Covid19 en el Valle de Toluca”, coordinado por Alejandro Pastrana, todos ellos con una amplia trayectoria en el periodismo gráfico.

Al hablar de su trabajo en esta contingencia sanitaria, reconocieron que formar parte de la primera línea de combate les ha permitido constatar que la enfermedad existe, que todos los días cobra miles de vidas y el cúmulo de emociones que provoca entre la sociedad, entre los que creen en ella y los que se niegan a aceptarla.

Narraron tanto la experiencia al fotografiar el manejo y traslado de cadáveres por Covid-19 y la diferencia con la cobertura de nota roja que todos ellos han realizado, así como las reacciones de deudos de las víctimas afectados por no volver a ver a quienes, en muchas ocasiones llegaron a los hospitales por padecimientos leves o diversos, pero que terminaron muertos por haberse contagiado sin saberlo.

Crisanta Espinosa hablo de la oportunidad de dejar testimonio gráfico de la solidaridad de grupos como los fabricantes de juguetes de peluche, por ejemplo, que aprendieron a hacer cubrebocas y caretas para apoyar a quienes están en la primera línea de la batalla, el personal de salud.

En este sentido, los cuatro fotoreporteros coincidieron en subrayar el respeto y admiración al trabajo de médicos, enfermeros, camilleros, afanadores y todo el personal de salud, por librar una lucha contra el desconocido enemigo que es el coronavirus SARS-CoV2 y entregarlo todo pese al peligro de contagiarse y contagiar a su familia y amigos.

Para Tania Contreras su trabajo implica que sólo hacer fotografías, pues involucra procesos emocionales, psicológicos y críticos, por lo cual todo lo que sucede alrededor de la Covid-19 ha sido un golpe de realidad a su cotidianeidad hasta el punto de meditar sobre si la teoría del fotoperiodismo de que nunca se está lo suficientemente cerca de los hechos es una premisa ante el dolor de pacientes que no tuvieron la oportunidad de despedirse de sus familiares y el de las familiar que no pueden darles una despedida digna.

Jorge Alvarado y Mario Vázquez de la Torre pusieron énfasis en registrar el momento histórico que vive la humanidad, sus reacciones, a veces similares, otras diametralmente opuestas; de la desesperación por no tener noticias de sus pacientes a los reclamos violentos y agresivos, la angustia de no tener claro el futuro económico, laboral y de salud.

Coincidieron con Alejandro Vargas, en el aprendizaje que deja la contingencia sanitaria, pues han tenido que trabajar respetando no sólo la sana distancia sino el alejamiento solidario dando espacio al dolor de la gente, pero obligándose a crear entornos de comprensión y empatía con quienes han perdido un ser querido o viven con la incertidumbre de no poder trabajar para llevar sustento a sus hogares o quienes han hecho a un lado el orgullo para beneficiarse de la solidaridad de los demás.