Un estudio en un barco revela una alta infección “silenciosa” de COVID-19
Los resultados de esta investigación tendrían implicaciones en la flexibilización de las restricciones de aislamiento
by Agencia EFEMadrid - Un barco que partió de Ushuaia (Argentina) rumbo a la Antártida a mediados de marzo se ha convertido en un laboratorio para estudiar el COVID-19, del que ya salió una asombrosa conclusión: de los pasajeros que dieron positivo en las pruebas para detectar el coronavirus, el 81 por ciento no presentó síntomas.
Esta es sola una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista “Thorax”, del grupo BMJ, que, según sus autores, demuestran que la prevalencia de “infección silenciosa” y sin síntomas por el actual coronavirus puede ser mucho más alta de lo que se pensaba.
Para Alan Smyth, co-editor jefe de la revista oficial de la Sociedad Torácica Británica, los resultados de este estudio tendrían implicaciones en la flexibilización de las restricciones de aislamiento y ponen de manifiesto la necesidad urgente de contar con datos globales precisos sobre el número de contagiados por el COVID-19.
El citado buque partió de Ushuaia para hacer un crucero de 21 días por la Antártida, tomando una ruta similar a la que en su día utilizó el explorador Ernest Shackleton. El barco, con 128 pasajeros, entre ellos los científicos del estudio, y 95 tripulantes, zarpó a mediados de marzo después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el COVID-19 como una pandemia.
Según una nota del BMJ, no se permitió el embarque de los pasajeros que, en las tres semanas anteriores, habían pasado por países en los que las tasas de infección por COVID-19 ya eran altas, y se tomó la temperatura de todos antes subir al barco.
Los puntos de desinfección de manos eran abundantes a bordo del barco, especialmente en el comedor.
El primer caso de fiebre se registró el día 8, lo que impulsó la adopción inmediata de medidas de control de la infección: confinamiento de los pasajeros en sus camarotes, la interrupción de los servicios diarios, aparte de la entrega de comidas, y el uso de equipo de protección personal para cualquier miembro de la tripulación que estuviera en contacto con los pasajeros enfermos.
Como en esos días Argentina había cerrado sus fronteras, el barco zarpó hacia Montevideo (Uruguay), llegando el día 13; ocho pasajeros y un miembro de la tripulación requirieron finalmente la evacuación médica al hospital en este punto por un fallo respiratorio.
El día 20, 217 pasajeros y tripulantes fueron sometidos a pruebas de detección de coronavirus PCR; más de la mitad (128; 59%) dio positivo. De los que dieron positivo, 24 (19%) tenían síntomas, pero 108 (81%) no.
En 10 casos, dos pasajeros que compartían camarote no obtuvieron el mismo resultado, lo que se puede explicar por los falsos negativos que se ocasionan por la forma en la que se toman las muestras en la nariz, que no siempre captan todo el virus.
El barco no tuvo contacto con otras personas durante 28 días después de su partida, así que fue el equivalente a un ambiente herméticamente cerrado.
Los investigadores, entre otros de la Universidad Macquarie de Sídney, concluyen que es probable que la prevalencia de la infección por COVID-19 en los cruceros esté “significativamente subestimada”, por lo que aconsejan que se vigile a los pasajeros después del desembarco para evitar la posible propagación del virus en la comunidad.
Alan Smyth reconoce que es difícil encontrar una estimación fehaciente del número de pacientes positivos por COVID-19 sin síntomas, pero la cifra sugerida por la OMS está muy por debajo de la encontrada en el crucero, concluye.
Una alta proporción de individuos infectados pero asintomáticos puede significar un porcentaje de contagios mucho más alto de lo esperado en los países que van saliendo del aislamiento, advierte.
Además, según el científico, “independientemente de que los infectados sean o no inmunes, los resultados subrayan la urgente necesidad de contar con datos mundiales precisos sobre el número de personas infectadas”.