Cura de adelgazamiento en el Tour de Francia
La ministra de deportes de Francia Roxana Maracineanu admite que trabaja con la posibilidad que el Tour aplique medidas restrictivas de acceso del público a la carrera
by Celes PiedrabuenaEstá demostrado que en la vida uno nunca puede aferrase al dicho de que de esta agua no beberé, y más aún en los tiempos de incertidumbre que corren a raíz de la pandemia del coronavirus. Tanto desde la empresa organizadora del Tour, ASO, como desde el gobierno francés se ha insistido desde el primer día que en su hoja de ruta no figuraba ni mucho menos una edición de la ‘Grande Boucle’ sin público, pero todo apunta a que ambas partes están reconsiderando esta posición, sobre todo a raíz de las últimas palabras de la ministra francesa de deportes.
Roxana Maracineanu, en declaraciones a la emisora de radio RTL, dejó claro que lo primero era garantizar la viabilidad del Tour de Francia, que se acabe realizando como está previsto del 29 de agosto al 20 de septiembre, aunque haya que tomar alguna medida que no sea del agrado de todos. “Mi mayor deseo es que haya público, ya que tanto Roland Garros como el Tour sin la presencia de público son inimaginables, pero la realidad es que a día de hoy estamos trabajando con varios posibles escenarios, y uno de ellos es con la presencia de menos público”.
Estamos trabajando con varios posibles escenarios, y uno de ellos es con la presencia de menos público
Unas palabras que en cierta forma contradicen su declaración del 2 de mayo, en la que, en consonancia con el deseo de ASO, decía que “el Tour de no se hará sin público y tampoco a puerta cerrada. Necesitamos la alegría de los aficionados”.
Una tarea complicada de gestionar
Una nueva postura que vendría a ser un punto intermedio entre ambas posiciones, que dibuja una nueva realidad, en la que faltaría por ver cómo se van a llevar los controles que el número de personas que siguen el Tour a pie de carretera, que llena las salidas y las llegadas, sea mucho menor del habitual. Una tarea de contención que no será fácil, a tenor de las cifras que maneja la propia carrera. A las 4.500 personas que se necesitan para que el Tour funcione como un reloj –entre miembros de la organización, prensa, caravana publicitaria o equipos ciclistas–, hay que sumar los cerca de 12 millones de aficionados que toman las carreteras galas para seguir en el Tour, de las que el 80% eran franceses, con un 60% hombres y un 77% de familias.
De llevarse a cabo esta cura de adelgazamiento en el Tour no sería la primera vez que se pusiera en práctica en Francia. En la primera parte de la temporada, antes de que se detuviera por el coronavirus, la París-Niza ya se disputó sin público. Una medida que podría afectar también al Critérium del Dauphiné, que será la mejor carrera de preparación para los futuros participantes en el Tour, más aún en una campaña tan atípica como ésta con tan pocos kilómetros de verdad en las piernas de los corredores.