‘Cahiers du Cinéma’ entra en el siglo XXI
La nueva redacción, encabezada por el crítico Marcos Uzal, relanza la mítica revista en mitad de la pandemia y la abre al mundo digital
by Gregorio BelinchónLas salas cerradas, el festival de Cannes reconvertido en eventos fuera de la Costa azul y Cahiers de Cinéma en la cuerda floja. El corazón de los cinéfilos franceses, y de muchos del resto del mundo, ha sufrido bastante durante la pandemia. Al menos, una de las tres crisis ha encontrado solución. El pasado jueves la nueva redacción de Cahiers du Cinéma remató el número del próximo mes, que llegará a los kioscos el 3 de junio. El esfuerzo ha sido liderado por Marcos Uzal, recién nombrado redactor jefe de la mítica publicación, tras el terremoto que supuso la salida de gran parte de la plantilla periodística después de que Cahiers fuera comprada por un grupo de inversores entre los que hay tres productores. ″Llevaba un año en venta, y sospecho que si no hubiera encontrado a estos dueños, hasta podría haber cerrado", apunta Uzal por teléfono. “Todo ha sido bastante brusco, y hemos tenido que ser muy rápidos en medio de una situación excepcional: sin películas, sin estrenos... Entre nuestras obligaciones estaba la de contar lo que le ocurre al cine francés a nivel económico por el confinamiento obligado por la covid-19. Y lo hemos hecho sabiendo que las cosas cambian cada día”.
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Cahiers du Cinéma fue creada en 1951 por, entre otros, André Bazin, y pocos años después se convirtió en la biblia del cine de autor y el caldo del cultivo de la nouvelle vague. En los últimos tiempos su relevancia había decaído. Tanto como sus ventas, hasta llegar en 2019, los mejores meses, a solo 12.000 ejemplares. Richard Schlagman, su propietario desde que la compró en 2008 al grupo Le Monde, estaba buscando una salida a Cahiers. En enero, un grupo de 20 accionistas -entre los que se encuentran tres productores- adquirieron la publicación, y en febrero los 12 de los 15 miembros de la redacción dimitieron: “Los nuevos accionistas incluyen productores que crean un conflicto de intereses para una publicación crítica (...). Cualesquiera que sean los artículos publicados, habría una sospecha de interferencia”, contaban en un comunicado. Uzal no tiene miedo a esas posibles injerencias: “En realidad, el inversor con mayor porcentaje de acciones posee un 12%”. Pero, por si acaso, ha firmado un documento que salvaguarda su independencia, una carta de protección editorial. “Hasta yo, como lector, me asusté cuando leí el comunicado de la anterior redacción, pero que sean una veintena nos protege de influencias negativas individuales. La carta tiene protección legal, y los inversores, de verdad, no esconden ese interés, sino que quieren que Cahiers venda más. Eso solo se logrará desde la honestidad de los redactores. Tampoco hay que olvidar que el inversor económico en su fundación en 1951 fue también un distribuidor y exhibidor, Léonide Keigel”.
Uzal es un veterano de la información cinematográfica. Hijo de padre español y madre francesa, nació en Madrid hace 47 años. Vive en Francia desde que, teniendo él cuatro años, sus progenitores se separaron y su madre volvió a su país natal. Además de dirigir cortos y escribir libros de cine, ha sido responsable de la programación audiovisual del museo d’Orsay, redactor de la revista Traffic, y desde 2017 era el crítico de cine del diario Libération. “Hay algo muy fuerte para mí, porque Cahiers siempre ha sido una referencia. Bueno, para mí y para los aficionados de todo el mundo. Es la casa madre de la cinefilia”, confiesa.
En el nuevo Cahiers du Cinéma, cuya portada Uzal prefiere no contar, para que sea una sorpresa, han entrado los estrenos online. “Era obligado, porque es como se están lanzando algunos títulos. También abrimos la puerta a temas de los que no se hablaba tanto en el anterior Cahiers, como los DVD, los libros de cine, las series de televisión... Es la realidad actual, aunque también coincide con reflexiones sobre la línea que queremos dar a la publicación”. La influencia actual de la revista nada tiene que ver con la de hace una década, y desde luego mucho menos con la de tiempo atrás. “Es cierto que la prensa en papel ha perdido, en general, fuerza. Pero además, los gustos han cambiado mucho con respecto a los años sesenta y setenta. Hoy domina un consenso general, sin posiciones críticas tan marcadas como antes. Y Cahiers se había aislado de cierta actualidad, como del análisis de la economía del cine. Eso estuvo hace décadas, y en los últimos tiempos se centró en la crítica. Nos gustaría que sin perder crítica, hubiera más periodismo”.
La portada se lanzará antes online, como llamada de atención: “Hemos buscado una imagen que simbolice lo que estamos viviendo, desde un punto de vista algo alegre, cercano al desconfinamiento, al salir a la calle de la revista, las películas y la gente. Aunque dentro hablamos más de la inquietud”. Y en esa cuarentena, la gente se ha volcado en el consumo del streaming. “En la revista llevamos un artículo titulado La primavera de las plataformas. Mucha gente ha descubierto que se puede ver cine así. No solo espectadores, sino también productores y distribuidores, al menos en Francia. Todo se ha precipitado. No tengo tan claro que la competencia sea tan fuerte. Apuesto por la convivencia. En Francia, los espectadores de salas han crecido en los últimos años”. Con todo, el nuevo equipo de Cahiers va a desarrollar una página web completamente nueva. “Queremos ir más allá del mero volcado de contenidos, que sea como un suplemento online, con otra atemporalidad que la publicación de papel. No será inmediato. Abriremos los archivos de la revista, empezaremos directos en festivales, incluiremos vídeos. ¿Eso es llevar Cahiers du Cinéma al siglo XXI? [carcajada]. Sí, sin perder las esencias, y defendiendo la publicación en papel”.