Un español lleva 70 días confinado en el lujoso hotel W de Barcelona
El director de ingeniería del hotel, Daniel Ordóñez, se ha encargado durante más de dos meses de realizar las tareas de mantenimiento
by MundoDeportivo.comHay maneras de llevar -y sobrellevar- el confinamiento, pero está claro que en un hotel de lujo todo se ve de otra manera. Y más aún si se trata del impresionante hotel W de Barcelona, más conocido como el hotel Vela, donde sin duda la obligación de no poder salir a causa de la p andemia del coronavirus ha sido más que llevadera.
Es lo que le ha ocurrido a este español. Según informa The New York Times, Daniel Ordóñez se encuentra confinado en el interior de este establecimiento encargándose de mantener el correcto funcionamiento del hotel hasta el día en que se produzca la reapertura.
El hotel vela cerró sus puertas como parte de las medidas establecidas en España para contener la propagación del coronavirus. Desde el pasado 17 de marzo, sigue cerrado al público.
No obstante, ha sido un hogar de lujo para Daniel Ordóñez.
Como director de ingeniería del establecimiento, Ordoñez se ha encargado durante más de dos meses de realizar las tareas de mantenimiento necesarias para evitar el deterioro de las instalaciones. Una de ellas es supervisar los 1.400 grifos que posee el edificio, tarea que debe realizarse cada 5 días.
“Cada grifo tiene que estar en funcionamiento unos cinco minutos, por lo que la tarea me lleva un día completo. Probablemente sea la parte más aburrida de mi trabajo, pero es necesaria”, explicó Ordóñez al medio americano.
El empleado vive solo en el piso 24 del hotel, disfrutando de unas vistas increíbles de la ciudad y de las instalaciones de lujo, que hacen que el precio promedio de una habitación sea de 1.000 euros por noche.
Unas vistas increíbles hacia el mar, habitaciones de lujo, espacio de sobras, situación privilegiada... el confinamiento del responsable de este director de ingeniería ha sido de lo más ostentoso posible.
Para prepararse comida tiene a su disposición una gigantesca cocina industrial, y para mantener limpia su ropa, una lavandería muy bien equipada.
“Ha sido un poco extraño ver mis calcetines girar dentro de la lavadora de una gran lavandería, pero ahora también he tenido tiempo de acostumbrarme a eso”, reconoció.