La opinión de Jesús Sánchez

El baloncesto ACB suma en la nueva normalidad

Es una fantástica noticia la vuelta del baloncesto ACB. No son las mejores circunstancias para celebrar nada, pero la voluntad y el deseo de acabar la competición en las mejores condiciones sanitarias posibles son para felicitarse. El baloncesto volverá el 17 de junio. Lo hará con partidos a puerta cerrada, en un torneo de nuevo cuño para esta ocasión tan excepcional y quizá con un campeón que nadie espera, lo que estimula la emoción. Es digno de elogio. Se trata de una pequeña y modesta contribución del mundo de la canasta a la nueva normalidad. Bienvenida sea.

Fue Valencia porque no había otra candidata igual. Era la ciudad que reunía las mejores condiciones atendiendo a muchos baremos. Las instalaciones de L'Alquería son fantásticas. El empuje de la capital del Turia y de la Fundación Trinidad Alfonso al deporte español son extraordinarios, digno del Príncesa de Asturias. La ciudad del running será también la capital del baloncesto en junio.

El espectador podrá disfrutar otra vez como con el fútbol. No será lo mismo, pero se parecerá. La ACB cumple con el contrato de televisión, salva el cuello quería decir, y alivia al aficionado, ávido de deporte de alta competición durante el confinamiento. El negocio periodístico lo agradece, por supuesto. Difícil hablar de favoritos en estas circunstancias, tiempo habrá. Será una Copa de dos semanas donde todo podrá pasar. La ACB ha resuelto el título mucho mejor que el tema de los descensos. Tan injusto era condenar a Fuenlabrada y Estudiantes con tantas jornadas por disputarse como cerrar la puerta a Gipuzkoa y Valladolid. ¿Por qué no otro torneo para decidir quién se salvaba? Sería otro foco de interés y, al mismo tiempo, resolvería otro problema a la vista: ¿Liga de 18 o de 20? Pero claro, nadie es perfecto.