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Gabriela Bravo, consellera de Justicia. /LP

Bravo cambia a la gerente de la Ciudad de la Justicia en plena pandemia

La conselleria desvincula la destitución de la gestión de la crisis del coronavirus y la atribuye al fin de una comisión de servicios

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La gerencia de la Ciudad de la Justicia no ha sido nunca una tarea sencilla, una de esas ocupaciones que permiten ingresar un buen sueldo sin apenas trastornos. Más bien todo lo contrario. A las dificultades propias de un edificio que durante años ha padecido la falta de mantenimiento -apreciable en los aseos, ascensores, puertas e incluso desprendimientos de la fachada- se une la necesidad de tratar con un colectivo, en ocasiones, complicado: jueces, fiscales y funcionarios. Todo este cóctel, aparte de circunstancias particulares, pueden explicar los continuos cambios en la dirección del edificio. El último -Bravo lleva ya cinco gerentes desde que llegó a la Conselleria- se produjo hace un par de semanas. La consellera decidió no renovar la comisión de servicio de Helena Agustí. El cambio en la dirección de las dependencias se efectuó en plena pandemia. Pero desde la Conselleria niegan que el relevo -Sofía Parrilla ya está trabajando- se deba a problemas en la gestión del Covid-19. Se trataría de un cambio de rumbo en la búsqueda de un perfil más técnico, añadieron las mismas fuentes.

Fuentes sindicales y de la Ciudad de la Justicia mostraron ayer su extrañeza por el cambio y tampoco tenían conocimiento de que se hubiera generado algún problema a raíz de la gestión durante la pandemia. Agustí, que participa en las reuniones de medidas de prevención contra la pandemia, aprovechó precisamente uno de esos encuentros para despedirse. Magistrados que trabajan en el edificio negaron incidencias graves en la gerencia más allá de la complicada etapa que se afronta ahora pero no sólo en la Justicia sino en todas las administraciones, precisaron.

La etapa de Agustí, de un año, ha estado marcada por la muerte de un hombre que aguardaba la celebración de un juicio en el hall del edificio. El acusado sufrió un infarto y durante la asistencia se descubrió que el desfibrilador del edificio no funcionaba. No tenía batería. El incidente no tuvo consecuencias penales, pero dejó la gerencia del edificio en una posición complicada.

David Sevilla fue el primer gerente que tuvo Gabriela Bravo. Sevilla, que también era Letrado de la Administración de Justicia, estaba ya en la época del PP. Tuvo que lidiar la peor etapa, aquella en la que no había dinero con la brutal crisis económica. Bravo también le buscó relevo. Fue el turno de José Juan Tomás, que permaneció cerca de dos años. Era el responsable cuando se produjo el incendio que mantuvo las dependencias cerradas durante varias semanas por el riesgo de intoxicación de los funcionarios. Luego llegó la ocasión de Silvia Cremades. Miguel Furió aceptó la tarea de sustituirla y finalmente terminó en la Agencia Antifraude. Tras la no renovación de Agustí, resulta una incógnita cuánto tiempo mantendrá el puesto Sofía Parrilla.