Pandemia de covid-19 amenaza el paraíso del colibrí en Cali
by Redacción El PaísEl diálogo es interrumpido de manera constante por el trinar y el revolotear de los silfos, la tangara dorada, la esmeralda, la diadema, los cola de raqueta y los zafiros.
El que es considerado mensajero y guardián del tiempo, por la velocidad de su vuelo, tiene en un rincón del kilómetro 18, a escasos 45 minutos de Cali, el vergel soñado por las aves.
Antes de ser el paraíso de los colibríes, catorce años atrás, finca Alejandría era un sueño de Raúl Nieto, un maestro reiky argentino que junto a su señora ansiaba liberarse del estrés diario que implicaban jornadas de trabajo de doce y catorce horas.
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El reiky es una terapia que consiste en poner las manos en las zonas de mayor influencia del cuerpo para balancear los desequilibrios energéticos internos. Y sin proponérselo fue eso mismo lo que terminó haciendo en el corazón de la montaña, donde nace el río Aguacatal.
Cuando compraron la finca, que llevaba meses abandonada por el temor de sus dueños a los grupos armados ilegales en la vía al mar, la primera tarea fue limpiar el monte que había empezado a devorar el predio.
“Un día puse un florero sobre la mesa y de repente había dos colibríes buscando néctar en las flores; lo primero que imaginé era que habíamos afectado su ambiente, pero dije ‘yo lo soluciono’”, rememora Raúl.
“Corté un envase plástico, le puse agua con azúcar y mi compañera le dibujó y le pintó tres flores para que se asemejara más al entorno en el que las aves se alimentan”.
Al día siguiente los invitados eran más de diez y hubo que llenar de nuevo el recipiente con el néctar improvisado de agua con azúcar. Con el pasar de los días se desbordaron las visitas.
Instaló luego sobre los postes del cerco dos bebederos; con los días fueron cuatro; el enjambre crecía y no fueron suficientes ocho y a la fecha finca Alejandría, el Paraíso de los Colibríes, tiene 60 bebederos.
Epicentro de avistamiento
Cierto día un apasionado por las aves, Carlos Mario Wagner, quien hoy es el director de la Colombia BirdFair, se dejó maravillar con binoculares en mano por la variedad de especies que pueden ser vistas en este rincón mágico.
"Nosotros no somos más que un complemento alimenticio para las aves porque ellas siempre vuelven a buscar su alimentación al bosque”, Raúl Nieto
Unas semanas después, el grupo de personas que Raúl imaginó perdidos, eran en realidad estudiantes que llegaron a su predio dispuestos a pagar una entrada para que les permitiera fotografiar las aves.
En finca Alejandría, el Paraíso de los Colibríes, se tienen registros según la ebird de 348 especies de aves, de las cuales 32 son colibríes con presencia permanente y ocho especies más de carácter migratorio.
Además de ser uno de los lugares elegidos para grabar la segunda parte de ‘Colombia, magia salvaje’, en sus siete hectáreas han estado documentalistas de National Geographic y Animal Planet, entre muchos otros.
En cuestión de pocos meses muchos de los grandes apasionados en el país por el avistamento de aves empezaron a llegar hasta la finca de Raúl para buscar especies que difícilmente se encuentran en otros lugares del país como el esquivo zafiro cabeza azul.
Expertos de varias universidades contribuyeron luego a sacar el contenido del néctar de las flores para igualar en los recipientes la cantidad de azúcar que requieren las especies y eso ayudó a hacer de este predio la cara del aviturismo en el Valle.
“Nosotros no usamos químicos, tenemos un conocimiento de la higiene y la cantidad de azúcar que ellos necesitan para que tengan una salud perfecta. Y no es solo el agua con azúcar arreglada como los expertos recomiendan sino que todas las flores, hemos sembrado cerca de 2800 plantas como heliconias, las bromelias y las veraneras que están sembradas todas en función del alimento de los colibrís y seguimos adelantando la recuperación del bosque y sus especies nativas”.
Entre 50 y 60 personas ingresaban diariamente antes de la cuarentena a finca Alejandría el Paraíso de los Colibríes a ‘pajarear’ o realizar prácticas o trabajos estudiantiles o tesis de diversas universidades.
Pero con la pandemia los primeros que emigraron fueron los visitantes diarios que con el pago de las entradas contribuyen al sostenimiento de este lugar que consume en promedio unos 700 kilos de azúcar cada mes y unos 300 bananos diarios.
En medio de esta circunstancia que estamos viviendo sería de gran utilidad para nosotros cualquier donación que podamos recibir de la CVC, el Dagma, la Alcaldía, la Gobernación, la empresa privada o de las personas que nos puedan ayuda porque finca Alejandría, el Paraíso de los Colibríes no se va a cerrar y seguirá siendo el mejor sitio de Cali, del Valle y del país para avistar especies de aves”, recalca Raúl.
Este predio tiene también bajo su cuidado el nacimiento de agua del río Aguacatal y es el lugar de devolución de especies exóticas a la naturaleza cuando han sido incautadas por autoridades ambientales en la región.
Un lugar extraído de la prehistoria con plantas gigantes llamado el rincón de las aves, en el que muchas otras especies tienen su cuna.
Ingenio Pichichí
Ante la necesidad de ayuda que requiere finca Alejandría el Paraíso de los Colibríes, el Ingenio Pichichí realizo hace unas semanas la donación de azúcar para el sostenimiento de las aves.
“Hemos hecho aportes a varias comunidades y decidimos también
apoyar al sostenimiento de este lugar en medio de esta situación de pandemia como una forma de contribuir a la preservación de estas especies tan importantes para el Valle del Cauca y dinamizadoras del turismo”, aseguró el gerente de Ingenio Pichichí, Andrés Rebolledo Cobo.
Agregó que este tipo de aportes hacen parte de los programas de responsabilidad social empresarial del ingenio.