Marco A. Pérez: La rentabilidad de su negocio y la “nueva normalidad”

El empresario debe hacer bien sus cuentas, incluso antes de intentar volver abrir su comercio, y re calcular cuál sería su nuevo punto de equilibrio, en el nuevo escenario económico.

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Marco Pérez ValtierFuente: Félix Vásquez

Anda circulando un video en redes sociales, donde en una entrevista que le hacen al Sub Secretario López Gatel, sobre cuando se espera que la población vuelva a la “normalidad”, y retome su rutina y sus actividades que tenía previas a la Emergencia Sanitaria, y su respuesta es contundente: Lo más probable es que nunca.

De hecho, en los tres órdenes de gobierno, ya se habla de que paulatinamente se empezarán a levantar las medidas de confinamiento social, y se empezarán a reabrir los establecimientos económicos, pero bajo una “nueva normalidad”, que incluirá adoptar medidas sanitarias precautorias de manera generalizada, y con aforos reducidos, lo cual, en términos económicos, los negocios lo deben interpretar como un entorno de mayores costos y de menores ventas.

Sin embargo, si bien estas nuevas condiciones en los mercados, aún se pueden atribuir a medidas sanitarias y de regulación, dictadas por nuestras autoridades, es importante considerar que el aislamiento social y la parálisis en muchas de las actividades económicas, principalmente no esenciales, van a transformar, en mayor o en menor medida, nuestro mercado y el perfil y preferencias de nuestros clientes.

A nivel macroeconómico, la caída en la producción está pasando una elevada factura al nivel del empleo, y seguramente se perderán muchísimos empleos formales, que fácilmente superarán el millón de puestos de trabajo, y considerando que las remuneraciones seguramente también se verán afectadas a la baja, el impacto en la masa salarial, principal motor del consumo interno, será muy considerable, y habrá menores consumidores en el mercado, con un ingreso disponible también disminuido.

Es decir, ya sea por aforo reducido, como en el caso de restaurantes, o por menor número de consumidores potenciales, por el mayor desempleo, es muy difícil esperar que los negocios puedan recuperar sus niveles de ingresos previos a la Emergencia Sanitaria.

En cuanto a hábitos de consumo, (y de ahorro) es muy difícil prever de qué forma se verán afectados nuestros clientes habituales, y si los cambios en sus actividades y rutinas, forzados por el confinamiento, lograrán modificar, de manera permanente, sus gustos y preferencias, de manera tal que ya no regresen a la “normalidad” previa a la pandemia.

En esta misma línea de análisis, cualquier negocio que se enfrente a un escenario de mayores costos, y/o de menores ingresos, la primera reacción del empresario es la de intentar subir precios, trasladando al consumidor los efectos económicos negativos del nuevo entorno de los negocios, buscando resarcir sus niveles previos de utilidad.

Desafortunadamente, salvo casos de bienes y/o servicios de demanda inelástica, como bienes de consumo básico, o relacionados con adicciones, un mayor precio generalmente se traduce en menores cantidades demandadas, por lo que en lugar de mitigar el problema de la menor rentabilidad, podría desencadenar un círculo vicioso de menores ventas que podrían conducir al cese de operaciones.

Es decir, es muy probable que en la “nueva normalidad” el empresario va a enfrentar una menor rentabilidad a la que estaba acostumbrado, previo a la Emergencia Sanitaria, por lo que debe hacer bien sus cuentas, incluso antes de intentar volver a abrir su negocio, y re calcular cuál sería su nuevo punto de equilibrio, en el nuevo escenario económico.

Es por esto, que la opción de pedir dinero prestado para sortear la crisis, mientras se levantaba la Emergencia Sanitaria, no lucía como la opción más sensata, aún y cuando se tuvieran líneas de crédito abiertas y disponibles, ya que este nuevo compromiso de pago, por sí mismo, aumentaría los costos del negocio y bajarían su rentabilidad, aún y cuando los niveles de ingresos se recuperaran por completo.

Como vemos, es conveniente volver a realizar un estudio costo-beneficio antes de tomar la decisión de re abrir nuestros negocios, ya que nos estaremos enfrentando a un entorno macroeconómico recesivo, desempleo a tasas record, masa salarial reducida, mayores costos de operación y consumidores más cautelosos.

Si bien es prácticamente imposible pronosticar el nivel que tendrán las anteriores variables durante el presente año, el mensaje es que la “nueva normalidad” muy probablemente, se va a asociar a menores utilidades, incluso para aquellos que se han visto beneficiados con la Emergencia Sanitaria, y han lucrado explotando nuevos nichos de mercado, como la fabricación y venta de artículos sanitarios, que necesariamente habrán de verse reducidos, a medida que se reduce y se disipa la Emergencia Sanitaria.

Obviamente, siempre estará abierta la opción de reconvertirse y buscar atender nuevos nichos de mercado, ya que en toda crisis, siempre se abren las puertas de nuevas oportunidades de negocio.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.