Rosa Nelly Trevinyo: Recesión ¿social?

Los tiempos difíciles tienen el potencial de unir o separar personas; de unir o separar familias.

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Rosa Nelly Trevinyo-RodríguezFuente: Cortesía

Estos días de confinamiento han sacado lo mejor y lo peor de nosotros… Si no lo cree, pregúntele a su familia. Y es que, así como estamos viviendo una recesión económica por la pandemia, así también estamos atravesando, como familias empresarias, por una recesión social—un colapso psicológico que nos lleva a sentirnos solos incluso estando acompañados; y a tomar decisiones influenciados por un alto nivel de fatiga cognitiva (cansancio mental).

¿Por qué sucede? Básicamente por el estrés, la ansiedad y la frustración sostenida de no saber qué pasará; cuándo acabará la pandemia. Por eso, después de seis o más semanas de confinamiento familiar, no será improbable que usted o sus seres queridos comiencen a experimentar sentimientos de pérdida, depresión, irritabilidad, o incluso que le sea más difícil concentrarse, recordar eventos o conciliar el sueño. Igualmente, es posible que deba hacer un esfuerzo superior por mantener su productividad y buena toma de decisiones en el trabajo.

Así, mientras algunos llorarán y se sentirán solos sin razón, otros gritarán y pelearán por cualquier cosa. Si a esto añadimos el esfuerzo adicional que debemos hacer para mantener un balance trabajo-familia, el agotamiento mental que producen las videollamadas—que se han vuelto imprescindibles para coordinar el trabajo remoto, las clases de los niños y hasta las reuniones con amigos—y la ansiedad generada por las restricciones financieras (crisis económica) que enfrentamos, lo que en principio parecía una oportunidad para “reconectar” con nuestros seres queridos, podría turnarse en una valiosa prueba de amor, compasión y generosidad.

Y es que, tener las mismas conversaciones, con las mismas personas, en el mismo lugar, durante semanas continuas, agota—especialmente cuando por la fatiga cognitiva y la situación sanitaria, las pláticas están llenas de quejas y datos negativos. No obstante, saber lidiar con ello es parte de ser familia ¿o no?

De hecho, el conflicto familiar es una herramienta de crecimiento grupal que, cuando se maneja de forma adecuada, no sólo fortalece los lazos familiares-empresariales, sino que contribuye también a la buena salud mental y emocional de sus integrantes. Por ello, aquí les comparto cinco consejos para manejar mejor el conflicto familiar durante esta época de incertidumbre.

1. Comunicación, paciencia y escucha activa. Entienda qué es lo que molesta al otro, qué le pasa, qué siente. En estos tiempos de Covid-19 y post-Covid-19 es importante el soporte familiar; saber que tenemos un grupo de personas que nos escucha, nos comprende y nos quiere ayudar es la mejor medicina para el alma.

2. Asegúrese de que todos en su casa hagan ejercicio, escuchen música o vean una serie cómica por lo menos 20 minutos al día. Ejercitarse les ayudará a reducir su nivel de ansiedad. Escuchar música activará sus cerebros y reírse elevará sus endorfinas. Las tres cosas contribuirán a una mejor convivencia.

3. Cuide su lenguaje y sus formas. Tras el confinamiento, estamos más sensibles—“me miró feo”, “me lo dijo golpeado”, etc. Evitemos malos entendidos o discusiones sin sentido. Hable en primera persona y sea extra amable. Diga gracias y por favor. No reproche, pida. No se queje, proponga. No grite, hable y convenza.

4. Cuando a lo largo del día hayan acontecido conflictos entre los miembros de la familia, acuerden que estos se tratarán antes de irse a dormir. Establezca un foro para hablar de lo sucedido. Invite a todos los miembros de la familia que viven en casa. Asegúrese de que el contexto facilite el diálogo. Deje claro cuáles son los valores de la familia, lo que se espera de cada quien, y por qué es importante aprender a convivir. Aunque alguien haya cometido errores, manifiéstele el afecto que todos los miembros de la familia le tienen y solicite las correcciones. Aprenda a perdonar. Construya acuerdos y compromisos.

5. Dese un tiempo para usted mismo y deles un break a los demás: incluso a los niños—tome como mínimo 30 minutos para realizar un hobby: leer, pintar, cocinar o reflexionar (algo que antes no hacía). Evite el uso del alcohol y las drogas. Use más el teléfono y menos las video-conferencias. Duerma bien.

Cuando uno tiene buenas relaciones en casa, es más fácil lidiar con el estrés y la frustración. Una familia con buena salud mental nos acoge, nutre, apoya y exige. Es justamente en la familia donde nuestros ángeles y demonios se materializan y donde cada vez que resolvemos un problema y apoyamos al otro, salimos fortalecidos. Sin duda alguna, los tiempos difíciles tienen el potencial de unir o separar personas; de unir o separar familias.

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La autora es Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Petrolero y de Retail.

Opine usted: rosanelly@trevinyorodriguez.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.