Historias: madres e hijos superan la pandemia con amor y apoyo mutuo

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Jeancarla Blanco junto a otras enfermeras en el día a día de sus labores. | Los Tiempos
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Jeancarla Blanco disfruta del cariño de su hijo de cinco años. | Los Tiempos
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Madres médicas reciben flores en apoyo a su labor. | Carlos López
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La médica Elena Calderón junto a sus dos hijas cuando eran pequeñas. | Los Tiempos
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Jeancarla Blanco muestra su vientre en gestación. | Los Tiempos
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Ventas de flores y globos por el Día de la Madre. | Carlos López
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La médica Elena Calderón junto a sus dos hijas. | Los Tiempos
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Médicos en primera línea de lucha contra el coronavirus. | Carlos López

“Va a ser el mejor Día de la Madre que puedo tener, porque voy a tener a mis tres hijos delante sonriendo”, relata Carmen, una mamá que tuvo a dos de sus hijos con coronavirus y los cuidó hasta que se recuperaron.

Para ella y las mamás que deben enfrentar en persona la enfermedad, esta jornada adquiere un significado donde el amor se llega a expresar más allá de unas flores.

Este año, las calles y restaurantes no van a estar abarrotados de hijos con flores o regalos en las manos para ser entregados a sus madres. El coronavirus provocó que este Día de la Madre se exprese con diferentes formas de cariño, muchas de ellas intangibles y con un nuevo significado para quienes sufren por la enfermedad o están en la primera línea en esta lucha.

A Carmen aún se le quiebra la voz cuando recuerda lo que su familia tuvo que pasar por el coronavirus. Cuenta a Los Tiempos lo que significaron las semanas de dedicación al bienestar de sus hijos. Ahora, su deseo es dar el mensaje de esperanza a todos los que sufren por la enfermedad.

La familia de Carmen tiene cinco miembros: ella, su esposo y sus hijos de 30, 26 y 22 años. El mayor y la mamá estaban de viaje en el exterior cuando se anunció el cierre de fronteras. A los pocos días de volver, la fiebre de su primogénito se elevó.

“Era el primer día de cuarentena y no sabíamos mucho de la enfermedad. Llamé al número de emergencia y el Sedes (Servicio Departamental de Salud) llegó a mi casa. Mandaron la prueba a Santa Cruz”, cuenta Carmen.

Su hijo fue uno de los primeros pacientes en dar positivo. Mientras esperaban los resultados, ella y su hija apoyaban en el cuidado de su ser querido. Estas acciones cobraron factura en la menor de la familia.

“Me informaron que mi hijo dio positivo y me dijeron que había que llevarlo a aislamiento. Me dio miedo, porque no sabía dónde lo llevarían y estaría solo. Más bien le bajó la fiebre y no fue necesario”, recuerda la mamá.

Al momento del diagnóstico del hijo, la hija menor comenzó a presentar dolores en la garganta. La sospecha fue inmediata.

“Cuando mi hija dio positivo no quería ni pensar que se la llevaran a aislamiento, pero tampoco fue necesario”, comenta.

Para Carmen fue un desconcierto ver a sus dos hijos enfermos pero ella estar sana. “Yo preguntaba por qué no a mí y sí a mis hijos. Mi hermano me decía: ‘Dios sabe por qué, porque tú tienes que cuidar a tus hijos’”, recuerda.

Luego se hizo la prueba a los cinco miembros de la familia por riesgo a que alguno portara el virus, pero fueron asintomáticos. Mientras se esperaban los resultados y los dos hijos se recuperaban, todos debían usar barbijo y estar aislados cada uno en una habitación casi sin contacto, pese a estar en la misma casa.

“Todo este tiempo ha sido muy especial en mi vida y mi familia. Si bien ha sido un terror y un susto, también fue de mucha bendición, porque tuvimos mucha fe y gracias a Dios estamos los cinco de pie”, agrega.

No importan la edad ni cualquier otro aspecto cuando se trata de expresar el amor de madre. Carmen lo demostró a través del cuidado a sus hijos.

“Yo les preguntaba a los doctores qué debía hacer, porque no hay un tratamiento. Les hacía jugo de limón, mate y todo lo que fuera necesario”, hasta que el día llegó.

Fue finales de abril cuando llegaron todos los resultados negativos para los cinco integrantes de la familia. “Nos sentamos a la mesa a dar gracias a Dios y, no lo esperaba, pero mis hijos también me agradecieron por toda la atención. Es muy hermoso ver que son agradecidos. Ese momento fue de mucha dicha”, relata Carmen.

Este Día de la Madre es diferente para Carmen. La enfermedad fue un renacer para sus hijos, que ven en las noticias los datos de quienes no logran vencer la enfermedad. Hoy, ella sólo quiere ver a su familia sana y unida.

“La mayor dicha es ver a mis hijos sonreír juntos. Va a ser el mejor Día de la Madre que puedo tener (…) Decirles a las mamás que pasan por lo mismo que tengan mucha fe y confianza en Dios, que no se derrumben.

Tienen que darles fuerza a sus hijos, levantarles el ánimo”, finaliza Carmen.

Ella agradece al personal médico que atendió a su familia, desde los miembros del Sedes hasta la última doctora que fue hasta su domicilio. Entre ellos, también hay madres médicos y enfermeras que debieron adecuar sus vidas a los riesgos de su profesión.

Situación que se repite en muchos hospitales y centros de salud. Hoy, el amor de los hijos las mamás médicas y enfermeras se expresa a través de los cuidados que les tienen y el apoyo en su labor.

Ese es el caso de la infectóloga pediatra Elena Calderón. Tiene dos hijas de 22 y 17 años, quienes la acompañaron a lo largo de su vida profesional y como docente. Es un reto, pero equilibra su tiempo para dedicarse a todo lo que ama.

“Ser madre es lo más grande que Dios me ha dado en la vida. Y mi profesión es la pasión de mi vida (…) Me gusta lo que hago y trato de equilibrar para estar para ellas siempre”, cuenta Calderón.

Recuerda que, cuando sus hijas eran pequeñas y se enfermaban, le pedían que se quede a cuidarlas. Alguna vez la acompañaron en sus labores.

“Ellas han sido testigos de algunas noches que me levantaba para ir a una emergencia o me tocaba hacer turnos, entendían que es mi trabajo. Siempre han sido muy buenas estudiantes, han recibido reconocimientos y me acompañaron en los que yo recibí”, comenta la médico con orgullo.

Además, la mayor de sus hijas decidió seguir sus pasos y estudia Medicina. Ahora se enfrentan al temor de la pandemia del coronavirus.

“Yo trato de ser fuerte y demostrar que no tengo miedo ni pánico. Pero les hablé que, si me pasa algo, si me contagio, y ellas se pusieron a llorar y no querían aceptar, me decían que me cuide”, cuenta la profesional.

Agrega: “Cada que yo salgo a trabajar tienen ese temor y cuando vuelvo me esperan con todas las medidas, me preparan el baño y hasta que termine todo eso ni un beso, ni nada”.

En este Día de la Madre, lo más importante para Calderón es estar con sus hijas. Las muestras amor se traducen en las acciones de cuidado entre ellas.

“Yo quiero estar más unida a ellas que nunca. Lo más importante es que estamos vivos y con salud. Juntos vamos a atravesar ese camino. No mata los sentimientos, al contrario. Y a mi mamá, que la tengo en el cielo, la abrazaré con el pensamiento”, finaliza la médica.

Algunas expresiones de amor de miles que hay cada día.

 

“Un hijo es lo mejor que podría pasarte en la vida”, enfermera y madre, Jeancarla Blanco.

 

POR LAS HEROÍNAS DE LA CORONILLA

El 27 de mayo de 1812, un grupo de mujeres, niños y ancianos se levantó contra el yugo español en la colina de San Sebastián de Cochabamba. El heroísmo de este grupo conformado por mujeres en su mayoría llevó a que este día sea recordado como el Día de la Madre.

El monumento que todos los años recibía actos y conmemoraciones se encontrará solo este 2020. El honor de este Día de la Madre será más íntimo en los hogares bolivianos a causa del coronavirus.

 

SER ENFERMERA Y LLEVAR AL BEBÉ EN EL VIENTRE

REDACCIÓN CENTRAL

Jeancarla Blanco es enfermera desde hace ocho años y mamá de un niño de cinco. El coronavirus, como a todos, la tomó por sorpresa en medio de la gestación de su segundo hijo. Es un embarazo de riesgo y cada día “es una lucha por mi salud, mi familia y el hospital”, comenta.

Blanco cuenta que su familia espera a su nuevo miembro con mucho deseo; por ello, el coronavirus trajo preocupación y ansiedad. “Son sentimientos encontrados”. Además, fue un reto explicar a su hijo por qué mamá debe cuidarse cuando llega a casa.

“Al inicio era difícil, porque mi hijo no entendía por qué no podía besarlo al llegar del trabajo, pensaba que no lo quería; decía ‘mami no me besa porque no me quiere’. Le explicamos con dibujos y ahora entiende”, cuenta Blanco.

Para ella, ser madre es una bendición de Dios. Y su profesión también es algo que ama, pues ayuda a salvar vidas. Ahora, el coronavirus la llevó a extremar cuidados y ver de otro modo la salud y a su familia.

En este Día de la Madre, Blanco señala: “Cuando te vuelves mamá, Dios te da el don de cuidar y proteger. Esto va a terminar y toca seguir adelante por nuestros hijos y nosotras mismas”.

Miles de mamás tendrán un día diferente, pero no menos especial. Para muchas incluso será más significativo, pues recibirán ese abrazo que ahora es un bien valioso.