Luego de la marcha, la salud concentra el debate

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Protesta. El personal de salud se movilizó en vehículos y a su paso recibió aplausos. (Pedro Castillo/Archivo)
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La Voz

El escueto mensaje que circuló el fin de semana por WhatsApp invitaba a los médicos de Córdoba a congregarse durante el feriado del 25 de Mayo, en caravana y pacíficamente, para no entorpecer el tránsito. Tres objetivos figuraban en la convocatoria: el rechazo de amenazas e imputaciones a profesionales, el reclamo salarial y la demostración de unidad.

La marcha, que comenzó a las 17 del lunes en la plaza Colón de la ciudad de Córdoba, tuvo una convocatoria que sorprendió hasta a sus participantes. “El fiscal que imputó a los dos médicos del geriátrico de Saldán logró lo que nunca pudimos hacer los profesionales de la salud: juntar a más de siete mil médicos”, comentó Carlos “Pecas” Soriano, especialista en Medicina de la Emergencia, que participó de la convocatoria.

Uno de los epicentros de la marcha fue Tribunales I. Con barbijos y distanciamiento, los profesionales mostraron pancartas que, entre otros mensajes, declaraban: “No somos héroes, tampoco villanos”. El principal objetivo de la manifestación fue repudiar la imputación de uno de los médicos del geriátrico Santa Lucía, de Saldán, sitio donde se registró el primer brote de Covid-19 en Córdoba.

El viernes pasado se conoció que la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria (Ufes), creada para la investigación de delitos asociados con la pandemia y a cargo de Andrés Godoy, había imputado a uno de los médicos de la residencia por considerarlo “incurso en la comisión del delito, encuadrable prima facie, en la figura de ‘propagación de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas’ en calidad de autor”.

La Ufes también sancionó al director médico de la residencia porque “habría incurrido en la comisión del delito de ‘propagación culposa de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas’, agravada por el resultado de enfermedad y muerte, en calidad de autor”.

La decisión generó un inmediato rechazo de la comunidad médica, así como de profesionales universitarios y de asociaciones de empresas de la salud. Fue un repudio generalizado a lo que consideraron la criminalización del acto médico, en medio de una pandemia de una enfermedad nueva y altamente contagiosa.

El Consejo de Médicos de Córdoba calificó la decisión del fiscal Godoy como “la peor noticia en el peor momento” y expresó su preocupación por la criminalización del ejercicio profesional, “un mecanismo que no parece ser el más adecuado para encontrar la verdad”.

También la Sociedad de Infectología de Córdoba brindó su apoyo a “todo aquel personal de la salud o paciente que sufra violencia o maltrato por padecer una enfermedad infecto-contagiosa”.

En una carta abierta, la entidad científica expresó su malestar: “¿En qué momento el personal de salud, aquel que se mantuvo y sigue estando en la primera línea de batalla, quedó reducido al maltrato de ser considerado cual si arma biológica se tratase?”.

La sociedad que nuclea a los infectólogos de Córdoba agregó en el escrito: “Es un insulto a quienes transcurren sus horas sin descanso, tampoco se detienen en la búsqueda de respuestas y además sostienen con la mirada los ojos moribundos de un enfermo, dando ánimo aun hasta el final. Cuando la enfermedad se convierte en un estigma social, sólo logramos fortalecer a nuestro contrincante”.

Otro de los reclamos de quienes el lunes marcharon en forma pacífica tiene que ver con las amenazas o coacciones para trabajar sin elementos de protección personal, indicó Raúl Audenino, integrante de la comisión directiva del Foro de Especialidades Médicas de Córdoba. “La imputación al médico de Saldán fue la gota que colmó el vaso. Hace meses que venimos maltratados. En varios hospitales públicos, se obliga a los profesionales a atender a pacientes con sospecha de coronavirus bajo pena de sanciones”, lamentó. “También deben firmar una declaración jurada diciendo que no tienen síntomas, y no se tiene en cuenta que muchos pacientes cursan la enfermedad de manera asintomática”, aseguró.

Audenino indicó que no todos los hospitales cuentan con elementos de protección personal. “La Justicia te corre por un lado, y el sistema sanitario, por el otro. No podemos trabajar angustiados, bajo presión y con miedo. Tampoco nos pueden prometer un bono que nunca llega”.

Los referentes advirtieron sobre que trabajar bajo presión aumenta el riesgo de equivocarse o de prescribir de más.

Crean grupo de acción intersectorial

Representantes de gremios y de agrupaciones que nuclean a los profesionales de la salud conformaron ayer una mesa de trabajo permanente, informó Pablo Lutterini, secretario gremial de la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra).

La instancia tuvo como objetivo lograr la mejora de las condiciones de trabajo de los agentes sanitarios, agregó. Participaron, entre otros, el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba y los colegios que nuclean a los farmacéuticos y a los odontólogos, además de gremios como el Sindicato de Emergencias Médicas de Córdoba, la Federación Médico Gremial, Amra y el Foro de Especialidades Médicas de Córdoba. Por la salud privada, estuvo presente Aclisa.

La convocatoria del lunes frente a Tribunales también fue en reclamo de la independencia del Poder Judicial, informó Carlos “Pecas” Soriano, quien apuntó a información existente sobre un desempeño correcto por parte del médico del geriátrico de Saldán.

Los manifestantes indicaron que fue el Ministerio de Salud provincial el que pidió por primera vez la intervención de la Justicia, el 13 de abril, por el caso de Saldán; de hecho, las imputaciones derivaron de esa acción que fue la que activó la respuesta contundente del personal sanitario.

Hugo Roland: Médico infectólogo

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–¿Qué opina de la imputación de dos médicos por el brote de Covid-19 en un geriátrico y de la movilización de apoyo del lunes?

–No conozco el caso, tendría que ver la investigación epidemiológica, pero un problema que sí hay que solucionar urgentemente es el del politrabajo, y no sólo el de los médicos, sino también de todo el equipo de salud. No es saludable para nadie ir de acá para allá.

–En su experiencia en la pandemia de VIH, ¿vio también el intento de judicializar la transmisión?

–Sí. En un juicio un fiscal me preguntó si no tenía miedo de ser un propagador. Yo le respondí con la bibliografía disponible. Ahí percibí que, más allá de lo que hiciéramos cada uno en cada rol, el concepto que tenía el fiscal era el de la búsqueda de propagadores.

–¿Se tiende a buscar culpables?

–Buscar culpables está en el inconsciente colectivo. Se ve ahora en cómo señalan la casa de algunas personas sólo por ser miembros del equipo de salud. Hacer eso con un paciente ya sería la Edad Media. El estigma es muy fuerte, la negación es una cuestión fuerte. El “a mí no me va a pasar, es problema de otro”.