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La tasa de letalidad baja al 1% pese a los 'vaivenes' de las cifras de Sanidad./ EFE
Pasó del 11,5% al 1%

Otro embrollo de Simón: dos tasas de letalidad deforman el análisis de la Covid

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El indicador mide la gravedad del cuadro del virus y se sirve de cifras del Ministerio de Illa que han sido puestas en duda en los últimos días.

Embrollo de informes. Un estudio del Ministerio de Salvador Illa cifra la tasa de letalidad del coronavirus en un 1% mientras otro documento de Sanidad la estima en un 11,5%. La diferencia se debe a que el primer porcentaje se calcula con los primeros resultados del estudio de seroprevalencia -que concluyó que un 5% de la población española ha estado en contacto con el virus- y el segundo se obtiene a partir de los datos de las actualizaciones diarias que ofrece el Ministerio. Así, dependiendo de cuál se use de referencia, la tasa de letalidad en España difiere en un 10,5%. 

Los científicos piden cautela a la hora de analizar los porcentajes. El microbiólogo de la Universidad de Navarra, Gabriel Reina, define la tasa de letalidad de un virus como la proporción de personas que fallecen en un periodo de tiempo por una enfermedad entre el total afectados. El microbiólogo explica a La Información que "cuanto más personas se diagnostiquen, más baja el indicador". A esto obedece la variación de las dos cifras. El estudio de seroprevalencia incluye a más de dos millones de afectados y el último recuento diario de Sanidad presenta 236.769 contagiados. En cualquier caso, todos los datos con los que cuentan las instituciones son una "estimación de la realidad", según el experto, que añade que el resultado de la gira de test de seroprevalencia "es la extrapolación de una muestra" y el recuento de afectados que maneja el Gobierno depende de varios factores como el alcance de diagnóstico que tiene el Ejecutivo y las autonomías. 

Así, el cálculo de la tasa depende en gran parte de las cifras que maneja el Gobierno, que no han estado exentas de polémicas por los últimos 'vaivenes' en los informes. Cambios bruscos como el 'recorte' de casi 2.000 fallecidos que se produjo este lunes por una modificación en el criterio para informar de las defunciones; las variaciones en los parámetros de inclusión de cuadros -primero todos, después solo los sometidos a un test de PCR, luego los asintomáticos...- y el alcance para testar pueden afectar el indicador. Por esto, el científico recomeinda observar otros estudios como el MoMo para tener una mejor idea del comportamiento de la cepa.

Vigilancia de los excesos de mortalidad 

El estudio de MoMo o exceso de mortalidad utiliza la información de las muertes diarias por todas las causas de 3.929 registros civiles y la compara con la documentada entre el 2008 y el año anterior. A lo largo de la pandemia el exceso ha ido variando. En los inicios de la crisis, el 16 de marzo por ejemplo, el virus dejó un excedente de muertes del 56,7%. El 13 de abril este porcentaje sufrió un repunte y llegó a ser de 70,8% con un mayor efecto en los mayores de 84 años. El último documento publicado, con fecha del 25 de mayo, muestra una bajada en este indicador al situarlo en 42,2%

El estudio establece que la mortalidad en España por todas las causas se ha disparado un 55,2% entre el 13 de marzo -inicio del estado de alarma- y el 22 de mayo porque se han producido 43.034 fallecimientos más de los esperados para estas fechas. La mayor diferencia entre las cifras del estudio y las que ofrece Sanidad a diario se encuentran en Cataluña, que ha agregado 8.514 muertes al sistema que no se habían notificado aún. En esta comunidad autónoma el exceso de mortalidad durante la pandemia es del 96%. Pero, Castilla La Mancha es la localidad que registra el mayor exceso (un 206%) por el excedente de 7.596 fallecidos. La CCAA suele contar alrededor de 5.114 difuntos durante estos meses. Madrid muestra números similares. En la CCAA de Isabel Díaz Ayuso se esperaban 8.716 defunciones y el periodo de alarma por el virus ha dejado 22.821, un 162% más. 

¿El verano ayudará?

"Un virus de estas características no entiende de temperaturas". El clima veraniego puede apaciguar su propagación, según Reina, pero, al haber una gran masa de personas sin defensas contra la cepa, no se frenará del todo su propagación. Para el investigador es muy importante tener en cuenta este punto y no bajar la guardia en los meses que vienen porque hay ejemplos del pasado que demuestran que el calor no es suficiente para acabar con un microorganismo. De hecho, el primer ataque de la Gripe A en 2009 llegó en julio pese a ser un virus más invernal. "Ante un virus nuevo las defensas del organismo mandan", insiste.

Todos los virus son distintos. Su fuerza y capacidad de propagación depende de un equilibrio entre la virulencia y su transmisión. Reina aclara que otras cepas como el SARS y MERS fueron más virulentas que la Covid-19 y por eso su transmisión fue menor. El nuevo coronavirus es más 'equilibrado' por lo que se "disemina" más. Y, con este panorama en el que solo un 5% de la población en España tiene anticuerpos, es muy probable que la Covid-19 siga causando estragos.

¿Se quedará para siempre?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido que la Covid-19 pudiera quedarse "para siempre" entre nosotros si se convierte en un virus endémico como el VIH. Esto lo determinará, según Reina, la capacidad de difusión del microorganismo entre la población, la posibilidad que tenga para infectar a otro tipo de animales, su potencia para quedarse en el entorno y su 'pericia' para reintroducirse en el ambiente periódicamente. Para el microbiólogo es muy probable que se cumplan estas condiciones. En esta línea, la OMS ya ha pedido a los países que comiencen a prepararse para manejar rebrotes y que aprendan a "convivir" con el virus.