"Pone en riesgo la fase 2"
Los 'rastreadores' fantasma de la Covid en Madrid: "Los sanitarios no se fían"
by Paula MaríaEl Gobierno regional anunció un batallón técnico para el control de contagios que empezó a trabajar el 11 de mayo y aún no ha presentado novedades.
Desde el 11 de mayo, un batallón de 'rastreadores' vigila los contactos de los nuevos positivos que se notifican en la Comunidad de Madrid. Esta figura, casi detectivesca, ha sido el centro de todas las miradas desde que España camina por la senda de la desescalada... y el misterio se multiplica en la región que preside Isabel Díaz Ayuso, allí donde aún no sabe con exactitud cuántos son, ni los médicos han vuelto a tener noticias de cómo trabajan. "Salud Pública es quien coordina al equipo de rastreadores, pero la comunicación de este departamento con los centros de salud madrileños es nula", señala Alicia Martín, presidenta de Atención Primaria del sindicato AMYTS, "Como no hay un 'feedback' sobre si este seguimiento se está realizando o no, los médicos de familia no se fían y acaban haciendo el seguimiento por su cuenta".
La Comunidad mira ya al siguiente escalón hacia la nueva normalidad, pero el 'modus operandi' de su equipo de rastreo no acaba de convencer a unos sanitarios que llevan semanas conteniendo la pandemia. Ahora, las consultas juegan un papel clave para la desescalada y, dada la escasez de recursos, esta falta de noticias les roba un tiempo del que no disponen . El doctor Ignacio Sevilla, vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), coincide con la doctora: "La comunicación con Salud Pública no es que sea deficitaria, es que directamente no existe". La especialista es aún más contundente: "El modelo pone en riesgo el paso a la fase 2 de la región".
Fuentes de la Consejería han confirmado a La Información que Madrid ha implantado, desde el 11 de mayo, una estrategia de Detección y Control de casos de Covid-19. Algunas CCAA se decantaron por un perfil muy concreto para desarrollar esta tarea. Castilla-La Mancha y Baleares, por ejemplo, optaron por recurrir a las enfermeras de Atención Primaria. Las autoridades sanitarias madrileñas han detallado, en conversaciones con este diario, que la vigilancia la llevan "equipos multidisciplinares". Pero, ¿quiénes componen este batallón de profesionales? Las mismas fuentes detallan que, entre sus filas, cuentan con epidemiólogos, personal de enfermería con formación, personal del Centro de Atención Personalizada (CAP) y otros profesionales. No responden a la pregunta de cuántos efectivos forman este batallón.
Un "equipo multidisciplinar" sin plazas definidas
El consejero del ramo, Enrique Ruíz Escudero, anunció el pasado martes 19 de mayo, a bombo y platillo, el fichaje de 400 rastreadores, con los que la región adquirió la capacidad de "dar respuesta al seguimiento de casos de las PCR que se consideren positivas". En definitiva, de monitorizar a aquellas personas con las que los positivos detectados hayan tenido un contacto estrecho -el que conlleva más de 15 minutos a una distancia de menos de dos metros-.
Ese mismo martes, Antonio Zapatero, nuevo viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19 de Madrid, se reunía con la rama de Primaria del sindicato AMYTS. El orden del día del encuentro con el exdirector del hospital de campaña de Ifema -pieza clave de la estrategia de Díaz Ayuso hacia la reapertura- incluyó el desarrollo de ese estudio de contactos en la población. Durante el encuentro, Zapatero aseguró que el seguimiento quedaba en manos de Salud Pública. El personal sanitario de los centros de salud quedaba, sobre el papel, liberado. Así quedó recogido en el resumen de la reunión de AMYTS, que ha sido recogido por este medio. El citado texto señala que el viceconsejero cifró en 175, los efectivos que se iban a incorporar al departamento encargado del rastreo.
No solo las cifras muestran un descuadre. Las explicaciones que, cada uno por su lado, emitieron el consejero y el viceconsejero el pasado martes, reflejan cierta discordancia en los tiempos. Mientras que Ruiz Escudero habló de la contratación en pretérito perfecto, al tratar el asunto, Zapatero habló en futuro. La consejería insiste en que el día 11 se "implementó la estrategia" pero esto no significa, necesariamente, que la maquinaria de rastreo empezase a funcionar desde esta fecha. Este diario ha tratado de confirmar ambos interrogantes con la consejería de Sanidad, sin éxito. Desde Salud Pública no han confirmado ni cuántos 'rastreadores' se encuentran en activo en estos momentos, ni desde qué fecha estos equipos han empezado a vigilar los contagios en la región.
Según las palabras del exdirector del hospital de Ifema, entre estos 175 efectivos habría 16 especialistas de Preventiva, una veintena de residentes (MIR) de cuarto y tercer año, 66 técnicos de Salud Pública, 11 inspectores y 40 teleoperadores. No hay rastro de las enfermeras con formación de las que habla Salud Pública. Al respecto, el sindicato SATSE asegura: "No tenemos conocimiento de si hay enfermeras rastreadores. Nadie ha comunicado nada. Ni nímero ni profesión". No es el quién lo que genera más dudas entre los profesionales de Primaria, sino el cómo. "Cuando el médico de familia detecta un caso con síntomas, lo manda aislarse y pide la PCR", explica el doctor Sevilla. Los resultados suelen tardar entre 24 y 48 horas en llegar, "salvo en algunas zonas del sur de Madrid, donde los plazos aún alcanzan los 5 días", matiza la doctora Martín. En este tiempo, la alerta sobre el caso sospechoso salta en el radar de Salud Pública.
"Los técnicos de este departamento son los que hacen la encuesta al paciente... pero sus conclusiones no retornan al centro de salud", afirma Sevilla. La imagen que esbozan los 'rastreadores' se pierde por el camino. El círculo no se cierra y el personal del centro de salud no tiene por qué saber, por ejemplo, si el paciente aislado convive con más positivos. "Al no existir una comunicación fluida y activa, todo lo que el médico quiera saber a mayores se lo tiene que preguntar directamente al paciente confinado", explica la doctora. En Madrid, la figura del 'rastreador', creada para aliviar la carga de una Primaria saturada, acaba siendo invisible a los ojos de esta. "El resultado es que los profesionales de los centros acaban llevando un control paralelo al de los rastreadores", zanja Martín.
"Hablan de plazas de refuerzo que saben que nadie va a llenar"
Ese rastreo 'fantasma' obliga a duplicar funciones en unos centros de salud donde los refuerzos no llegan. Un 20% de los médicos del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) están o han estado de baja laboral por el virus. Mientras, las nuevas plazas que ha anunciado el Gobierno regional podrían quedarse vacías por la precariedad de las condiciones. "Ofrecen más contratos de los que saben que se van a firmar", anticipa Martín.
De nuevo, el vocal del Colegio de Médicos de Madrid apunta en la misma dirección. El plan de la consejería es reforzar la plantilla de los centros de salud de 335 médicos. "Lo que pone sobre la mesa la consejería son contratos de refuerzo de área, lo que significa que el especialista rota por los centros de salud de toda la zona sanitaria", explica Sevilla. En detalle: un contrato de 6 meses, que incluye turnos de noche y deja por imposible la conciliación. En principio, solo los residentes de Medicina de Familia y Pediatría que acaban de finalizar la especialidad se postularían para el puesto. En la práctica, apenas una veintena de MIR, de los cerca de 120 en espera de hacerse con la especialidad, han pedido la plaza.
"A nadie le extraña que estos profesionales, tras 13 años de formación, prefieran conducir hasta Ávila donde les ofrecen un contrato de tres años", apunta la doctora. Los profesionales de los centros de salud llevan años demandando más plantilla. "En Madrid hacían falta sanitarios ya antes de la pandemia", explica Sevilla, "Ahora la consejería habla de incorporar alrededor de un especialista por centro, aunque esta cuota se cumpla y dudo que lo haga, si tenemos que reservar dos o tres sanitarios para el circuito Covid... la ecuación sigue saliendo negativa". El ascenso hacia la desescalada es un examen a las lecciones que, a la fuerza, nos ha enseñado la pandemia. La Atención Primaria es la primera prueba. Si esta se viene abajo, no habrá rastreo que abarque el rebrote.