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Posturas de calidad expuestas al sol para adaptarlas al clima, eslabón primario del programa de desarrollo del coco en La Primada de Cuba. Foto: Lorenzo Crespo

Cuando el coco regresa a la villa

Plantadas las áreas que respaldan su programa de desarrollo del coco, Baracoa le suma eslabones a la cadena productiva

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Se derrama inclemente el sol sobre Mabujabo de Baracoa, pero a Juan Terán Barrera eso no le importa. Está inmerso en los cocoteros que lo rodean. Fueron plantados hace tres años y ya tienen sus primeros racimos: «¡qué follaje!, ¡qué parición!», exclama orondo el labriego.

Igual de contentos deben estar los 72 obreros que, liderados por Juan, se ocupan de las 218 hectáreas de tierra de la unidad básica de producción cooperativa (ubpc) Eraldo Martínez Quiroga, la cual recibió 1 200 000 pesos en préstamo para fomentar esas plantaciones, tras el desastre meteorológico que dejó a Baracoa literalmente sin uno de sus principales cultivos a finales de 2016.

Entonces los campesinos de esa ubpc, con Terán al frente, comenzaron a cavar hoyos y a depositar en ellos 12 kilogramos per cápita de materia orgánica; luego plantaron allí las posturas del también conocido como Árbol de los Cien Usos; «y así obtuvimos estos ejemplares».  

Desde el año pasado, los hombres de Juan intercalan frutales y cultivos varios entre los cocoteros, «y ya recogemos los frutos», pondera el agricultor.

«Al cierre del actual año, las yucas y algunos frutales convivirán con el coco en otras 500 hectáreas del municipio», aseguró Ramón Capdesuñer Rosell, quien hasta principios de año fungió como especialista en la Empresa Agroforestal y del Coco de Baracoa, y ahora dirige la actividad de comercio exterior de la propia entidad.

LA CARA BUENA DEL HURACÁN

Al margen de los destrozos, los vientos del ciclón Matthew aceleraron el aire renovador que necesitaba el mayor emporio cocotero de la Isla, cuya recuperación incluyó las siembras masivas en suelos de buen potencial productivo, donde las pendientes no exceden los 20 grados de inclinación, para facilitar la siembra y el desmoche mecanizados.

Fue así como revivieron los cocotales de La Primada, la cual optó por no rescatar, por improductivas, otras 1 800 hectáreas que estaban destinadas al coco antes que Matthew las destruyera. Aun así, confían en que la producción se incrementará sobre la base de mayores rendimientos agrícolas.       

«Ese indicador crecerá poco a poco, del actual 1,78 hasta las cinco toneladas por hectáreas que tendremos a la vuelta de un lustro, cuando se alcancen 22 000 toneladas», vaticina Alexéi Romero Casa, director adjunto de la Empresa Agroforestal y del Coco de Baracoa. «Ya tenemos plantadas las 4 483 hectáreas previstas en la estrategia de desarrollo hasta el 2030 –asegura–, atenderlas bien es la tarea principal de los más de 2 000 productores del cultivo en el municipio».

La renovación tecnológica, concluida en el horno de carbón activado y en la fábrica de conservas, y la que está por concluir en la extractora de aceite –hoy detenida por la covid-19– completan el engranaje productivo del coco, junto a una moderna desfibradora que ya debutó con pequeños envíos de sustrato de caparazón, valorado a 400 dólares por tonelada en el mercado exterior.

El carbón activado surtirá a las industrias farmacéutica, biotecnológica y la refinación de azúcar y rones, con suministros que hoy el país adquiere en el exterior.  

La extractora de aceite, con potencial para obtener cada año hasta 2 500 toneladas, le entregará a la industria de jabonería un surtido de mejor calidad, también apto para usos medicinales y alimenticios.

Son eslabones de un productivo encadenamiento en la primigenia ciudad donde Cuba obtiene el 80 % del coco que cosecha.

La producción de coco en Cuba

Fuente: Mesa Redonda «La producción de café, cacao y coco», de diciembre de 2019.