Cinco días con el Redmi Note 9 Pro: un móvil de cuatro ojos que sorprende por su batería

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Al caótico catálogo de Xiaomi, que se ha venido multiplicando en el último año, se suma un nuevo miembro, el Redmi Note 9 Pro. Un teléfono móvil inteligente bajo la segunda marca de la empresa china que apuesta por el equilibrio, por cuatro cámaras y una potente batería que permite emocionar a cualquier consumidor. Y todo, bajo un diseño bastante cuidado y una superficie que cumple el expediente y que destaca por ser tremendamente grande. Apuesta por un chip Snapdragon 720 G, de Qualcomm, que ha sido una de los grandes aciertos de la empresa este año. Es un buen motor pese a sus limitaciones frente a la potencia de los chips más avanzados como el Snapdragon 855, que es el que incorporan terminales de la marca como el Xiaomi Mi 9 o competidores como el OnePlus 7 Pro. Es solvente, logra un rendimiento fluido y ha reverdecido la gama media. Con 6 GB de memoria RAM, nos encontramos con una combinación bastante idónea para todo tipo de públicos. Funciona bajo Android 10, pero su capa de personalización le otorga algunas funciones interesantes y un interfaz que destaca por sus múltiples opciones para customizarlo. Esto es, para muchos consumidores, un río de ventajas y aspecto por el que prefieren el ecosistema abierto de Android que a iOS, de Apple. Grande y pesado, este terminal presenta una pantalla ultra panorámica de 6.67 pulgadas que puede escaparse al control de unas manos pequeñas. Llevarlo en el bolsillo implica algunas concesiones: puede sobresalir un poco. Para los consumidores que prefieren las «cosas» pequeñas supondrá un cambio drástico. La resolución está al nivel de lo esperado, Full HD (2.400 x 1.080 píxeles) y su densidad de píxeles, 396 puntos por pulgada da buenas sensaciones a pesar de sus indudables limitaciones. No es una estadística que haga perder los estribos pero es un buen panel tradicional sin ser de tipo OLED. En general, y salvo los negros profundos y colores intensos de los paneles orgánicos, cumple en la mayoría de los escenarios como los colores, contrastes y ángulos de visión. Ficha técnica Pantalla 6.67 pulgadas Resolución 2.400 x 1.080 píxeles Chip Snapdragon 720G RAM 4 GB RAM + 64 GB (6 GB + 128 GB) Chip Cuatro cámaras: 64 MP F1.89, 5 MP macro (2-10 cm), 2 MP (profundidad), 8 MP ultra gran angular 119º, F2.2 Y frontal de 16 MP, f/2.48 Dimensiones 165,75 x 76,68 x 8,8 mm Peso 209 gramos Batería 5.020 mAh SO Android 10 Precio 269 euros El terminal incorpora, como punto fuerte, una cuádruple cámara muy versátil que apuesta por la tríada de moda en el sector de la telefonía este año: ultra gran angular, una principal y una lente «macro» para capturar detalles. Pero vayamos por partes. La principal es un sensor de 64 megapíxeles, que la marca ha incorporado en anteriores modelos. Es solvente, funciona bien y recoge mucha información. Esa gran resolución se aprecia luego en las ediciones. Viene acompañada de un ultra gran angular de 8 megapíxeles lo suficiente versátil como para capturar imágenes con una perspectiva muy interesante. Crea efectos bonitos y, con un poco de imaginación, se pueden obtener fotografías muy creativas. Se comporta bastante bien pero, normalmente, con buena iluminación. También puede servir para meter a mucha gente en una foto de familia. Sin «notch» pero sí pantalla agujereada Una lente «macro» de 5 megapíxeles viene preparada para intentar capturar imágenes de cerca. Ideal para los aficionados que tienen un don para ver aquello que se pasa por alto a la vista de la mayoría. Da bastante juego, se comporta bien y enfoca rápidamente. Sí se aprecian los cambios cuando se activa el software de Inteligencia Artificial, que potencia los colores ligeramente sobresaturándolos. Se completa con un sensor de 2 megapíxeles para crear el efecto «bokeh»«, es decir, desenfocar el fondo para crear una sensacional puesta en escena de los retratos. Funciona muy bien, incluso con objetos, que revierte más dificultad. En la parte delantera, el terminal cuenta con una cámara en pantalla de 16 megapíxeles, que incorpora un nuevo modo «selfie» en cámara lenta que permite grabar divertidos vídeos. Esta lente viene ubicada en la parte central de la pantalla y «agujereada», poniéndose así a la altura de las tendencias actuales que optan por eliminar el cuestionado «notch» o pestaña superior que puso de moda el iPhone X en 2017. Uno de los puntos más fuertes del modelo está en una batería de 5.020 mAh. Tiene la suficiente potencia para aguantar hasta el día siguiente sin enchufarlo. Algo que es una verdadera delicia. Además, este dispositivo ofrece una carga rápida de 30 vatios que permite cargarlo rápidamente. A diferencia de otros modelos, ha conservado la clavija «minijack» para los auriculares, que sirve para darle fuerza y conecta a la Radio FM que integra el software. Sin audio estéreo, el terminal incorpora un sensor biométrico para desbloquear la pantalla por medio de las huellas dactilares. Funciona de manera precisa y rápida pero presenta algunas dudas por su ubicación: en el marco lateral derecho. Es algo incómodo. La estética, aunque acorde a la gama, también le da la razón a los usuarios más maniáticos: se ensucia de mirarlo. Y un detalle: tiene espacio para tarjetas microSD, que algo todavía importante para muchos usuarios. Empieza la configuración en unas escasas 64 GB por 269 euros.

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