Se reinventaron en nuevos rubros para poder salir a flote
by Vanessa ChaparroMientras la crisis económica continúa aquejando al mundo entero, tres sanjuaninos se las ingeniaron y encontraron en otros rubros una buena forma de obtener ingresos y salir adelante en plena pandemia. Nicolás Sottile es futbolista de Sportivo Desamparados y como los torneos de fútbol a nivel nacional no tienen casi esperanzas de retornar antes de fin de año, el joven volante decidió invertir sus ahorros en una vinoteca delivery. En tanto que Paola Buchert hace más de dos meses que no puede abrir su café céntrico y optó por armar un almacén en su barrio. Lo mismo buscó Martín Atencio, quien tiene una imprenta, pero ante la escasez de trabajos en ese rubro, invirtió en una verdulería céntrica y los resultados están siendo mejores de lo esperado. Todos se reinventaron persiguiendo el mismo objetivo: salir a flote ante la crisis.
NICOLÁS SOTTILE
El futbolista que defiende la camiseta de su proyecto
Con la actitud que siempre lo caracterizó para gambetear en el mediocampo defendiendo la camiseta de Sportivo Desamparados, Nicolás Sottile ahora encara al frente pero no con la pelota sino con su nuevo proyecto. Con el fútbol argentino paralizado y todavía sin fecha para reanudarse, el volante sanjuanino decidió invertir sus ahorros en una vinoteca delivery. "El vino es el ADN de los sanjuaninos, entonces pensé en ese rubro porque si bien existen delivery de bebidas, no muchos cuentan con variedad de vinos", comentó el futbolista que se capacitó para estrenarse en esta área y que con una semana en su nueva actividad ya cuenta en su carta con una enorme variedad de vinos y bodegas sanjuaninas y mendocinas. No son tiempos fáciles para nadie pero apostar a una nueva salida laboral fue la premisa de Nicolás, que con 27 años, apostó a este proyecto después de rendir su última materia en la Licenciatura en Administración de Empresas que estudia a distancia. "Estoy a punto de recibirme pero la vida sigue y se que la reanudación del fútbol viene complicada por eso aposté a este proyecto. La idea es continuar con esto después que pase esta pandemia", expresó.
MARTÍN ATENCIO
La verdulería fue su salida
Tiene 42 años, una familia que mantener y gastos que afrontar. Martín Atencio es propietario de una imprenta que si bien ya está habilitada para funcionar, no tiene demanda de trabajo, por eso el hombre decidió invertir en una verdulería, que por fortuna, le viene dando resultados.
"El primer mes de cuarentena fue difícil porque la imprenta no podía funcionar, los ingresos fueron nulos. Y ahora si bien podemos abrir, las municipalidades y comercios que siempre ocupan papelería comercial no están necesitando de nuestros servicios, no hay trabajo", comentó. Había que buscar una salida y junto a su mujer pensaron en una verdulería: "Era poca la inversión que se necesitaba y es algo que se consume todos los días" expresó argumentando el porqué de su elección para ese rubro. Su amigo Daniel Entz le ofreció la vereda de su propiedad en el centro sanjuanino y haciendo un estudio de mercado, rápidamente se convenció que una verdulería vendría bien en ese sector (Güemes casi Santa Fe). "Funciona bastante bien, no me puedo quejar. Ya tengo mi clientela, así que esperemos seguir así", comentó quien trabaja de lunes a lunes y el feriado por el 25 de Mayo también estuvo allí, firme buscando los ingresos para llevar la comida a su hogar.
PAOLA BUCHERT
De cafetera a comerciante
Hace 10 años que Paola Buchert junto a su marido Guillermo Méndez tienen un café céntrico que era hasta hace 65 días, el único ingreso familiar. La pandemia los imposibilitó de trabajar y como había que buscar una salida, optaron por invertir en un almacén en el barrio Aramburu. "No nos quedó otra alternativa. Cuando paramos pensamos que no iba a ser por tanto tiempo pero viendo que no hay muchas expectativas de reapertura para el sector gastronómico, decidimos abrir este negocio en un salón que es de mi mamá", contó. Si bien hace 10 días que inauguraron ya lograron afianzarse en el populoso vecindario y con los ingresos que van teniendo tratan de ir achicando los gastos que le demanda el café céntrico. "Tenemos seis empleados en libros, no estamos subsidiados y tenemos que pagar el alquiler de 75 mil pesos. No nos han hecho ninguna rebaja en el alquiler, sólo nos dieron posibilidades de pago pero con el negocio cerrado hace más de dos meses, es muy difícil ponerse al día", comentó preocupada la mujer. Aun con la incertidumbre de no saber qué pasará, Paola confía que pronto su café podrá abrir sus puertas. "Ojalá falte poco pero si nos va bien con este negocio, trataremos de seguir con los dos rubros porque será difícil ponerse al día con las deudas", comentó.