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Trabajadores mueven un ataúd ayer viernes, en el Hospital de Lima Este-Vitarte, en Lima.
EFE

¿Por qué Perú se convirtió en el segundo país con más casos de COVID-19 en América Latina?

Una economía informal, aglomeraciones en los mercados y complejas condiciones de vida son algunos de los motivos. El Gobierno dispuso hoy prolongar la cuarentena hasta fines de junio, pero ha flexibilizado la realización de más actividades económicas.

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Hace más de dos meses, Perú destacó por ser el primer país de América Latina en ordenar una cuarentena obligatoria a nivel nacional. Actualmente, sin embargo, es el segundo país de la región con más contagios (supera los 100.000) y registra más de 3.000 muertes a causa del coronavirus. Las razones que explican esta dura realidad son variadas.

Una primera causa sería la informalidad de la economía peruana. Varios cálculos académicos estiman que alrededor del 70% de los trabajadores peruanos son informales. “Es población necesita salir diariamente para generar ingresos”, dice Ernesto Gozzer, profesor de la Facultad de Salud Pública y Administración de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). De hecho, ha sido muy común ver a lo largo de cuarentena –especialmente en las grandes ciudades como Lima– a muchas personas trabajando en la calle, debido a que viven del día a día. Ello habría tenido un impacto en la tasa de contagios, ya que, al haber más personas circulando o teniendo contacto, la posibilidad de que el virus se transmitiera aumentó.

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También han sido claves las condiciones de vida. Actualmente, hay un fuerte hacinamiento en los hogares peruanos, especialmente en las zonas urbanas, las más afectadas por el virus. Un estudio realizado en 2017 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) indicó que poco más del 25% de los hogares peruanos urbanos estaba integrado por cinco o más miembros. En esa misma línea, otro elemento que también influyó, de acuerdo con algunos expertos, es que no todos los peruanos tienen una refrigeradora, lo que obligó a muchos ciudadanos a salir varias veces a la para comprar alimentos. El estudio del INEI de 2017 indicó que 51% de los hogares peruanos no tenía una congeladora o refrigeradora.

Las aglomeraciones en los mercados también fueron determinantes. Ricardo Fort, investigador principal de Grade, un think tank peruano sin fines de lucro, señala que, aunque durante la cuarentena las personas no recorrieron grandes distancias, los lugares a los que se movilizaron para realizar sus comprar, en muchos casos, eran zonas de alta aglomeración y con pocos cuidados sanitarios. “Además, las personas que visitaban esos lugares regresaban a hogares con altos niveles de hacinamiento y con una fuerte presencia de adultos mayores”, explica Fort. 

Para Gozzer, el hecho de haber mantenido por tanto tiempo un toque de queda más estricto en algunas zonas –como las regiones de la costa norte y del oriente– generó aglomeraciones que derivaron en más contagios. “En los sitios en los que el toque de queda empezaba a las 4 p. m., los lugares de venta de alimentos cerraban a las 2 p. m. Ello hizo que las personas tuvieran menos horas para comprar, lo que produjo que hubiera una mayor cantidad de gente en las calles”, señala el catedrático de la UPCH.

A estas razones, según los especialistas, se suma la baja inclusión financiera (muchas personas cobraron bonos entregados por el Estado de manera presencial en los bancos, por ejemplo) y la precariedad del transporte público. “Se dejó del lado el hecho de que el virus camina con la gente”, dice Fort. Los expertos, sin embargo, también coinciden en que declarar la cuarentena de manera rápida fue una medida oportuna, debido a que se evitó que la tasa de letalidad sea mucho mayor a la actual e impidió que el sistema de salud público –bastante débil antes de la crisis sanitaria– colapse por completo en pocos días.

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Futuro y soluciones

Este viernes el Gobierno peruano decidió prolongar la cuarentena obligatoria hasta el 30 de junio. De acuerdo con el presidente Martín Vizcarra, también se flexibilizará la realización de ciertas actividades productivas.

Según informó el mandatario, entre las organizaciones que podrán operar desde el lunes 25 de mayo –una vez que obtengan la autorización gubernamental para hacerlo– figuran peluquerías, tiendas de productos electrónicos, clubes de fútbol profesional, aplicaciones de delivery, entre otros. Estas actividades se suman a las ya autorizadas desde la semana pasada, como restaurantes de alta facturación, la pesca, la gran minería, etc. En total, el Gobierno ha diseñado un proceso de reapertura económica de cuatro fases. La primera empezó el 11 de mayo, la segunda iniciará en junio y las dos últimas en julio y agosto. 

En el terreno sanitario, el Gobierno también anunció que potenciará su capacidad. Según explicó Vizcarra, Perú tendrá 20.000 camas de hospitalización para pacientes de coronavirus (actualmente tiene cerca de 10.000, según información oficial). Además, para esa misma fecha, Vizcarra manifestó que el país duplicará las camas en las unidades de cuidados intensivos destinadas a estos pacientes (se pasará de 1.000 a 2.000).

Para los especialistas, hay varios campos en los que la estrategia del Gobierno debería fortalecerse o, incluso, modificarse. Por ejemplo, Ricardo Fort, de Grade, opina que sería más óptimo implementar una estrategia focalizada en zonas de alto riesgo. Para el investigador, en paralelo al distanciamiento social y las medidas sanitarias, es necesario identificar las zonas más vulnerables –barrios y urbanizaciones– a través de una encuesta nacional de muestreo epidemiológico. “Implica hacer pruebas a una muestra de la población. Eso servirá para saber cuáles son los focos de contagio y cuál es porcentaje de contagiados”, señala.

Una vez identificados esos territorios, Fort propone que se ejecuten medidas relevantes en estos, como realizar pruebas, empadronar y aislar a la población vulnerable, repartir alimentos, entre otras. Para este proceso –añade el investigador– el Gobierno debería trabajar conjuntamente con organizaciones populares, como las juntas vecinales. “Lo bueno es que todas esas organizaciones están registradas en los municipios”, comenta.

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Para Mariana Leguía, directora del Laboratorio de Genómica de la Pontifica Universidad Católica del Perú, el país necesita trabajar en el fortalecimiento de las redes de laboratorios locales dedicadas al diagnóstico de coronavirus mediante pruebas moleculares. “Ello va a permitir identificar a las personas que son positivas casi a tiempo real”, sostiene. Leguía propone, además, que se generen equipos dedicados a monitorear a las personas contagiadas y a sus contactos.

De acuerdo con Ernesto Gozzer, el levantamiento de la cuarentena debería ser gradual. Sin embargo, según el catedrático, en las regiones donde la presencia del coronavirus es muy baja, ese proceso podría ser un poco más flexible (algo que no ha contemplado el Gobierno por ahora). Gozzer también señala que las actividades económicas, sociales y personales deberían aplicar cinco medidas de manera paralela: el distanciamiento físico de dos metros, el uso de mascarillas, contar con espacios ventilados, el lavado de manos y el aislamiento de las personas que presenten síntomas.

El futuro de Perú es desafiante. Además de las nuevas exigencias sanitarias para empresas, los peruanos afrontan el reto de cambiar varios de sus hábitos. Un camino complejo de transitar para muchos ciudadanos.

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Hugo Flores

El Mundo

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